La odisea de seis uruguayos para salir de Ucrania evitando la guerra: escasez, frío y tiros

En pocos días Cecilia cumple 24 años y hasta el pasado 14 de febrero estuvo junto a sus cuatro compañeros que tienen entre 20 y 28 años en el país que hoy lamenta al menos 200 muertos a causa de la invasión rusa.

Si bien estaban al tanto de la escalada de tensiones y de las amenazas de Putin que hacían suponer un ataque, no imaginaban que la guerra estaba a punto de desatarse.

“Ellos iban a viajar el 15 de febrero, pero se filtró una información de que no iban a atacar hasta fines de febrero, después de los Juegos Olímplicos, cuando hubiese un mejor clima, por eso no viajaron”, relata la compañera de trabajo de los cuatro jóvenes desde Chipre, país que ellos también tenían como destino original.

“Pero todo se precipitó y ya era demasiado tarde”, sostuvo Cecilia.

Salvo Joaquín, que se encontraba en Lviv cuando avanzaron las tropas rusas, todos estaban en la frontera entre Ucrania y Rumania.

Aunque tan solo un tren los separaba de su salida de la guerra, para Alan, Camila y Sebastián fue imposible subir a alguno de los vagones que los llevarían directamente a Rumania. Según relataron sus compañeros, pasaron horas sin comida, cansados y con frío. “Había muchísima gente esperando los trenes, nos dijeron que era muy caótico, incluso cuando había mucho amontonamiento los de seguridad disparaban al aire”, detalló Cecilia en base a las comunicaciones mantenidas con los uruguayos.

Casi a las 20 horas de Uruguay (00:53, hora europea de este domingo) la joven recibió el último mensaje en varias horas de parte de sus amigos.

“No podemos ir a Rumania. Estamos en la frontera con Polonia. Está complicada la situación. No sé qué pasará. Estamos bien”. Cada vez con menos batería en sus teléfonos móviles, los jóvenes continuaron con su periplo enviando escuetos mensajes para salvaguardar la conexión con sus familiares.

Varios de sus compañeros coincidían en que iban ya por el tercer día de intentos por salir del país sin éxito, por lo que sus amigos y allegados se pusieron en campaña a través de las redes sociales dirigiéndose al presidente Luis Lacalle Pou y al Ministerio de Relaciones Exteriores pidiendo para que no quedaran olvidados.

Otra de sus allegadas relató que desde el pasado viernes se mantenían en contacto con cancillería por ellos. “Mientras no cruzaran la frontera no podían hacer nada. De todos modos, estuvieron bastante atentos”, destacó.

Dieciséis horas después de aquel último mensaje, a las 12:36 Joaquín confirmó a sus amigos que había podido cruzar a Polonia al igual que Alan, Sebastián y Camila. “Están los cuatro en Polonia”, confirmaron varios de sus amigos a El Observador, al tiempo que también ratificaban que Carlos De Pena y otro uruguayo llamado Bruno Moscovich se encontraban en Modalvia. Todos a salvo.

La salida de Moscovich y De Pena

Bruno estaba desesperado en un apartamento de la capital ucraniana. Estaba solo. Sus únicos contactos con cancillería habían sido con la encargada de negocios en Rumania y con un funcionario de Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores. Bruno no sabía lo que hacer ni cómo salir y, en la medida que no lo hiciera, los diplomáticos uruguayos le decían que poco podían hacer por él.

La situación llegó a oídos de la vicecanciller, Carolina Ache, quien enseguida se puso en contacto con él para darle aliento y transmitirle que harían todo lo posible por sacarlo. Desde ese momento la subsecretaria siguió en contacto permanente con el uruguayo. 

Bruno terminó en el búnker en el que estaba el futbolista uruguayo de Dínamo de Kiev, Carlos De Pena, junto a 37 brasileños. 

Del hotel en Kiev se fueron en seis autos hacia una estación de tren, en donde tomaron un tren a Chernovtsi. Luego de más de 17 horas hicieron el cruce hacia Moldavia y de ese país a Bucarest en ómnibus durante varios horas más. Allí tomarán un avión hacia París, el último destino europeo antes de llegar a Montevideo. Las gestiones y la logística corrió por cuenta de Itamaraty, la cancillería brasileña.

"Un grupo de 39 personas (37 brasileños y dos uruguayos), que salió de Kiev, llegó a la embajada de Brasil en Rumania. Todos están sanos y salvos", escribió el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, este domingo en su Twitter. 

"Del grupo, los jugadores del Shakhtar Donestk y sus familias recibieron todo el apoyo de la UEFA, que pagó el transporte por carretera y el alojamiento en Bucarest. La Embajada ha establecido un puesto de avanzada en la frontera con Moldavia (en el camino entre Kiev y Rumania) para recibir a los brasileños que puedan llegar extraviados por esa región fronteriza.  Estamos a la espera de la manifestación de interesados ​​para regresar a Brasil, donde ya pusimos a disposición dos aeronaves KC-390 de la Fuerza Aérea Brasileña", expresó Bolsonaro en una serie de tuits.

De Pena había detallado, en las últimas horas, el deterioro de la situación. "Seguimos en Ucrania. Nos encontramos cansados, se acaba el agua y la comida; pedimos ayuda por favor!!!", había tuiteado el jugador este viernes. 

De Pena y Moscovich volverá a pisar Montevideo en estas horas, aunque probablemente aún sientan el sonido de la guerra en sus tímpanos. 

Además de estos seis uruguayos hay otro compatriota que logró salir. El Ministerio de Relaciones Exteriores informó que solo quedaban dos uruguayos en Ucrania, que estaban bien de salud y cuya salida era "inminente".