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Megal: competencia adentro de la empresa y la “batalla campal” en asambleas de accionistas
Representantes de Megal comentaron cuál es la realidad interna de la compañía de supergás ante legisladores. Una empresa en la que algunos integrantes son competidores directos en el mercado. Una recomposición societaria que llevó a juntar acciones que estaban repartidas entre 300 o 400 personas y reuniones de socios en las que discuten abogados.
Una delegación de la empresa se presentó en la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados el mismo día que Ancap abría las ofertas recibidas para el arrendamiento de las dos plantas de envasado de supergás. Megal participó de la licitación como interesado en alquilar una de las plantas.
Durante su exposición, los representantes se refirieron a la situación general del mercado, pero también hablaron sobre la interna de la empresa.
La directora y accionista principal de Megal, Rossana Bucheli, recordó que la compañía comenzó como una cooperativa de recargadores de supergás y luego consiguió el permiso para hacer su planta. Eso fue a mediados de la década del noventa. A partir de 2008 pasó a ser una sociedad anónima.
“Entré en Megal en 2011 adquiriendo acciones de los antiguos cooperativistas. En ese momento, las acciones estaban repartidas entre 300 o 400 personas; eran muchísimas”, dijo.
“Por ejemplo, alguno tenía 10 y otro 200. Fue una experiencia muy interesante porque entramos a trabajar en una empresa que se manejaba de una manera no demasiado moderna. Había gente muy mayor y por eso también querían vender sus acciones”, continuó.
Después llegó el momento de la inversión y con el paso de los años convertirse en una de las tres empresas de supergás, junto a Acodike y Riogas. Pero las dos últimas tienen participación dentro de Megal.
El asesor legal de la empresa Jean Jaques Bragard se refirió a esa particularidad y la definió como “algo inusual, anómalo, insólito y, desde el punto de vista jurídico, inadmisible”.
Expuso que en un mercado de tres privados y súper regulado, los dos competidores están dentro del paquete accionario de Megal.
“Con normas de defensa de la competencia serias, esto determinaría que las autoridades obligaran a desinvertir a quienes están invirtiendo de la competencia con un ánimo que no es obtener un lucro, sino obstruir el crecimiento de Megal o, incluso, buscar que desaparezca”, afirmó.
Indicó que mientras Bucheli adquiría acciones, Acodike y Riogas también compraban porcentajes accionarios hasta llegar a más de 26%.
“Entre los dos competidores poseen algo más del 26%, y ese porcentaje es clave porque para poder tomar decisiones relevantes dentro de Megal se necesita una mayoría del 75%. Por lo tanto, estamos bloqueados para obtener financiamiento con los bancos, aumentos de capital. Cualquier decisión trascendente requiere que la competencia acompañe. Obviamente, no ha acompañado ninguna decisión en los últimos cinco años”, sostuvo.
El asesor contó cómo las dos compañías lograron ingresar en el paquete accionario de Megal, siendo competencia.
“Se estructuraron sociedades instrumentales. No hablamos de Acodike ni de Riogas, sino de Kimley, sociedad que es propiedad del mismo accionista argentino dueño de Riogas. Como saben, Riogas es una empresa propiedad 100% de argentinos”, señaló.
En el caso de Acodike se hizo a través de una sociedad de nombre Gusfel.
“Esta situación es insólita y técnicamente inadmisible. Sin embargo, la sorpresa es que se ha tolerado, porque se ha puesto en conocimiento de las autoridades”, dijo Bragard.
Según su relato, cada vez que Bucheli intenta modernizar la empresa se encuentra con la traba de sus socios minoritarios.
“Tiene los brazos atados porque el competidor tiene una política de no mover nada. Entonces, en el ámbito privado lo logra de esta forma”, expresó.
Para describir la interna de la empresa Bucheli puso un ejemplo. “Yo no voy más a las asambleas de accionistas porque es una batalla campal de abogados. Nada más. Es un desastre”, afirmó.
