La tos del gato, la astucia del zorro y la fuerza del león

(a) en el Partido Colorado, Sanguinetti descolocó a Talvi, desacomodó a Amorín, y generó impacto incluso fuera de la colectividad, con golpe al partido de Novick (tanto en electorado como en posibles apoyos empresariales);

 (b) el Partido Independiente celebraba la fórmula presidencial de “La Alternativa” y pocos días después liquidó esa experiencia, al ver que sus nuevos socios serían complicación para futuros acuerdos.

Ese episodio también pegó en el Frente Amplio, que terminó de comprobar que para las elecciones nacionales enfrenta a una alianza más ancha de lo que creía;

(c) en el Partido Nacional, Sartori cayó de la nada y con una fuerte inyección publicitaria, simpatía personal con toque novedoso, y encontró agrupaciones que aceptaron cambiarse de corriente a cambio de financiamiento. En poco tiempo quedó en posición desafiante de los dos principales caudillos.

(d) en el Partido de la Gente se dio otra factura; se fue el vice Faccello, el ex fiscal que creó un personaje popular y pintoresco se fue con los colorados, y sin aviso previo, un dirigente (Fernando Carotta) salió al cruce del fundador del lema, Novick, para competirle en la interna;

 (e) el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI) sufrió la escisión de una corriente que creó el Partido Verde Animalista, al que luego se sumó el abogado Gustavo Salle.

 (f) el general retirado Manini Ríos armó su propio partido, “Cabildo Abierto” y otro lema aprobado este verano, el Partido del Orden Republicano, considera bajarse de su condición y sumarse al “movimiento artiguista. Manini es de extracción colorada (riverista), pero ha votado a los blancos en las últimas elecciones, y sus seguidores son de partidos fundacionales, o sea que el partido nuevo restará apoyo a blancos o colorados

(g) el Frente Amplio buscaba el momento de salir de cierta modorra y poner su estructura militante en la cancha, pero se vio sorprendido por el escándalo de los tribunales de honor, el reconocimiento de crímenes de la dictadura y la remoción de siete generales. Fue un caso de gobierno, pero impactó fuerte en la interna; tanto como para que en redes internas, dirigentes cruzaran mensajes para ver cómo se paraban ante un hecho de esa naturaleza.

Uno de esos mensajes de análisis y advertencias, circuló por mensajes de telefonía entre “cuadros políticos” del MPP, con el título de “Qué rara tos tiene el gato”, en alusión a un viejo refrán de la desconfianza sobre los hechos.

En ese mensaje se plantea la necesidad de priorizar el objetivo político y no enredarse en hechos puntuales, para lo que cita a Nicolas Maquiavelo, en aquello de que “el león no sabe protegerse de las trampas, ni el zorro protegerse de los lobos” (el pensador florentino decía en su obra más influyente, que “hay que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos”).

Para los militantes que compartían el whats.app, hay que comprender que “el presidente (Vázquez) pelea como un zorro frente a una manada de lobos” y que esos “lobos” están en la oposición, la que venía entusiasmada hasta marzo, pero comienza a ver que corre riesgo de diluirse.

Agregaba que blancos y colorados ven “como sus fuerzas se reducen todos los días, (con) la disolución de sus proyectos chicos como La Alternativa y el Partido de la Gente” lo que “diluye la posibilidad de canalizar desencantados del FA que jamás votarían tradicionales”.

Y sobre el final, pedía volver a leer al filósofo chino Tzun Tzu, en especial esta referencia: “maniobrar con un ejército disciplinado es ventajoso, pero maniobrar con una multitud indisciplinada es largamente peligroso”. Eso lo expresaba como crítica a los partidos tradicionales y la posible alianza con PI y PG, con el argumento de que “no se trata de amontonar gente, sino de unificar mentes”.

En definitiva, el mensaje compartido por militantes tupamaros, advertía que atrás del caso de los militares había alguna intencionalidad política contra el Frente, que el episodio desnudaba como la oposición se está juntando para enfrentar a la izquierda, y sostenía que esa estrategia era equivocada porque sumaba fuerzas sin importar diferencias de ideas entre sus socios.

¿Si todo era tan favorable para el partido de gobierno, por qué tanta preocupación por el episodio?

Porque aunque el mensaje reflejó cierta complacencia con la evolución de la campaña, también desnuda inquietud. Ahí está la clave de esta campaña electoral: siempre hay incertidumbre en tiempo de votaciones, pero esta vez la realidad es más desconcertante.

Los frenteamplistas se regocijaron de problemas de dos posibles socios de la coalición de alternancia, pero saben que “el cuarto gobierno” está en riesgo. Sienten que no están bien y confían en levantar, pero el tiempo pasa y más allá de recuperación de algún punto en encuestas, no hay levante efectivo.

Empero, la inquietud en el oficialismo no se refleja con optimismo del bando opositor: unos y otros están tensos y con preocupaciones.

Ese ánimo generalizado, de inquietud alerta, se entiende por la cantidad de hechos inesperados, por el impacto difícil de prever, y por una sociedad que ha cambiado y no es fácil de comprender como hace la toma de decisiones electorales.

Pasado el feriado largo de otoño, los partidos entran en fase de campaña intensa; el año acumula hechos inesperados y novedosos, pero lo cierto es que las tendencias electorales de fin de 2018 no han cambiado por ahora.

En el micro mundo partidario se sobredimensiona el efecto de esos episodios, mientras que los que lograrán sacar ventajas, serán aquellos que sepan ser ágiles zorros para eludir las trampas, y fuertes leones para espantar lobos.