Los grupos armados islámicos duplicaron el territorio que controlan en Malí en menos de un año

Según la ONU, el grupo armado Estado Islámico (ISIS) casi ha duplicado su territorio en Mali en menos de un año. En medio del estancado acuerdo de paz entre el gobierno y los rebeldes independentistas del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad, el ISIS y otros grupos afiliados a Al Qaeda han encontrado la oportunidad para “recrear el escenario de 2012”.

Se trata del que se configuró ese año, cuando se produjo un golpe militar en ese país de África occidental y los rebeldes formaron en el norte “un estado islámico”, hasta que fueron desalojados mediante una operación militar liderada por Francia, que no impidió que se trasladaran del árido norte al centro más poblado de Mali, donde permanecen activos.

En agosto de 2020, el presidente de Malí fue derrocado en un golpe de estado que incluyó a un coronel del ejército que llevó a cabo un segundo golpe y prestó juramento como presidente en junio de 2021. Desde entonces, el régimen militar en el poder ha desarrollado vínculos con el ejército de Rusia y su Grupo Wagner, cuyo jefe, Yevgeny Prigozhin. , murió en un accidente aéreo la semana pasada.

El acuerdo de 2015 los firmaron el gobierno, una milicia progubernamental y una coalición de grupos que buscan autonomía en la parte norte. Sin embargo, un panel de expertos de la ONU, informó que el estancamiento en su implementación, que incluye el desarme y la desmovilización, está fortaleciendo a Jama'at Nusrat al-Islam wal-Muslimin, grupo vinculado a Al Qaeda conocido como JNIM.

"En menos de un año, el JNIM, en lucha  contra el ISIS, casi ha duplicado sus áreas de control en Mali", dijo el panel, señalando su dominio en las áreas rurales en el este de la ciudad de Menaka y gran parte del área de Ansongo, en el norte de la ciudad de Gao.

La permanente violencia y los ataques, principalmente por parte de combatientes del ISIS en la región, también han hecho que los firmantes del acuerdo de paz “parezcan ser proveedores de seguridad débiles y poco confiables para las comunidades objetivo”, advirtieron los expertos de la ONU.

En este escenario, el JNIM está aprovechando “y ahora se posiciona como el único actor capaz de proteger a las poblaciones contra el Estado Islámico en el Gran Sahara”, dijeron los miembros del panel, quien agregaron que los gobernantes militares de Mali observan la confrontación entre ambos grupos yihaidistas a la distancia.

La situación, además, según el informe de los especialistas de la ONU, se ha vuelto más inestable desde el golpe militar en Níger, país vecino a Malí que repudió los acuerdos de defensa firmados con Francia y que le permitían a París mantener en el país una importante presencia militar para contener la expansión de los grupos armados del fundamentalismo islámico en el Sahel.

Los expertos citaron algunas fuentes diciendo que el gobierno cree que con el tiempo la confrontación en el norte beneficiará a las autoridades malienses. Sin embargo, destacaron que otras fuentes estiman que el tiempo favorece a los grupos armados "cuyas capacidades militares y penetración comunitaria crecen cada día".

En junio, los gobernantes militares de Malí ordenaron a la fuerza de paz de la ONU y a sus 15.000 soldados que se marcharan después de una década de trabajar para frenar la insurgencia, reclamo que determinó que el Consejo de Seguridad de la ONU pusiera fin al mandato de la misión el 30 de junio pasado.

El panel dijo que los grupos armados que firmaron el acuerdo de 2015 expresaron su preocupación de que el acuerdo de paz pudiera desmoronarse sin la mediación de la ONU, “exponiendo así a las regiones del norte al riesgo de otro levantamiento”.

La fuerza de la ONU, conocida como Misión Multidimensional Integrada de Estabilización en Mali (MINUSMA), “desempeñó un papel crucial” al facilitar las conversaciones entre las partes, monitorear e informar sobre la implementación del acuerdo e investigar presuntas violaciones”, dijo el panel.

Por lo pronto, el informe de 104 páginas presenta un panorama sombrío. El documento elaborado por el panel destaca que los grupos armados que firmaron el acuerdo de 2015 y las redes del crimen organizado transnacional están compitiendo por el control de las rutas comerciales y de tráfico que transitan por las regiones norteñas del país.

"Malí sigue siendo un punto crítico para el tráfico de drogas en África occidental y entre los países costeros del Golfo de Guinea y el norte de África, en ambas direcciones", puntualizaron los expertos, y agregaron que muchos de los principales traficantes de drogas tienen su base en la capital, Bamako.

El panel, además, alertó de la persistente violencia sexual relacionada con el conflicto en las regiones oriental de Menaka y central de Mopti, “especialmente aquellas que involucran a los socios de seguridad extranjeros de las Fuerzas Armadas de Malí”, agrega el informe con relación al Grupo Wagner, aunque sin nombrarlo.

"El panel cree que la violencia contra las mujeres y otras formas de graves abusos contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario están siendo utilizados, específicamente por los socios de seguridad extranjeros, para sembrar el terror entre las poblaciones", dice el informe.

(Con información de agencias)