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Mataron otro novillo de un balazo y robaron la carne: productores reclaman más patrullaje
Miriam Vega y Nicolás Alberto Figueredo integran un matrimonio que hace seis años está a cargo de las tareas de manejo del ganado y cuidado de un establecimiento productivo ubicado en el noreste de Canelones, donde hace pocos días al menos dos delincuentes mataron de un balazo a un novillo para faenarlo de modo ilegal y robar la carne, que muy probablemente se haya vendido o se venderá sin habilitaciones ni controles, con el riesgo para la salud humana que ello implica.
“Nosotros estamos en la zona de la ruta 88, entre la ruta 11 y Tapia y esto pasó en un potrero que está lejos de la casa donde dormimos, nos enteramos en la mañana del viernes pasado”, contó Miriam, muy afectada pese al paso de los días.
Dijo que es la segunda vez que sufren este tipo de daño y que ahora, con el correspondiente aumento en el trabajo diario que deben desarrollar, previo a cada noche reúnen al rodeo lo más cerca posible de la casa y a la mañana siguiente lo llevan a los sitios de pastoreo.
Miriam, en diálogo con El Observador, afirmó que “nosotros hicimos la denuncia y la Policía vino, pero el tema está fuera de control en esta zona, la verdad es que no hay nada de patrullaje, por eso le pedimos a las autoridades que por favor vigilen más, porque está la pérdida económica que es importante, también el dolor que te causa y la bronca que te da, pero está sobre todo la sensación también de inseguridad que uno tiene, porque fijate que si alguien sale de noche a vigilar nunca se sabe cómo va a reaccionar esta gente si uno se la encuentra”.
Además, mencionó que está latente el riesgo de que el dueño del establecimiento se canse de los robos y decida no producir más y así este matrimonio podría perder su trabajo.
A ese dueño del campo, además, no hace mucho le robaron todo lo que tenía dentro de la casa en la que se queda cuando va de Montevideo para quedarse allí.
En el establecimiento donde trabajan Miriam y Nicolás hay unos 115 vacunos, todos cruza. La actividad que se realiza es el engorde y la remisión de los animales al frigorífico San Jacinto.
Ese novillo, que para peor era de los más pesados, tenía unos 400 kilos y más o menos, considerando los precios actuales en el mercado de haciendas, tenía un valor de unos US$ 800 a US$ 900. Era un vacuno, como todos, debidamente identificado, con su caravana.
Miriam, sobre el ataque y como se puede apreciar en las fotos que remitió, dijo al novillo lo mataron de un balazo en la cabeza. Estima, según habló con la Policía, que debieron participar al menos dos personas, que llegaron en moto y en una camioneta para poder llevarse la carne, que pasaron por un alambrado sin cortarlo y que hicieron el trabajo con total tranquilidad: “Se llevaron todo, solo dejaron las patas, la cabeza y el estómago, lo que no sirve para nada”, lamentó.
“Acá en la vuelta han hecho un destrozo, es un desastre, a muchos vecinos les pasa cada tanto algo igual y esta vez nos volvió a tocar a nosotros, es gente que se mueve con total placer. Nosotros ahora arrimamos más los animales a la casa de noche, tenemos tres perros y vigilamos nosotros, porque no se puede contratar a nadie para eso, pero es un peligro”, concluyó.
Este tipo de faenas que se realizan de modo clandestino, sin los controles correspondientes, implica no solo el daño para el productor afectado, también es un riesgo sanitario para la gente que decida alimentarse con esa carne que se suele comercializar de modo ilegal, sin permisos ni habilitaciones.
