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Violencia en las fiestas: qué dicen los expertos

Durante fin de año hubo cuatro homicidios, 21 heridos de arma blanca, y 13 heridos de armas de fuego que deben sumarse a los tres asesinatos sangrientos de Navidad
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03 de enero de 2020 a las 05:03

24 de diciembre a la noche. Un hombre irrumpió en la sobremesa de Nochebuena en La Comercial y asesinó a balazos a su expareja y a la hermana de la víctima; otro, casi a la misma hora, mató de una apuñalada a una joven de 18 años, hija de su expareja, que intentó frenar el ataque. En la misma madrugada, dos hombres fueron asesinados a balazos en Casavalle y Lezica.

30 de diciembre de madrugada. Un hombre golpeó a su pareja, la amenazó de muerte, y estaba dispuesto a matarla con un arma de fuego cuando llegó la policía y detuvo la tragedia. 

31 de diciembre a la noche. Una mujer de 24 años fue asesinada en Casabó de un disparo en la cabeza mientras estaba en una fiesta en Paso Carrasco, y otros dos hombres –con antecedentes penales– fueron heridos en el mismo lugar. En la misma jornada, además, otro hombre murió de varios disparos en Casabó.

Las fiestas de fin de año son momentos de encuentro familiar pero también de conflictos que llegan a su clímax más violento y que desencadena asesinatos o intentos de homicidos, como son ejemplos de este año algunos de estos casos.

"Son fechas que tienen implícitamente una carga simbólica muy importante –de llegar a un final y hacer una revisión del año–, junto a una cantidad de frustración vinculada a varias cosas, como planes no terminados", aseguró a El Observador Gustavo Álvarez, psicólogo forense y experto en seguridad.

En un comunicado publicado en su sitio web, el Ministerio del Interior lamentó que la violencia haya sido "la tónica" durante las fiestas de este 2019. Además de los cuatro homicidios registrados este 31 de diciembre, hubo 21 heridos de arma blanca y 13 de arma de fuego, se informó.

"Si bien los homicidios ocurridos fueron menos, la cifra de cuatro muertes en esa fiesta (en referencia a Nochebuena) no dejan de ser preocupantes para una sociedad que no merece esos índices de violencia", dice el artículo, que sostiene asimismo que ocurrió un "un incremento significativo de los lesionados por armas" en relación al año pasado.

Las estadísticas en este tema marcan que este período del año es uno de los más complejos en materia de delitos: diciembre y enero, según las cifras oficiales, son los meses en donde ocurren más homicidios, mientras que, a su vez, los días más violentos son sábado y domingo.

En ese sentido, las fiestas condensan algunos de los factores presentes de la época, agregó Álvarez: balance del año, reactivación de vínculos familiares que pueden estar dañados, y elementos como el alcohol que propician las agresiones.

"Todo eso sumado hace a un combo bastante importante que, en conjunto con la sensibilidad de las fechas, hace que algunas estructuras de la personalidad hagan un pasaje al acto", añadió el experto.

Roberto Mosera, psiquiatra y perito judicial retirado, hizo énfasis, por su parte, en los componentes "movilizadores" que tienen estos días en particular.

"Movilizan desde un punto de vista afectivo, con nostalgias, y hace que algunas personas se enfrenten a la soledad", aseguró.

Y afirmó también que tanto la soledad como la "distancia afectiva" o "elementos paranoicos" pueden desencadenar "reacciones violentas".

"Las fiestas nos enfrentan a uno mismo con los vínculos con la familia y hay gente que no le gusta y no puede asumir la soledad y la distancia con los más cercanos", añadió.

Y, al igual que Álvarez, el psiquiatra no desmerece el efecto que tiene el alcohol en todo ese conjunto de variables, ya que es un gran "desinhibidor de inhibiciones".

Las tres factores

La psicología criminal formula que el acto violento –o paso al acto– se compone de tres conjuntos de elementos: los predisponentes, los preparantes y los disparadores.

El también denominado Acting out tiene lugar cuando la persona alcanza un momento tal de tensión y frustración que el lenguaje o la capacidad de simbolizar queda en suspenso, y el individuo pasa sin más a la agresión.

"Es cuando se abandona todo aquello que mediatiza el lenguaje, la simbología implícita en 'yo lo mataría', 'yo lo voy a matar'; todo eso que queda en el registro simbólico, y cuando cae el lenguaje se hace un pasaje al acto directo", explicó Álvarez.

Los primeros factores –los predisponentes– son los que tienen relación con "la carga biológica y la primera infancia de la persona, su estructuración psíquica que la hace más o menos vulnerable a resolver conflictos mediante la violencia", según el especialista.

Los preparantes son los factores que tienen que ver con los "sesgos perceptivos" de la realidad del agresor, quien decodifica su entorno en términos de "quiénes es el más débil o eventual presa".

Y, por últimos, los disparadores son los motivos banales que llevan a que el atacante realice la agresión.

"Uno de los casos fue conocido por la prensa días atrás: el hombre que mató a una mujer luego de discutir por una ensalada", puso de ejemplo, al recordar al asesino de la joven 18 años que murió en su casa de Flor de Maroñas

 

 

 


 

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