Los retos de Iván Duque

Colombia inicia una nueva era política con la victoria presidencial del derechista Iván Duque, y una oposición liderada por el el exalcalde Gustavo Petro que logró la más alta votación de la izquierda en la historia de Colombia

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Mauro Casa, politólogo, profesor e investigador sobre América Latina de la Universidad de la República de Uruguay, analizó los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno que asumirá el próximo agosto.

Según Casa, Duque necesitará contemplar durante su mandato la nueva realidad política de fuerte crecimiento electoral de la izquierda.

A continuación, un resumen de la entrevista con El Observador.

Iván Duque es un candidato de escasa trayectoria en la política colombiana. Es un senador que entró al Congreso en las listas de Álvaro Uribe. Es difícil hablar de Duque sin mencionar a Uribe. Mostró una cara de renovación en su partido, pero sus propuestas son conservadoras.

El presidente electo prometió en la campaña electoral modificar aspectos del Acuerdo de Paz firmado durante el gobierno de Juan Manuel Santos y que tuvo el apoyo de la comunidad internacional.

Duque fue el único candidato presidencial que propuso revisar el Acuerdo de Paz. Si lo hace, es probable que haya una fuerte movilización de la sociedad civil defendiendo lo alcanzado por el gobierno más centrista de Santos.

El uribismo exige que los exguerrilleros (al mando) paguen por sus delitos con cárcel y rechaza que tengan representación garantizada en el Parlamento como establece el Acuerdo de Paz. Pero, a esta altura, son muchos los desmovilizados de las FARC y (el líder de izquierda) Gustavo Petro, quien ha sido un gran defensor del acuerdo, tiene mucha gente que lo sigue. Esto complicará los cambios que el nuevo gobierno quiera hacer.

Es difícil, aunque es lo que quería el uribismo. Es esperable que, a la larga, prevalezca la voluntad de los colombianos. A pesar de que le da rabia ver a los guerrilleros sentados en el Parlamento, no quieren volver al enfrentamiento con la guerrilla. Tampoco quieren volver a la época dura de Uribe, acusado de violar derechos humanos y organizar grupos paramilitares. En todo caso, Duque no va a tirar para atrás todo el Acuerdo de Paz, pero sí tratará de que la Justicia sea más severa para algunos crímenes.

En realidad, las FARC están debilitadas. Si se cambian las condiciones, no habrá tanto una reacción de las FARC, que ya están vencidas, sino más bien una defensa de la Justicia por parte de la mayoría de los partidos y de la población civil, porque hubo leyes en el Parlamento que les dieron validez a esos acuerdos.

Así es. Hay que tener en cuenta el peso de Petro. Haber sido alcalde de Bogotá y logrado pasar a la segunda vuelta en estas elecciones presidenciales, son hitos para la izquierda en Colombia. Generalmente, las elecciones en ese país se disputan entre el centro y la derecha. Ha sido muy difícil para la izquierda pacífica lograr legitimidad allí, porque se la asocia a las FARC. Sin embargo, ahora la izquierda demostró que puede ir más lejos en cuanto a su apoyo popular.

Creo que no. Santos tenía popularidad propia, había sido ministro de Defensa y tenía por detrás al Partido Liberal. Nada de eso ocurre en el caso de Duque, quien tiene una enorme inexperiencia para gobernar. Ante cualquier problema, por ejemplo, en la frontera con Venezuela, que es una zona muy caliente en este momento, Duque recurriría a Uribe. Es muy difícil que pueda desligarse de la figura de Uribe, quien después de tantos años sigue siendo el político más popular y votado.

Mucha gente recuerda de Uribe su mal talante, pero también que logró pacificar el país. Asumió el poder cuando el gobierno de Andrés Pastrana estaba perdiendo la guerra contra las FARC. En los años 90 también el narcotráfico y los tiempos de Pablo Escobar estaban vivos. En ese contexto, mucha gente no evalúa a Uribe desde el lente ideológico de que fue un presidente de extrema derecha, sino por el lado de que les trajo tranquilidad. Sin embargo, uno no puede quedar solo con esa lectura, porque esas épocas de Uribe fueron muy duras para las organizaciones sociales, los sindicatos y la izquierda social, en términos de represión, violación de libertades y asesinatos políticos.

Con Santos, Colombia atravesó ocho años sobre un camino más moderado y de diálogo. Con Duque, el riesgo es que algunas figuras demasiado conservadoras o reaccionarias que lo acompañan tengan mayor acceso al gobierno. También es posible que, una vez en el gobierno, intente moderar las posiciones más extremas del uribismo, si es que puede. Todo eso se verá más claro cuando se conforme el gabinete y se comiencen a hacer las nuevas designaciones.