El pueblo argentino (al menos en Buenos Aires) está festejando el título mundial de una manera nunca vista.
Miles y miles de personas se lanzaron este martes a las calles, cortaron autopistas y avenidas, esperando el bus con los futbolistas y la Copa del Mundo, que salió de Ezeiza al mediodía y tiene previsto pasar en algún momento por el Obelisco.
Entre tanta euforia, también suceden accidentes, producto de la locura y del alcohol.
El domingo, durante el partido, un hincha corrió hacia una pileta y se reventó contra una puerta de vidrio.
Otro hincha murió asfixiado en Bahía Blanca, después que una bandera que llevaba en el cuello se enredara en la moto.