La vida después de Mambrú

Gerónimo Rauch, de 40 años, interpretó a Jean Valjean de Los Miserables en Buenos Aires, Madrid y Londres. También fue Jesucristo en Jesucristo Superstar. Ahora está por sacar su segundo disco solista, esta vez con canciones románticas en español que van desde Nino Bravo a Tiziano Ferro. Su productor es Humberto Gatica que trabajó, por ejemplo, con Barbara Streisand, Céline Dion y Michael Bublé.

El nombre de Rauch se hizo conocido en Argentina (y también en Uruguay) durante la crisis de 2002, cuando tenía 24 años. Telefé montó el reality show Popstars para generar agrupaciones musicales. Y del programa de televisión nacieron Bandana (conformada por mujeres) y Mambrú; ambas tuvieron su boom.

Rauch era uno de los integrantes de Mambrú y resaltaba en el quinteto por su capacidad interpretativa y potencia vocal. Después de esa experiencia meteórica, se volcó a los musicales. No le fue mal.

Cuenta que, en ese entonces, los fanáticos del rock o aquellos que no creían que hubiese esfuerzo ni mérito en presentarse en un reality los insultaban en la calle.

Mientras en Buenos Aires todavía lo asocian a la boyband desaparecida hace 12 años, en Madrid lo reconocen por su trabajo como artista de musical. Rauch viene de protagonizar Sunset Boulevard en la capital española.

Dirigido por Tomás Mayer Wolf –nuevo integrante de Les Luthiers–, el maestro Julio Frade al piano y una orquesta de 17 músicos, Rauch se presenta el próximo 20 de mayo en el Teatro Solís.

Son los musicales que se hicieron películas y películas que se hicieron musicales. Dentro de esa consigna entra de todo, desde Los Miserables, el Fantasma de la Ópera, Jesucristo Superstar, El Mago de Oz y La novicia rebelde. Hago un popurrí de canciones antiguas, de la primera época de los musicales. También algo popular argentino y canciones latinas.

Antes tenía un poco de todo pero no llegué a meterme en el lírico como cuando llegué a España. Había estudiado mucha comedia musical, con muchas referencias del pop.

Hicimos una producción pequeña, semi profesional de Jesucristo Superstar en el Teatro Bristol de Martínez (Buenos Aires) y filmamos una de las funciones. Subimos los videos a Youtube. ¡Oh, casualidad! Dos meses después renuncia el Jesucristo de España y empiezan desesperadamente a buscar a Jesucristo. Porque es un rol muy específico para ciertos cantantes. Y llegó mi video en manos de un amigo, un argentino que vive allá en España e interpretaba al apóstol Pedro. Se lo muestra a Judas y él dice: "Traigan a este chico a audicionar". Así que viajé y me quedé con el rol.

El teatro musical es un género que me exige al máximo y donde expreso todo.

Fue el musical que me llamó la atención por primera vez. Yo estaba en mi habitación, a los 13 años escuchando Freddy Mercury, Led Zeppelin, Pink Floyd y en la habitación de al lado se escuchaban otras cosas. Y de repente dije: "¿Eso qué es?" Y era el musical Los Miserables. Después empezamos a conseguir los videos de su aniversario, después del making of de Miss Saigón. Después El Fantasma de la Ópera. Mis hermanas y yo empezamos a interiorizarnos más en ese mundo. Freddy Mercury fue mi inspiración en el rock y Colm Wilkinson mi inspiración en los musicales. Porque él hizo al primer Jean Valjean.

Hay un buen mercado. Ahora está Sunset Boulevard, lo voy a ver la semana que viene. Lo que pasa es que es muy caro traer estos espectáculos. Estamos hablando de US$ 4 millones o US$ 5 millones. Pero en España ahora hay un mercado muy fuerte también. En Madrid acabo de hacer Sunset Boulevard. Allí están invirtiendo mucho. Lo mismo que pasa en Broadway y Londres, el pack turístico incluye dos musicales. Es algo que pasó a ser una visita obligada. Está el Rey León, Billy Elliot, van a hacer West Side Story, Anastasia. Están El guardaespaldas y Los Locos Adams.

Me gusta la idea de combinar la carrera, de poder ser yo el que se traslada para hacer mis conciertos e ir acercándome al público. Y también me divierte la rutina del musical, son ocho funciones a la semana, no es una tontería. Y la teatralidad con el desafío actoral. Quieras o no en los conciertos yo traigo los personajes, aparecen naturalmente, porque ya los tengo en mi cuerpo pero no tengo la máscara ni todo el contexto que hace que un musical sea mágico.

No. Porque yo soy parte de eso. Yo fui Mambrú y no reniego de mi pasado.

Habían pasado 12 años. Fue en la casa de mi hermana. Ninguno quiere la exposición mediática que tuvimos en ese momento. Los invité, nos volvimos a juntar porque realmente necesitaba, cuando hice el Luna Park el año pasado, cerrar una etapa. Nunca nos volvimos a juntar ni arriba del escenario. Entonces dije: "Es un lindo momento para compartir juntos arriba del escenario en una noche que va a ser única". Un Luna Park no se hace todos los días. Y no logré convencerlos. Estamos en etapas distintas de la vida y cada uno en sus proyectos artísticos. El mensaje fue como: "No queremos volver a ser Mambrú". Pero nos tenemos mucho cariño. Nos dimos cuenta de que el tiempo no pasó.

Fue lindo. Gracias a eso hoy estoy nuevamente en Sony Music, porque son el mismo equipo que me volvió a llamar. No tengo rencores. Sé que otros integrantes han destrozado la experiencia. Creo que crecimos todos de una forma y hoy somos otras personas gracias a Mambrú. Algunos no quieren lo que fue. Si pudieran borrar esa etapa, la borrarían. Sobre todo por el concepto de música que hacen ahora que es más indie. Mambrú hizo bien. Llegó en un momento en el que la gente necesitaba distraerse, divertirse. Bandana y Mambrú fueron eso.