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La millonaria venta de Harvard en Uruguay que agita el negocio forestal

La universidad estadounidense se desprende de unas 55 mil hectáreas; para la operación se emitirá un fideicomiso por US$ 330 millones que tendrá a las AFAP como protagonistas
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08 de abril de 2019 a las 05:00

El negocio de la forestación en Uruguay ha sido uno de lo más pujantes en la última década y no solo por el envión natural que la imprimen las dos plantas de celulosa (UPM y Montes del Plata) y otra que prácticamente está en las gateras (UPM 2). La entrada y salida de distintos de fondos de inversión (en particular aquellos que son más conservadores y apuestan a la estabilidad como los fondos de pensión) ven a estos activos como una opción para rentabilizar sus inversores, más aún en un contexto de tasas de interés bajas como el actual. Por ello, es habitual que entren y salgan distintos jugadores por transacciones millonarias para la escala del mercado inmobiliario local.

Una de esas operaciones pesadas será la venta de un activo forestal integrado por 60.094 hectáreas (ha) que demandarán una inversión de unos U$ 319 millones. El paquete incluye 55.478 ha (34.742 plantas con pino y eucalyptus Grandis), que actualmente son de propiedad de la prestigiosa universidad estadounidense de Harvard. Este inversor había desembarcado en Uruguay en 2006 y se encargó del desarrollo y plantaciones de esas tierras por medio de dos sociedades. La operación también incluye los derechos de explotación forestal y bosques implantados en otras 4.616 ha de tierras arrendadas.

El comprador será Agroempresa Forestal (AF), la firma que ya emitió tres fideicomisos financieros forestales denominados Bosques del Uruguay I, II y III, por US$ 50 millones,  US$ 70 millones y US$ 190 millones, respectivamente, que abarcan una superficie de 60 mil ha (ya casi en su totalidad forestados).

Para hacerse de las tierras de Harvard , AF emitirá este miércoles en la Bolsa Electrónica de Valores (Bevsa) su IV fideicomiso financiero por US$ 330, que solo supera los tres anteriores en su conjunto (US$ 310 millones). Los destinatarios de esa colocación, serán básicamente inversores institucionales como las AFAP, que participaron en los tres anteriores, supo El Observador.

En octubre de 2017, la Harvard Management Company, la empresa que administra las inversiones de esa universidad, informó que disminuirá en US$ 1.000 millones el valor de su portafolio en recursos naturales en todo el mundo por su magro desempeño. Dentro de ese paquete, estaba la venta de sus tierras en Uruguay.

El proyecto y las dudas

De acuerdo al informe de riesgo que elaboró la consultora Care para la emisión del IV fideicomiso de AF, del patrimonio forestal se proyecta una cosecha total de unos 18 millones de m3 (metros cúbicos) de madera de eucalyptus para aserrío (66%) y pulpa a lo largo de los 20 años de vida del proyecto. La facturación estimada durante el ciclo del proyecto es de US$ 1.939 millones. La TIR (tasa de retorno) estimada para el inversor es de 7,67% anual en dólares en términos constantes, con un rango de 5,30% y 10,12, según cambios en cómo pueda fluctuar el precio de la tierra y/o la madera y costos operativos (fletes).

Algunos supuestos que fijó AF para quedarse con la mejor oferta y ser el adjudicatario de esas tierras, despertó algunos cuestionamientos de agentes del negocio forestal. Para Álvaro Pérez del Castillo, gerente general de la consultora forestal Pike, es “difícil” pensar que Uruguay pueda exportar un gran volumen de madera de eucalyptus mediana y gruesa (la de mayor valor) al mercado de exportación por restricciones logísticas para su transporte con destino a Asia (China), que es el comprador por excelencia de madera bruta.

Esto porque la capacidad para transportar madera en un “flete barato” en contenedores a China tendría como máximo un volumen disponible de 400 mil m3 (metro cúbico) por año. De aquí a 5 cinco años, Uruguay tendría un potencial de producción de 5 millones de m3 de madera. “Suponer que que toda la madera gruesa y mediana se pueda exportar y tenga un precio superior a la que utiliza la celulosa (fina) es un supuesto muy arriesgado”, consideró.

La tonelada de madera para celulosa puede valor unos US$ 60 por m3, pero con los fletes que hay en Uruguay su precio se reduce a un rango de US$ 6 y US$ 12 por m3. En tanto, la madera gruesa de eucaliptus en pie tiene un valor de unos US$ 40-50 por m3.  

