América latina se podría convertir en la región de mayor crecimiento en los próximos cinco años por sus ventajas naturales competitivas para el cannabis

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Los cultivos de cannnabis en América latina ya están siendo acaparados por multinacionales

Estados Unidos tiene prohibido tanto el cultivo como el consumo de marihuana. Canadá y Uruguay tienen leyes regulatorias y es legal con fines medicinales en la Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, entre otros
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24 de febrero de 2023 a las 05:03

Cannabis sativa, cáñamo o marihuana es una planta originaria del Himalaya, cultivada desde tiempos prehistóricos como fibra textil para extraer aceites medicinales y también como psicotrópico o modo de recrearse y escaparse un poco de la realidad mundana.

Así como en los Estados Unidos existió la Ley Seca o prohibición de bebidas alcohólicas desde 1920 hasta 1933 y generó una poderosa industria ilegal, en la actualidad el consumo de marihuana en ese país no es legal.

Rusty Payne, vocero de la Agencia Antinarcóticos (DEA) lo dijo hace unos pocos años con toda claridad: "Nosotros hacemos cumplir la ley federal, y bajo esta ley la marihuana es ilegal en los Estados Unidos. El gobierno de este país no reconoce la utilidad medicinal de la marihuana, sino que la asume como una sustancia peligrosa, y la ley federal prevalece sobre la ley estatal".

Como algunos Estados sí regulan el consumo y el uso medicinal, Payne no quiso dejar dudas: "Nuestro objetivo no es perseguir a personas enfermas que usan la marihuana de forma personal. Nosotros perseguimos a grandes organizaciones que se dedican al cultivo, al tráfico y a las redes de delincuentes. Nosotros creemos que éstas personas están violando ambas leyes, la estatal y la federal".

Pero, como en los años de la Ley Seca, con la marihuana sucede algo similar: es la droga que más se consume en los Estados Unidos. Alrededor de 50 millones de usuarios en una población de unos 330 millones. Casi el 20% de los estadounidenses consumieron, al menos una vez al año, un cigarrillo o unas caladas de marihuana.

En Canadá, en cambio, la marihuana es legal para fines medicinales y recreativos. El impulsor de la legalización fue el primer ministro Justin Trudeau y la legislación comenzó a implementarse en 2018 regulando la producción de semillas, granos y fibras. Las licencias las emite el ministerio de Salud. Desde ya, Trudeau lo hizo unos años después que Uruguay, pero la diferencia es que las compañías canadienses empezaron a buscar mercados en otros países del continente donde colocar su expertise y sus recursos financieros.

Así como el cultivo de cannabis era clandestino y todos sabían que el Paraguay de Alfredo Stroessner era el principal proveedor, incluso con plantaciones dentro de terrenos militares, ya no es una novedad que la marihuana es una industria pujante, por sus claros beneficios medicinales y por el extendido uso recreativo, regulado en los países que lo legalizaron.

En el siglo XXI, tras Uruguay, que legalizó el cultivo en 2013, varios gobiernos latinoamericanos dieron un paso adelante. Hoy es legal la marihuana con fines medicinales en la Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, entre otros. La industria mueve más de US$ 170 millones anuales en la región, según estimaciones de la consultora Euromonitor.

Las inversiones del sector requieren tierras, laboreo, cosecha y tecnología. En el caso colombiano, donde hubo un extendido cultivo ilegal, hoy hay una fuerte presencia de empresas canadienses para uso medicinal y cosmético.

A fines de 2022, la ExpoCannabis de Bogotá fue un éxito de ventas, tanto desde máquinas como hasta cremas y productos medicinales. Era la sexta exposición anual desde que en 2016 entrara en vigencia la norma para la siembra de marihuana con fines medicinales y en 2017 se reglamentara el uso de licencias a los productores. Desde entonces, inversores canadienses entraron en las privilegiadas tierras y el clima adecuando de Colombia para este cultivo.

El canadiense Michael McCune dijo a la cadena BBC que Colombia ofrece grandes posibilidades a los inversores de su país, además, “por los bajos costos de producción, las posibilidades de exportación y la legislación del país. Las industrias canadienses que están haciendo estas inversiones tienen bastante capital y están haciendo un movimiento muy inteligente. No podemos hablar de cifras exactas, pero se trata de varios millones de dólares".

En 2016, el entonces viceministro de justicia, Miguel Samper, vio como Colombia se convertía en el quinto país en el mundo en legalizar y regular la marihuana con fines medicinales. Luego de dejar el cargo se convirtió en empresario del sector. Colombia tiene 57.000 hectáreas autorizadas para el cultivo legal, más que cualquier otro país en América latina.

Sin embargo, Samper afirma que sólo unas 520 hectáreas, o cerca del 1%, son cultivadas. Pero, además, en 2022, una de cada tres de las 1.300 empresas con licencia oficial para cultivar se retiró del negocio. Para Samper, la producción local “no encuentra un mercado en la industria farmacéutica” porque no se autorizó la fabricación industrial de medicamentos hechos con base del cannabis.

Erwin Henriquez, de la consultora Euromonitor, advierte que el mercado de uso medicinal en los Estados Unidos mueve bastante dinero mientras que en América latina es muy escaso. Henriquez pone el caso de Canadá porque por primera vez la industria legal supera en tamaño a los cultivos ilícitos, aunque aclara que "la legalización del cannabis no es una cura instantánea para la existencia del mercado ilícito".

Otros creyeron que, con la legalización de la marihuana, se abrirían grandes oportunidades de exportación a los Estados Unidos. Nuevamente, asegura Henriquez, esto no necesariamente ocurre en realidad. "Los Estados Unidos no es un gran mercado de exportación de cannabis para América latina porque tiene capacidad para atender su mercado interno".

El lado positivo que marca el experto de Euromonitor es que América latina se convierta en la región de mayor crecimiento en los próximos cinco años por sus ventajas naturales competitivas para el producto. Por cuenta de la ausencia de estaciones marcadas, se pueden obtener hasta tres cosechas al año. La tierra, la mano de obra y la energía eléctrica son generalmente más baratas que en otras naciones de Europa o América del Norte.

En cuanto al uso recreativo, México y Colombia están en ese debate en el que sólo dieron el paso adelante Uruguay y Canadá. Un debate donde las cuestiones culturales tienen todavía muchos prejuicios, aunque buena parte de sus sociedades, a escondidas, usen la marihuana para distraerse o consuman cremas medicinales sin autorización legal.

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