Dice que todavía siente el vértigo. Que se le mezcla la euforia del estreno del jueves, la adrenalina de ver su texto en escena, y los dolores de cabeza y el desconcierto provocado por una semana que, para ella y la producción de la obra Muñecas de piel, estuvo marcada por los juzgados. La dramaturga Marianella Morena, una de las exponentes más destacadas de las artes escénicas nacionales, finalmente pudo llevar al escenario la obra que se basa en la Operación Océano —el proceso judicial que investiga los casos de explotación sexual a menores y que tiene a más de treinta hombres imputados—, que además de varias cancelaciones por la pandemia tuvo que surcar un recurso de amparo presentado a la Justicia de parte de los familiares de una de las víctimas. Entre declaraciones, comunicados, la palabra "censura" sobrevolando la situación y, finalmente, la desestimación por parte de la Justicia del pedido de la familia, Morena suma con Muñecas de piel —que va en la Sala Hugo Balzo hasta el 8 de agosto y agotó funciones— otro mojón a una carrera que ya ha coqueteado con la realidad, con polémicas diferentes, y que, según ella misma, siempre busca el camino de la incomodidad. Eso sucede porque para Morena el arte debe cuestionar, remover, hacer chocar los discursos y elevarse entre las cenizas. Sino ¿para qué está?
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