Las autoridades de Alemania endurecen el tono frente a la desobediencia civil de los ecologistas

Según indicó la fiscalía de la ciudad de Munich, los efectivos "registraron quince lugares en todo el territorio", a raíz de "sospechas de infracciones cometidas por miembros de Última Generación" en el marco de una investigación contra "siete miembros" del movimiento por "formación o apoyo a una organización criminal".

Las personas investigadas tienen entre 22 y 38 años, y se las acusa de haber "hecho publicidad en internet" y haber "organizado colectas de fondos" por "1,4 millones de euros" -unos US$ 1,51 millones- para llevar a cabo las acciones ilegales, como un fallido sabotaje al en abril del año pasado al oleoducto Trieste-Ingolstadt", que pasa por la región de Baviera, en el sur del país, instalación considerada por las autoridades alemanas como "infraestructura crítica".

Los allanamientos se efectuaron en siete regiones del país, incluyendo Berlín, Baviera y Hesse, ocasión en la que “se incautaron cuentas bancarias y diversos activos", procedimiento que se inició a raíz de "lasa numerosas denuncias penales presentadas por la población desde mediados de 2022", argumento la fiscalía de Munich.

"¿Cuándo serán registrados los grupos de presión y cuándo se incautará el dinero del gobierno proveniente de las energías fósiles?", reaccionó el colectivo, considerado el grupo ecologista más activo en Alemania y que ha llamado la atención en los últimos meses por acciones de desobediencia civil con el objetivo de obligar al gobierno federal a acelerar su lucha contra el cambio climático.

Entre las acciones Última Generación se cuentan bloqueos de tráfico, piquetes en refinerías y “ataques” a grandes obra de arte exhibidas en diversos museos, formas de protesta contra el cambio climáticos, el gobierno y empresas que dieron lugar a la apertura de centenares de procedimientos judiciales por alteración del orden público.

Recientemente, el tribunal de Heilbronn, en el suroeste del país, condenó a tres activistas a penas de cinco, cuatro y tres meses de prisión efectiva, las sanciones más duras impuestas hasta ahora por este tipo de hechos. El Ejecutivo alemán, al que los activistas acusan de no hacer lo suficiente para frenar el cambio climático, manifestó su rechazo ante este tipo de protestas.

El canciller Scholz comentó esta semana que le parecía "totalmente idiota pegarse a un cuadro o una carretera". Incluso el Partido de los Verdes, fundado en 1980 bajo una premisa ecologista y miembros de la coalición gubernamental, se mostró en desacuerdo con esos métodos de protesta al considerar que no favorecen que la población se una para exigir medidas contra el calentamiento global. "Al contrario, eso enfada a la gente, divide a la sociedad", señaló el ministro de Economía y Clima, el ecologista Robert Habeck.

El endurecimiento de las autoridades se verifica en el marco de una creciente ola de protestas por parte organizaciones ambientalistas en toda Europa, como es el caso de  Just Stop Oil, que lanzó contra el lienzo de “Los girasoles” de Vincent van Gogh, protegido por un vidrio en la Galería Nacional de Londres, dos latas de sopa Heinz. Acciones que incluso alcanzaron un amplio alcance, como la registrada el martes pasado en Ginebra, Suiza, cuando decenas de activistas interrumpieron temporalmente el tráfico aéreo del aeropuerto internacional de la ciudad.