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Lacalle prometió “acción” en vez de "discursos" y aró el terreno para ley de urgencia

El nuevo presidente dijo que no asume con "complejos refundacionales" pero que "si la gente eligió un cambio es para la transformación"
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01 de marzo de 2020 a las 20:14

Los discursos inaugurales de un presidente siempre dejan algunas pistas sobre las prioridades del gobierno entrante y la filosofía de sus autoridades. El de Luis Lacalle Pou, el tercero más corto desde el retorno de la democracia –solo Tabaré Vázquez, en sus dos asunciones, fue más escueto–, tuvo como ejes la “austeridad” como principio rector de su gestión económica, la “recuperación del control” ante la “emergencia” en seguridad, los “cambios a la gobernanza” de la educación para frenar el “retroceso” en esa área y la "flexibilización" del Mercosur.

Pero más allá del repaso por área temática, el nuevo presidente aprovechó el discurso para reivindicar su concepción liberal, para tender puentes con los que piensan distinto y para legitimar algunas de las primeras acciones de su gobierno, en particular la ley de urgente consideración. 

Si bien la nombró solo una vez y al pasar, una parte importante de su intervención estuvo destinada a fundamentar la necesidad de cambios veloces. “La ciudadanía nos dio un mensaje claro y contundente. Dijo: es necesario un cambio, pero un cambio acompañado de acuerdos. Es hora entonces de cumplir con la voluntad popular”, afirmó en la primera parte de su oratoria. Y fue más allá. “Se terminan hoy los tiempos de los discursos. Por supuesto que el diálogo constante con los partidos políticos que no forman parte de nuestro gobierno y todas las organizaciones civiles. Pero enseguida del diálogo la acción. Si la gente eligió un cambio es para la acción y la transformación de la cual nos vamos a hacer cargo”, dijo mirando a los legisladores de la nueva oposición.

Aunque afirmó no venir con "complejos refundacionales", sino con ánimos de "unión de los uruguayos", sus palabras dejaron en claro la voluntad de aplicar medidas transformadoras que den vuelta la página en algunas áreas clave, como la economía, la seguridad y la educación.

Lo temático

Economía, seguridad, educación, descentralización, vivienda, medio ambiente e inserción internacional fueron –en ese orden– los temas abordados por el nuevo presidente en su discurso ante la Asamblea General, aunque no hubo sorpresas, y reiteró los anuncios que ha venido haciendo desde la campaña. 

Para cada caso, Lacalle Pou primero hizo un breve diagnóstico de situación para luego comentar, en pocos trazos, qué soluciones o enfoques promoverá en estos años. 

Economía

El primer asunto que abordó fue la economía. Dijo que el desempleo y el déficit fiscal son los grandes problemas y que se debe “realizar urgentemente una recuperación de la competitividad”. Dijo que “el ciudadano ya ha hecho el esfuerzo grande para sostener el gasto público y el aparato estatal” y que su gobierno “tiene un compromiso de manejarse de manera austera”. “Cuidaremos cada peso de los contribuyentes.

Las propuestas concretas fueron tres. Por un lado, impulsar “una verdadera regla fiscal” desde el comienzo del gobierno. En segundo lugar, la creación de una “agencia de evaluación y monitoreo de políticas públicas” que “ayudará al seguimiento de proceso en tiempo real para optimizar y corregir eventualmente los mismos”, afirmó. 

Por último, dijo que “es inminente una reforma de la seguridad social”. Lacalle cuestionó al gobierno anterior por haber “definido la urgencia” de esa reforma, “pero no la acción”. “Nos comprometemos, a la brevedad, de convocar a todos los partidos políticos, toda la sociedad civil, a los técnicos idóneos de la materia,  para hacer del sistema de la seguridad social un sistema sostenible”, anunció el presidente.

Seguridad y educación

En seguridad y educación, los dos siguientes temas en la lista, Lacalle esbozó un panorama crítico y contrapuso el fuerte aumento presupuestal a un “retroceso” en materia de resultados. “Nuestro país atraviesa una crisis de seguridad humana. No tenemos duda que estamos ante una emergencia”, dijo respecto al primero. “El presupuesto en seguridad pública se ha multiplicado por cuatro desde el año 2005, pero el deterioro es cada día mayor”.