La otra opción que podría hacer más atractivo el negocio sería que esa madera gruesa pueda ser procesada por aserradores locales, pero, según Pérez del Castillo, pensar en inversores de ese tipo en Uruguay hoy parece algo lejano el tiempo dada la coyuntura sindical y de competitividad para ese tipo de emprendimientos.

Precisamente, consultado por esas observaciones, el presidente de AF, Francisco Bonino, se mostró optimista sobre el futuro del negocio para la madera en Uruguay. Precisó que en el plan  de negocios del IV proyecto, “está contemplado” que un porcentaje de la madera gruesa deberá destinarse al mercado interno para atender la demanda de las plantas de celulosa.

Por otro lado, dijo que actualmente en los embarques de pino que está haciendo Uruguay con destino a China, se está dejando una bodega para llevar eucalyptus grueso, lo que abre otra opción para transportar un volumen superior a los 300 mil m3.

Asimismo, el ejecutivo se mostró confiado en que en el correr de los próximos años lleguen inversores extranjeros interesados para invertir en aserraderos para agregar valor a esta materia prima.

“Vamos a hacer una fuerte apuesta en el exterior para que Uruguay tenga una nueva planta industrial”, anunció Bonino El Observador.

En ese sentido, indicó que AF puede ser un “socio estratégico” para estos proyectos porque puede asegurarle la provisión de materia prima por 20 años. Por otro lado, la obra del ferrocarril para la segunda pastera de UPM también ayudará a reducir los costos logísticos del sector, uno de las principales barreras que tiene en Uruguay.

Otra de las versiones había apuntado a una supuesta sobrevaloración de los activos de Harvard en Uruguay, en una cifra cercana a los US$ 100 millones. Sobre este punto, Bonino dijo que una tasación parcial que circuló -y tuvo acceso- “es incompleta”, además de contar con algunas inconsistencias. En ese sentido, consideró que fijaba un valor irrisorio de la tierra de US$ 1.800/ha, un precio que está como mínimo unos US$ 1.200 por debajo de la cotización de una campo forestado que hoy que ronda los US$ 3.000. En su plan de negocios, AF fijó un valor para la tierra de US$ 2.650/ha.

Además, Bonino señaló que a la cifra de las plantaciones de eucalyptus valuada por esa firma en US$ 183,7 millones, hay “que sumarle” otros US$ 60 millones correspondiente a las plantaciones de pinos. Asimismo, dijo que la fecha de esa valuación externa es al 30 de junio de 2018, y la que realizó AF fue al 31 de diciembre de ese mismo año. Explicó que durante ese tiempo el crecimiento de los bosques implica una suba del orden de los US$ 18 millones. A esto hay que sumarle que la TIR que utilizó el tasador fue del 9%, mientras que la de AF fue de 7,67%, por lo que hay sumar otros US$ 16 millones más.

“Un cuento creíble” para las AFAP

El Observador consultó a dos AFAP para conocer su visión sobre el IV fideicomiso forestal de AF.“Cada una de las cuatro AFAP hace sus propios estudios en forma independiente y evalúa sus inversiones. Parece difícil que todas estemos apostando un mal negocio”, dijo una.

En tanto, otra relativizó las diferencias en torno a la valoración de los activos de Harvard y consideró como un “un cuento creíble” el proyecto liderado por Bonino. En ese sentido, el informante citó la visión que el año pasado dejó en Uruguay uno de los gurúes a nivel global en la valuación de empresas, Aswath Damodaran. En una charla que brindó en el Piso 40, el experto hizo hincapié en que había diversas formas y diferencias a la hora de valuar una empresa y que lo que terminaba siendo clave era la historia o relato que se terminaba construyendo sobre un activo. “En nuestro caso estamos conformes con el desempeño de los fideicomisos anteriores”, indicó la fuente de la AFAP.

Bonino reconoció que el desempeño del primer fideicomiso tuvo una rentabilidad algo menor a la proyectada por tener algunos costos financieros asociados, pero no así el II y el III que han superado las previsiones y compensado ese menor retorno. En ese sentido, dijo que sumando los tres fideicomisos, se ha ganado unos US$ 16 millones.

Por otra parte, el presidente de AF tampoco consideró que exista un riesgo de concentración de la AFAP en su negocio, ya que la cuotaparte de los fondos de pensiones en este tipo de fideicomisos en su empresa trepara del 3,5% al 6% cuando se emita el IV.

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