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La resiliencia y la entereza que mostró Agustín Canobbio en su campeonato más difícil
Fue un semestre con sinsabores para Agustín Canobbio. A su gran rendimiento en el juego de Peñarol, se le sumó el dopaje adverso que se conoció a fines de setiembre, en pleno Torneo Clausura y por el cual aún espera la decisión final de Conmebol.
Tras jugarse el encuentro ante Sporting Cristal en Lima el 11 de agosto por la Copa Sudamericana, el futbolista fue sorteado para concurrir al control antidopaje que se conoció más el 24 de setiembre, un mes y medio después: adverso de boldenona, una hormona de crecimiento de uso veterinario.
Canobbio negó en todo momento que hubiera ingerido absolutamente nada y enseguida se habló de una posible contaminación con la carne que comió en Lima.
“Este anabólico es uno que le echan a los pollos para engordarlos y venderlos. Todo esto ya está en manos jurídicas, confiamos en los abogados que están trabajando, tanto los de Peñarol como los de Paco Casal, representante de Agustín. Todo dependerá de lo que pueda suceder en la audiencia; nosotros lo que principalmente tenemos es impotencia ante la situación, porque apareció algo dentro del cuerpo de Agustín que no tiene nada que ver con el fútbol”, dijo su padre Osvaldo en “Vamos que Vamos” de AM 1050.
El futbolista no quedó suspendido y concurrió a Asunción para declarar personalmente ante la Conmebol.
Compareció junto a Peñarol ante la Comisión Disciplinaria de Conmebol para comenzar su defensa.
El abogado Horacio González Mullin, en plena audiencia en Asunción, recibió una buena noticia: “Mientras hacíamos la presentación en que la que informamos que había dos controles posteriores al de Lima sin resultado adverso, llegó el resultado del control realizado el 7 de setiembre y se nos paró el corazón porque si daba adverso con una concentración muy alta de la sustancia hubiera sido terrible, pero dio negativo. Ese día Agustín ya no tenía sustancia prohibidas lo que refuerza más nuestra teoría de la contaminación alimenticia", indicó.
La muestra B del control antidopaje que Conmebol le realizó el 12 de agosto a Agustín Canobbio también arrojó un resultado positivo (resultado analítico adverso en términos del Código Mundial Antidopaje).
De todas maneras, no quedó suspendido debido a que luego de que le llegó la confirmación a Peñarol tuvo 21 días para presentar sus descargos. El caso aún sigue abierto.
El momento futbolístico
Pese a todas estas idas y vueltas, Agustín Canobbio mostró una gran entereza.
Dentro de la cancha no era fácil volver a jugar con todo ese peso sobre su espalda.
Sin embargo, el extremo aurinegro ha mostrado una capacidad anímica asombrosa que la trasladó al campo de juego. Era la resiliencia vestida de Peñarol.
No se perdió ningún partido, jugó por Copa Sudamericana y también por el Torneo Clausura y siempre fue tenido en cuenta por Mauricio Larriera, el técnico del club, que siempre lo apoyó, como así también el resto de sus compañeros.
Terminó como segundo goleador de Peñarol en este Torneo Clausura con tres goles, a dos del Canario Álvarez que fue quien más convirtió.
Pero eso no fue todo. Uno de los goles que convirtió fue justamente este sábado, con el Estadio Campeón del Siglo repleto y para el 1-0 transitorio contra Sud América en lo que era una final para conseguir el título del Torneo Clausura y la Tabla Anual.
Debido a todo lo que vivió en los últimos dos meses y medio, al término del partido y con el título conseguido, se desplomó en el césped llorando desconsoladamente. Era el momento que más había esperado, más allá de que aún falta enfrentar a Plaza Colonia para tratar de conseguir el Uruguayo, lo que sería la frutilla en la torta.
Lo de Canobbio ha sido un ejemplo de entereza ya que luego de lo sufrido, nunca bajó los brazos y hasta el final siguió rindiendo en gran nivel.
