Velorio de Arana en el atrio de la IM
María Eugenia Scognamiglio

María Eugenia Scognamiglio

Periodista de actualidad

Nacional > DESPEDIDA

Montevideo despidió a Mariano Arana, un hombre que sabía mirar (y nunca era al suelo)

La ciudad recordó al dos veces intendente, ministro, senador y edil como un frenteamplista preocupado por la democratización del espacio urbano, la estética y la "vivienda popular"
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05 de junio de 2023 a las 18:38

Aunque sus colegas de la Vertiente Artiguista le decían que no fuera, que había que subir escaleras, él agarraba su bastón y aparecía en las reuniones del sector frenteamplista al que se incorporó en 1989. Hasta hace poco tiempo, Mariano Arana pasaba horas dando su mirada sobre la realidad política, el Frente Amplio, y soltando alguna ironía en esas reuniones, porque "tenía un humor inteligente", según su correligionario, el senador Enrique Rubio.

Arana no se veía a sí mismo como un político, sino como un arquitecto. Cuando Líber Seregni le ofreció postularse a la Intendencia de Montevideo en 1984 –cargo que finalmente ocupó por primera vez en 1994– Arana le respondió: "¿Pero usted me asegura que no voy a salir?”. No solo salió años después del ofrecimiento, sino que fue reelecto en el 2000. 

Desde ese cargo conjugó sus dos costados: la pasión por las obras y el urbanismo, y el Arana político que con el que Seregni insistió y que ya se había venido forjando en su juventud, durante los años de estudios en la Facultad de Arquitectura.

El arquitecto Luis Alberto Olaizola fue su compañero de clases durante "seis o siete años, porque Mariano se atrasó" en la carrera, contó en la entrada al atrio de la Intendencia de Montevideo, donde políticos y personalidades despedían a Arana. "Él era un demócrata social", lo definió su amigo Olaizola, con quien Arana todavía mantenía encuentros.

Cortejo fúnebre hacia la Huella de Seregni

"Mariano miraba las cúpulas y no el suelo. Sabía contemplar la belleza del entorno porque sabía mirar", comentó una vecina que se acercó a despedirlo. 

En 1996 estaba pronto el proyecto para construir la Torre de los Profesionales, sobre la calle Yaguarón. Arana era intendente.

"Vio el proyecto y vio que cortaban la anacahuita. Hizo cambiar el proyecto y no lo autorizaba si no cambiaban todo el edificio para salvar la anacahuita, que sigue ahí", contó el senador Rubio, y agregó: "No se podía andar el auto con Mariano. Veía algo que le había pasado inadvertido e inmediatamente paraba y atrás estaba la cola de los que estaban tocando bocina. Hizo que levantáramos la cabeza y valoráramos las hermosas cosas que tenemos y que no pueden ser destruidas". 

Una mirada atenta del entorno, casi obsesiva, y su militancia política fueron las características que remarcaron sus allegados durante este lunes. Primero en el atrio de la Intendencia de Montevideo, donde se reunieron para velarlo la intendenta Carolina Cosse, senadores y diputados frenteamplistas, jerarcas de gobierno como el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, que lo definió como una persona "emblema de su partido" y que "presagió a la política nacional y al Frente Amplio", el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres o la vicepresidenta Beatriz Argimón. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, le envío condolencias y saludos a la familia a través del presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira.

Velorio en el atrio de la IM

"Gracias arquitecto. Gracias a usted tenemos nuestra casita", decía un mensaje dedicatorio en el libro en blanco, colocado junto al cajón. Es que Arana, además de ser dos veces intendente, también fue ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente entre el 2005 y 2008. Y para sus correligionarios fue una figura preocupada por la vivienda. "Tenía una pasión por las cooperativas", dijo Rubio. 

El exministro de Defensa e integrante de la Vertiente Artiguista José Bayardi también lo remarcó: "Tuvo una especial dedicación por la vivienda popular. Por el cooperativismo, por hacer de los barrios de los trabajadores, barrios habitables y con estética", dijo.

José Mujica y Lucía Topolansky en el atrio de la IM

Después, durante la tarde, el cortejo fúnebre partió hacia la Huella de Seregni, pasó por la Facultad de Arquitectura y se dirigió al Cementerio del Buceo. El cajón, envuelto con una bandera del Frente Amplio y otra de la Vertiente Artiguista, fue despedido por última vez a través de la voz del presidente del FA, en acuerdo con la familia.

Mientras tanto, una mujer lloraba. "Militó hasta el último momento", la consoló la directora de Cultura de la IM, María Inés Obaldía.  "Yo lo vi y le dije: ¿Cuántos años tenés? 'Voy a cumplir 90', me dijo. Y yo le dije que tenía 89, ¿me esperás?. 'Te espero, sí, nos vamos juntos", le bromeó Arana a la mujer. El Frente Amplio iba a organizar el cumpleaños 90 de Arana en la Huella de Seregni. Y el plan no se frustró a pesar de su muerte porque Pereira propuso en su discurso hacer el festejo.

"Por primera vez empezamos a ver a Montevideo desde su parte más bonita, desde su parte más preciada, de los cuidados que había que tener. Y tal vez por su propia lógica podría estar bailando un tango o una milonga, visitando un barrio periférico, conversando de los problemas de la salud o de la limpieza. Caminando por la ciudad, en cualquier obra de teatro", dijo Pereira.

Después de haber sido dos veces intendente, ministro y senador fue edil. "No había quién lo sacara de la Junta", dijo Pereira. Pero siendo intendente fue a la Junta a presentarles un plan urbanístico a los ediles y en la versión taquigráfica de archivo quedó plasmado lo que el propio Arana llamó "la batalla por la democratización del espacio urbano", que, según sus allegados, tanto lo desvelada.

Arana dijo, frente a la Junta Departamental de Montevideo, el 11 de setiembre de 2003: "La gente sencilla, la gente de pueblo, comprendió que no se trataba solamente de defender hermosos edificios de esta ciudad (por cierto, los hay y en muy alto grado) o de cualquier otra ciudad en el mundo, sino que ese derecho a la belleza, a disfrutar de un excepcional patrimonio histórico, arquitectónico, urbanístico y paisajístico (que, en el caso de la ciudad de Montevideo es, sin duda, excepcional) era un derecho a la ciudad democrática, a la ciudad para todos; un derecho para el presente y para las futuras generaciones, que habrán de conocer, valorar y disfrutar esto que hoy queremos conservar y a la vez transformar, para enriquecer nuestra ciudad, nuestro patrimonio colectivo, aquello que nos identifica como comunidad".

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