Con dos personas muertas y varios heridos en la frontera con Brasil como antesala, Venezuela se prepara para enfrentar hoy su "día D". Hoy es el día en el que todo puede cambiar. Si la oposición, encabezada por el presidente de la Asamblea Nacional, reconocido por unos 50 países como presidente encargado, Juan Guaidó, logra su objetivo de hacer ingresar la ayuda humanitaria que espera en las fronteras con Colombia y Brasil, será una victoria difícil de sortear para el régimen de Nicolás Maduro.
Pero si Guaidó no logra su propósito y los militares y aliados a Maduro logran frenar la caravana de cientos de miles de venezolanos que se lanzaron desde hace días a las rutas para llegar a recoger la asistencia, será un revés que inevitablemente fortalecerá al líder chavista.
La oposición sabe, además, que la frontera esta fuertemente armada y que no será sencillo cumplir con su propósito sin exponer a los manifestantes a ser heridos o muertos en enfrentamientos. Por eso también se ha cuidado especialmente de no hacer pública la forma y los lugares exactos por donde pretenden hacer ingresar la ayuda.
Lo cierto es que de uno y otro lado saben que un derramamiento de sangre es posible y hasta el día previo nadie tenían en sus planes ceder en sus objetivos.
Según un informe de Gideon Long, de Financial Times, las fuerzas militares tienen 140.000 militares, divididos entre el ejército, la marina, la fuerza aérea y la Guardia Nacional Bolivariana. Pero además, en Venezuela a eso se le suma "una vasta milicia civil, una brutal fuerza policial — Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) — y cientos de pandillas conocidas como colectivos, algunos de los cuales están armados", indica el informe. La milicia bolivariana, a la que Maduro convocó semanas atrás a "armarse hasta los dientes", está integrada por más de un millón y medio de civiles.
Para sumar fuerza a los militares y evitar el cruce, Maduro cerró el jueves totalmente la frontera con Brasil por tiempo indefindo y evaluaba hacer lo mismo con Colombia. Maduro asegura que la asistencia se trata de un pretexto de Estados Unidos y sus aliados para invadir militarmente a Venezuela y la catalogó de "show".
Y con lo sucedido este viernes en la frontera con Brasil, donde los diputados opositores del estado venezolano de Bolívar denunciaron la muerte de una mujer y su marido en un enfrentamiento entre la Fuerza Armada y una comunidad indígena que defiende el ingreso de la ayuda humanitaria al país, los ánimos están más tensos de lo que ya venían. Ese enfrentamiento dejó al menos 15 heridos de bala, 3 de ellos de gravedad, según dijeron los parlamentarios opositores Américo de Grazia y Ángel Medina.
En medio de esta situación, el jefe de la ONU, Antonio Guterres, llamó a "evitar la violencia" en Venezuela poco antes de reunirse este viernes con el canciller venezolano, Jorge Arreaza, y de recibir el jueves al secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
"Este llamado fuerte a evitar la violencia" es transmitido tanto en privado como en público por el secretario general de Naciones Unidas, que está "preocupado" por la evolución de la situación, dijo su portavoz, Stéphane Dujarric, a la prensa. Guterres accedió a los pedidos de reunión de Pompeo y Arreaza pero resiste a las presiones para tomar partido, y se ha limitado a ofrecer sus buenos oficios para alcanzar una solución negociada a la crisis.
"El secretario general hace lo que puede", dijo su portavoz, dando a entender que su margen de maniobra es reducido.
Y en la víspera del esperado ingreso de ayuda, el pulso por el poder quedó explícito en los dos conciertos apoyados por la oposición y el chavismo en cada extremo de un puente limítrofe con Colombia.
El espéctaculo más multitudinario se llevó a cabo este viernes del lado colombiano, mientras que a unos 300 metros de allí, en el lado venezolano, comenzó el espectáculo musical de tres días que anunció Maduro.
En el recital pro ayuda humanitaria los organizadores esperaban una asistencia de unas 250 mil personas. Todos vestidos de blanco, los artistas que participaron del Venezuela Aid Live, respondieron al llamado del promotor del evento, el multimillonario británico Richard Branson que ideó el evento con el objetivo de recaudar unos US$ 100 millones para comprar alimentos y medicinas.
Del otro lado del puente, en la noche comenzó el concierto organizado por el chavismo, Hands off Venezuela (Manos fuera de Venezuela), en un lugar fuertemente custodiado por efectivos militares, y con una asistencia notoriamente menor, según las agencias.
Este viernes, una vez más Guaidó llamó a los militares a ponerse de su lado y desafiar las órdenes de Maduro. A través de su cuenta de Twitter viene dirigiéndose a la fuerza desde hace varios días con el objetivo de que cambien su postura y definan "cómo quieren ser recordados"
En tanto a través de una declaración conjunta a los medios, los presidentes de Colombia, Iván Duque y de Chile, Sebastián Piñera lanzaron un nuevo llamado a las fuerzas leales a Maduro para que se sitúen del "lado correcto de la historia" y permitan la entrada de ayuda.
"No puede haber nada más cruel que un gobierno que le cierra los caminos a la ayuda humanitaria que su pueblo necesita", enfatizó el mandatario chileno, quien llegó a Cúcuta con más ayuda para los venezolanos. También este viernes Estados Unidos descargó más asistencia en ese punto limítrofe.
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