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La involución de una especie
Más de 150 años después de la publicación de El origen de las especies, Charles Darwin debe otra vez pelear para demostrar que su teoría evolucionista debe sobrevivir por ser la explicación más adaptada.
El fin de semana pasado, en el mayor foro científico del mundo, el congreso anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por su sigla en inglés) en Vancouver, Canadá, se discutió la escasa formación sobre el evolucionismo en Estados Unidos y sus consecuencias para el planeta.
“La evolución es la primera prueba sobre la vanguardia del movimiento anti ciencia en Estados Unidos”, dijo Kenneth Miller, biólogo y docente de Brown University en Rhode Island.
Según Miller, quien se definió como católico practicante, en una encuesta realizada en 33 países sobre comprensión de la evolución, Estados Unidos resultó penúltimo. En ese país hay una fuerte presencia de religiones como las protestantes (Adventistas, Testigos de Jehová, Mormones entre ellos) cuya prédica es antievolucionista. El último en la lista es Turquía.
Frente a una audiencia formada en su mayoría por científicos estadounidenses, Miller sostuvo que es la presión de determinados grupos religiosos en contra del evolucionismo lo que genera la tan extendida negación sobre cambio climático en dicho país.
Gustavo Bardier, biólogo evolucionista del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), explicó: “Para el creacionismo, la naturaleza permanece tal como la creó dios y admitir el cambio climático es reconocer una alteración drástica”.
En el caso de la educación pública uruguaya, Bardier afirmó que la laicidad “da una cierta independencia religiosa que tal vez a veces peque de lo contrario que sucede en Estados Unidos: se enseña solo la teoría evolucionista y el creacionismo no se la tiene en cuenta ni siquiera en un sentido figurado”.
De hecho, el investigador contó que ha tenido más discusiones en el ámbito académico nacional por no oponerse de forma rotunda al libro Génesis de la Biblia, antes que por defender el evolucionismo.
Incluso, en su ensayo La teoría evolutiva de la coexistencia pacífica, publicado en el último boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay, Bardier cita renombrados autores que reconocen las falencias del evolucionismo y propone una nueva alternativa.
Pese a ello, destacó que la censura religiosa a la teoría de Darwin en Estados Unidos es nociva hasta en el ámbito político.
Falsa dicotomía
A fines de enero, el Senado de Indiana votó un proyecto de ley que obliga a la “instrucción de varias teorías sobre el origen de la vida” de “múltiples religiones” en la educación, donde se menciona específicamente la enseñanza del creacionismo. Miller contó durante el congreso de AAAS que a sus alumnos más religiosos les explica que ciencia y religión son más un complemento que una dicotomía.
“El nacimiento de la revolución científica fue en gran medida financiado por la Iglesia, porque en casi todo el mundo las primeras universidades y las primeras investigaciones científicas fueron realizadas por personas que pensaban que la exploración de la naturaleza era una manera de alabar a Dios”, dijo el investigador estadounidense.
Entre los ejemplos que citó, Miller nombró al fraile austríaco Gregor Johann Mendel, considerado el padre de la genética, y al sacerdote católico belga Georges Lemaitre, quien desarrolló modelos matemáticos que terminaron siendo la base para la teoría del Big Bang.
Los cinco días de reunión en Vancouver tuvieron como cierre la preocupación por la formación científica del público general, donde los estadounidenses y su involucionismo se destacó como ejemplo.