Como medidas de combate a esa situación, reiteró su compromiso de reunirse este lunes por la mañana con el ministro Jorge Larrañaga y los jerarcas policiales para darles “instrucciones claras respecto a la estrategia y a la táctica” que se llevarán adelante con el objetivo de “cuidar a la enorme mayoría de los uruguayos que se sienten desprotegidos”. 

“El gobierno pretende introducir cambios en materia penal y en las herramientas al alcance de la policía. Apoyo legal y apoyo moral a los uniformados de azul. Vamos a cuidar a los que nos cuidan”, señaló. En lo particular, dijo no estar dispuesto a “ceder territorio a la delincuencia y el narcotráfico” y expresó que perseguirá “el abigeato que asola a gran parte del interior de nuestro país”. Fue la primera vez, al menos desde 1985, que un presidente mencionó ese delito en su discurso inaugural. 

En torno a la educación también sostuvo que “estos años han sido un período de retroceso” y que “pese a las grandes cantidades de dinero invertido, nuestro país pasó de estar a la vanguardia de América Latina a estar entre los más retrasados en el porcentaje de jóvenes que terminan la educación media”. Para Lacalle “la falta de resultados” en la enseñanza se traduce en una “fractura social”, porque “quienes no acceden a educación de calidad no obtendrán oportunidades de trabajos de calidad en el futuro próximo”.

En ese capítulo estuvo la única mención a la ley de urgencia, en donde se propone “un cambio a la gobernanza de la educación para hacerla más ágil y efectiva”. Las modificaciones propuestas en el borrador de esa ley todavía son motivo de discusión entre los partidos que integran la coalición, ya que el Partido Nacional quiere ir más lejos en los cambios que lo que el Partido Colorado y Cabildo Abierto están dispuestos a aceptar. 

La educación lo llevó a dedicar un espacio a la innovación y el "sueño" de convertir a Uruguay en un "centro internacional de formación e inversión en las tecnologías de la información". 

Descentralización

Una de las banderas históricas del Partido Nacional es la descentralización y la reivindicación del campo como parte sustancial de la nación. Lacalle dijo que "Uruguay padece un desequilibrio poblacional entre las zonas metropolitanas y el resto del país", y adelantó que su gobierno "va a potenciar todos los instrumentos que tenga al alcance para estimular la radicación de inversiones en el interior". 

Parte de ese "combate al centralismo", agregó, será en la forma de un mejor sistema de transporte. En ese sentido se comprometió a mejorar los puertos y "fortalecer" ejes viales como la ruta 6. 

Vivienda y ambiente

La problemática de asentamientos forma parte habitual del discurso de Lacalle Pou. El mensaje ante la Asamblea General no fue la excepción. Basado en el número de la organización Techo –que estima 190 mil personas viviendo en asentamientos–, dijo que el asunto "no se resuelve en cinco años" pero que la "vivienda popular va a tener prioridad" en su gestión. Fue una de las tres veces que mencionó la palabra "popular", aunque en los otros dos casos anexó el adjetivo a "voluntad".

En línea con otra de sus preocupaciones de hace años, el nuevo presidente pidió no mirar para el costado "mientras el medioambiente continúa deteriorándose". Su principal propuesta en esa área consiste en crear un ministerio específico, separándolo del de Vivienda. También dijo que se premiará a los que ayuden a "mitigar" la contaminación y que serán "severos" con quienes la acrecienten. 

Política exterior

La inserción internacional quedó para el final de su repaso temático. Con Jair Bolsonaro (presidente de Brasil) y Felipe Solá (canciller de Argentina) entre el público, Lacalle pidió "fortalecer el Mercosur" pero "al mismo tiempo lograr flexibilizar el bloque para que cada socio pueda avanzar en procesos bilaterales con otros países". También reclamó cumplir con el tratado firmado entre el Mercosur y la Unión Europea, un reproche implícito a algunos países que planteaban dudas sobre la conveniencia del acuerdo. A continuación dijo que "no debe importar el signo político" de los miembros del Mercosur y pidió "dejar de lado las diferencias ideológicas". 

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