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7 de febrero 2023 - 5:00hs

Tras la VII cumbre de la Celac, celebrada hace apenas días en la ciudad de Buenos Aires, muchos argentinos quedaron cautivados ante la figura del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, quien simplemente destacó el valor que representa la pluralidad de las diversas naciones en una comunidad de estados latinoamericanos y caribeños, mientras manifestó la incomodidad en dicha cumbre frente a la presencia de naciones que no representan gobiernos democráticos en la región. Aunque la declaración de la cumbre contempla el “compromiso con la democracia, la promoción, protección y respeto de los derechos humanos, la cooperación internacional, el Estado de derecho y el multilateralismo” el presidente uruguayo, Lacalle Pou destacó “hay países acá que no respetan la democracia, los derechos humanos ni las instituciones, … no puede haber aquí un club de amigos ideológicos”.

En esta cumbre se esperaban 33 mandatarios, y entre éstos fueron invitados por el presidente argentino, Alberto Fernández, los tres dictadores que presiden Cuba, Nicaragua y Venezuela. En los tres países se practican torturas, detenciones forzosas, asesinatos, ataques a opositores políticos, censuras a los medios de comunicación que no responden al régimen autoritario, ataques a periodistas y docentes que no coinciden con las ideas del régimen, intervención en la justicia, en el poder legislativo, mientras prolifera en las altas esferas del poder político de las tres naciones, una trama de corrupción que revela la presencia de dirigentes políticos ricos y una sociedad extremadamente pobre que vive no solo reprimida sino en la miseria.

De los tres dictadores mandatarios invitados por el gobierno argentino, asistió a la cumbre solamente el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, mientras que los gobiernos nicaragüense y venezolano se hicieron presentes a través de sus respectivos cancilleres, Denis Moncada por Nicaragua e Yvan Gil por Venezuela. Así, el presidente de Nicaragua Daniel Ortega no concurrió y tampoco lo hizo el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien fue especialmente invitado por el presidente Alberto Fernández. Maduro agradeció la "cordial invitación del presidente argentino”, quien en una entrevista para el diario brasileño Folha de Sao Paulo destacó que Maduro estaba "más que invitado".

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Sin embargo, Maduro decidió no concurrir frente a la amenaza de poder ser arrestado, ya que pesa sobre el mandatario venezolano un pedido de captura por su participación en el “Cártel de los Soles”. Se celebró en las calles, en los medios y en las redes sociales que Maduro no vino a la Argentina. Igualmente, me cuesta comprender por qué tanto festejo, porque estuvo muy bien que no venga el dictador Maduro a la Argentina, pero no estuvo nada bien que igualmente venga su canciller, quien desde 2013 se encuentra trabajando en diversas funciones en el gobierno autoritario venezolano. Así, aunque no haya arribado Maduro a la Argentina asistieron al foro de la Celac, representantes de tres naciones que son dictaduras.

Recapitulando, muchos argentinos quedaron subyugados frentes a las palabras del presidente uruguayo, que destacaba la presencia del pluralismo y que repudiaba la falta de democracia.

El 1 de enero asumió el reciente electo presidente de Brasil, Lula da Silva, y Lacalle Pou viajó al acto de asunción junto a Julio María Sanguinetti, expresidente y militante histórico del Partido Colorado en Uruguay y José Mujica, expresidente y militante histórico del opositor partido Frente Amplio. Pudimos ver a dos expresidentes y al actual presidente uruguayos que representan a tres partidos diferentes, viajar juntos para felicitar al nuevo presidente brasileño, y no pudimos ver al presidente saliente brasileño, Jair Bolsonaro que debía entregarle la banda presidencial al nuevo presidente de Brasil. Cualquier parecido con Argentina 2015 no es pura coincidencia, Cristina no es Lula y se parece mucho a Bolsonaro.

Tantas veces escucho amigos, colegas, docentes y periodistas que se preguntan ¿por qué no podemos tener un presidente como Luis Lacalle Pou? Y aquello que se me viene a la mente rápidamente es que, un montón de argentinos se embelesan ante un dirigente libertario, Javier Milei, que presume con orgullo haber reventado a piñas hasta destrozar un muñeco con la cara del ex presidente radical Raúl Alfonsín, un libertario que manifestó querer “pisar como una cucaracha desde una silla de ruedas” a un dirigente del PRO y que agrede sin pausa verbalmente con extrema violencia a la dirigencia del Radicalismo y de la Coalición Cívica.

También respondería que no podemos tener un presidente como Luis Lacalle Pou porque un montón de argentinos votaron en 2015 a Mauricio Macri, un presidente que nos prometió una lluvia de inversiones que nunca llegó mientras nos empobreció, nos endeudó más y cuando comenzó la pandemia se fue de viaje a disfrutar con su familia, en lugar de colaborar con una Argentina que estaba atravesando una crisis sanitaria nunca antes vista, además de que estuvo y está involucrado en actos de corrupción. Y respondería también que un montón de argentinos eligieron hace algunos años, y dos veces consecutivas, a una presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que defraudó tanto al Estado mediante actos de corrupción que terminó recibiendo una condena de 6 años, mientras manifestaba y manifiesta aun hoy ya como vicepresidenta, un estilo de gobierno autoritario y un claro alineamiento con las dictaduras del mundo.

Por eso, la pregunta de tantos argentinos se responde sola: no tenemos un presidente que respete los valores republicanos, que respete las diferencias, porque elegimos o posicionamos en primeros lugares una y otra vez a personajes que son intolerantes, violentos, irrespetuosos de las instituciones y corruptos.

Sandra Choroszczucha es politóloga y profesora de la Universidad de Buenos Aires 

Temas:

Argentina Corrupción Violencia

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