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Miles de palmeras muertas por el picudo rojo, ¿qué les pasó?
Son miles las palmeras que han muerto en Uruguay debido al ataque de un insecto considerado plaga, el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), informó a El Observador Gerardo Grinvald, experto en tecnologías.
Señaló que el picudo rojo comenzó a incidir con mucha fuerza recientemente, durante la reciente emergencia sanitaria por la pandemia de covid, y que hoy los perjuicios suceden en todo el territorio nacional y en diferentes variedades, no solo en la popular palmera Pohenix canariensis.
Dijo que hay casos en casi todo Carrasco, en barrios privados de esa zona de la capital, también en Colón y Melilla, con casos de muertes masivas como sucedió en el hospital Saint Bois o en la vieja ruta 5 en la zona de Mendoza, en Canelones, donde en un tramo de 10 kms murieron unos 2.000 ejemplares.
Asimismo, indicó, hay evidencias sobre todo de ataques en otros sitios de Canelones y también en Maldonado, San José y Florida.
El Observador informó el año pasado sobre varios casos de ataques de Picudo rojo en Canelones y también sobre medidas encaminadas este año por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
“Las palmeras que no fueron tratadas murieron o están muriendo, sobreviven solo las que no han sido atacadas y las que habiendo sido atacadas están teniendo un tratamiendo adecuado”, añadió Grinvald, director de la firma Equitec Control SAS, que junto con ProArbol (dirigida por Andrés Vernengo), con base en experiencias exitosas en el exterior, están implementando en Uruguay una técnica que combina detección sísmica y endoterapia vegetal que permite una detección temprana de la plaga, proteger a las palmeras y reducir sustancialmente el uso de insecticidas.
Algunos clientes que han recurrido a esa tecnología son Zonamérica y Jacksonville, mencionó.
Sobre el costo, detalló que proteger a una palmera demanda una inversión anual de US$ 50, a la vez que el pago solo por retirar una palmera muerta supera los US$ 1.000 y en casos llega a los US$ 2.000.
La instalación de sensores sísmicos en plantaciones de palmeras permite la detección temprana de actividad larvaria del picudo rojo, lo que posibilita la intervención precisa meses antes de que los daños sean visibles e irreversibles.
El algoritmo que respalda a los sensores detecta solo las vibraciones generadas por la plaga en etapas tempranas, incluso antes de que aparezcan síntomas visibles.
Luego de notificar sobre el ataque, se puede actuar puntualmente sobre las palmeras infestadas.
Todo el monitoreo se hace en tiempo real a través de Internet, minimizando visitas presenciales y el sistema permite hacer seguimientos de los tratamientos suministrados, para poder hacer repeticiones de tratamientos o ajustes necesarios.
Además de la detección precoz y la capacidad de hacer seguimiento del estado de cada palmera, se utiliza un sistema de cánulas especialmente diseñadas para la endoterapia vegetal.
Al igual que una vía intravenosa en un paciente clínico, esta técnica permite suministrarle a la palmera los productos fitosanitarios directamente en su sistema vascular, maximizando su efectividad y evitando la necesidad de realizar reiteradas perforaciones en el estípite de la palmera.
Esta metodología imita a las avanzadas técnicas de trabajo de los agricultores de dátiles orgánicos de Israel, permite proteger la biodiversidad y el ecosistema, evitando el uso indiscriminado de insecticidas, minimizando daños colaterales a insectos benéficos, como las abejas, y otras especies vegetales y animales.
Grinvald concluyó remarcando la gravedad del problema, que es de tal magnitud que hoy considera la mortandad de palmeras no solo en Uruguay, también en zonas muy próximas en Argentina y Brasil.
