Mundo
La mitad de la población afgana sufre de inseguridad alimentaria, según la ONU
Cuando se cumple un año de la retirada de Estados Unidos tras 20 años de ocupación militar y la reasunción en el gobierno del Talibán cuyo desplazamiento había sido uno de los objetivos de Washington, Afganistán está sumido en una situacióncrítica en la que se suman los problemas heredados por la devastación causada por la guerra a catástrofes naturales y la falta de recursos de un gobierno ineficiente para resolver temas cruciales como la deficiente alimentación de los afganos.
En el último año, el país sufrió un terremoto que dejó más de mil muertos y gran destrucción material. Tras un período de sequías devastadoras, una reciente inundación se cobró la vida de no menos de 120 personas, destruyó miles de viviendas y obligó al desplazamiento de 8.000 personas.
Este martes, Martin Griffiths, el secretario adjunto de la oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), ha emitido una alerta sobre el riesgo inminente de que 6 millones de afganos que ya viven en la pobrezasufran de inanición y urgió a restaurar fondos de ayuda económica para colaborar con el país que enfrenta una crisis múltiple en los terrenos humanitario, climático, económico, alimenticio y financiero.
Más de la mitad de la población de 40 millones de personas necesita asistencia y aproximadamente 19 millones padecen distintos niveles de inseguridad alimentaria, es decir no reciben alimentos con la regularidad, cantidad y calidad necesaria para mantenerse saludable.
La situación puede empeorar según Griffiths por los aumentos de precios de los combustibles y los alimentos que se esperan para el invierno.
El año pasado, las ONG que colaboran con la ONU pudieron concretar una serie de iniciativas de ayuda que alcanzaron a 23 millones de afgano, pero ahora se necesitan en forma urgente unos US$ 614 millones para enfrentar el invierno construyendo refugios, y proveyendo ropa, colchones y mantas a la población. Se necesitan otros US$ 154 millones para la compra de alimentos y otras provisiones antes de que el clima impida el acceso a las áreas remotas del país.
“La ayuda humanitaria no puede reemplazar los servicios estatales para 40 millones de habitantes, y está claro que el Talibán no posee los recursos necesarios, por lo que debería iniciarse algún tipo de apoyo al desarrollo”, argumentó Griffiths.
Con más del 70% de los afganos viviendo en áreas rurales, si la agricultura y la ganadería no encuentran alguna forma de ayuda y protección, millones de vidas estarán en peligro por la incapacidad de producir alimentos en un momento en que la crisis financiera y bancaria disminuye la capacidad del gobierno para enfrentar la situación.
En el Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador ruso Vassily Nebenziacriticó duramente a los Estados Unidos “por los ignominiosos 20 años de guerra” que sostuvo en Afganistán junto a sus aliados de la OTAN y los acusó de inacción para reconstruir la deteriorada economía afgana, dejando un semillero de terrorismo y producción de narcóticos.
Nebenzia agregó que “en lugar de apoyar la reconstrucción del país, bloquearon sus recursos financieros y lo desconectaron del SWIFT”.
El embajador chino Zhang Jun también responsabilizó a Estados Unidos y sus aliados de evadir su responsabilidad y abandonar al pueblo afgano cortando la ayuda para el desarrollo y congelando sus activos como una forma de bloqueo y aislamiento.
Por su parte, la embajadora norteamericana, Linda Thomas-Greenfield, contestó que la responsabilidad por la situación recaía en el Talibán que impuso políticas represivas y transformó al país en un refugio seguro para Ayman al-Zawahiri, el líder de Al Quaida que fue finalmente muerto por un dron estadounidense el 31 de julio.
Las visiones contrapuestas y las acusaciones mutuas de los representantes de Rusia y Estados Unidos reflejan en este tema las posturas globales de ambas potencias, cuyo enfrentamiento se ha profundizado desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
