Los gestos solidarios de Ligüera, el hombre que Nacional eligió para moldear a sus jóvenes

"Un día vino Ligüera acá a traerme la ropa y nos pusimos a hablar. Entonces le digo: 'Sabés Martín que mi botija es muy especial. No come, se pone la ropa que quiere'". Ligüera escuchó.

Pasado un tiempo, el 10 que por aquel entonces militaba en Fénix, llamó a Román Enrique Rivero, utilero del equipo de Capurro: "Noni (como le llaman), mirá que el domingo va a ir al Estadio una pareja que tiene un nenito autista a dejar una pancarta y unas remeras para salir a la cancha". Fénix jugaba contra Peñarol ese fin de semana.

"Estábamos en el Estadio y la muchacha vino a dejarme las cosas y me dio un folleto que tenía 10 síntomas de la enfermedad. Pah, cuando empecé a leer, la primera no tanto, pero de la segunda para abajo... Les juro que me encerré en el vestuario y se me caían las lágrimas. Me puse a llorar", reveló el utilero de Fénix a Referí.

Martín se dio cuenta. Pero no dijo nada. Al otro día, en el entrenamiento, Noni lo llamó al 10. "¡Martín! Vení que tengo que contarte una cosa... Mirá Martín, esos síntomas los tiene mi hijo". El silencio se apoderó de la escena.

"Llegué a mi casa, le mostré a mi señora y se empezó a mover. Fue al Pereira Rossell, le hicieron unos test y nos dijeron que era autista. Y Ligüera me empezó a ayudar. Me abrió una cantidad de puertas. A medida que se fueron enterando muchos más me ayudaron como (Ignacio) Pallas, el Lolo (Fabián Estoyanoff), Juancito Álvez. No tengo palabras. Gracias a Fénix, después de tres años buscando, hoy en día mi hijo consiguió una escuelita donde va tres veces por semana y a unas clínicas", contó Rivero.

En un ambiente complejo como el del fútbol es raro encontrar una persona que no tenga voces en contra. Ligüera, el nuevo técnico de la Tercera de Nacional, es una de ellas. Jamás se elevó una voz en su contra. Claro que no es moneda de oro para que todos lo quieran. Pero sus gestos hablan de la calidad de persona.

El entrenador que Nacional eligió para trasmitir valores a sus jóvenes también visitó a un niño internado que en junio de 2017 fue operado de un tumor cerebral. Martín se enteró que el chico era hincha tricolor y lo fue a ver y a darle fuerzas de manera inesperada.

Tito, como le dicen al niño, tenía el gran sueño de conocer a Ligüera y sus allegados contactaron con el jugador, que aceptó la invitación. Martín llegó de imprevisto al hospital.

En Cerrito no olvidan el gesto. Maracaná, la cancha del club, está enclavada en el Borro y sufrieron robos. En el último se llevaron todos los zapatos. "Los jugadores estaban todos muertos. Entonces Harry Acosta llamó a Martín Ligüera, que lo conoce por haber jugado juntos, y le contó. Al otro día Ligüera mandó 14 pares de zapatos", contó Favio Pintos a Referí.

Pedir disculpas

Cuando se equivocó Martín no tuvo problemas en pedir disculpas. Le pasó en la cancha de Defensor Sporting cuando perdió la cabeza por un instante. Ocurrió en mayo de este año. Una vez finalizado el partido de Nacional con Defensor, el 10 tomó del brazo y le recriminó a un joven alcanzapelotas por un gesto provocador que realizó ante la tribuna que ocuparon los hinchas tricolores.

"Pedí para venir a la conferencia primero que nada para pedirle disculpas al muchacho, a la familia, por más que él se equivocó, pero la reacción mía no fue la mejor. Y quería reconocer el error, la forma más que nada. Tampoco quiero entrar en detalles de lo que hizo porque todos nos podemos equivocar. Él se equivoca pero mi forma de actuar no corresponde con un profesional, estoy arrepentido y espero que no vuelva a pasar".

Ligüera reveló que llamó al presidente violeta, Daniel Jablonka, para disculparse por el incidente.

"Llamé al presidente de Defensor el sábado de noche para pedirle disculpas y me trató muy bien porque sentí que no había sido yo. Le pido disculpas a la familia (del chico) porque si me pongo en lugar de los padres me sentiría molesto".

Otro gesto

Rivero, el utilero de Fénix, reveló otro dato de Ligüera. Dijo que cuando el club pasaba por momentos complicados desde el punto de vista económico y no cobraban, ahí aparecía Martín.

"El hombre me ha llamado y él sabe que no me gusta pedir. Prefiero morirme de hambre pero no pedir, queda feo, y más un hombre. Un día Martín me llama por teléfono, me pregunta por mis gurises y me dice: 'Escuchá Noni, pasame tú número de cédula'. '¿Para qué Martín?', le respondí. Y me insistió: 'Vos pasame'. Él estaba con Samanta (su amigo), que es amigo de Ligüera. Entonces Martín me dice: 'Mirá, no me pasás nada, te mando plata con Samanta. Yo sé que están sin cobrar'. Yo me negaba pero el hombre me la mandaba".

Juan Ramón Carrasco lo definió como "perfume francés en el vestuario" y para Lasarte es un caballero. "Martín siempre está positivo", comentó. Su último acto, de retirarse alegando dar paso a los jóvenes, es otro gesto.

En un mundo material, Ligüera parece estar alejado de todo. Como reveló una vez en el programa Derechos Exclusivos de CX 26, le alcanza con poco para lograr la felicidad.

"En cualquier ámbito de trabajo, cuando te sentís querido, eso eleva tu rendimiento. Muchas veces con un gesto, una mirada o un abrazo ya está; no hay más nada para decir".