Nancy Pelosi, presidenta de la cámara de Representantes de Estados Unidos, llegó este lunes a Singapur con su comitiva en la primera escala de su viaje que incluye a Malasia, Corea del Sur y Japón. En la información previa que fue brindada a la prensa sobre el itinerario y las características del viaje no se hizo mención alguna de una escala en Taiwán, que había sido el detonante de discusiones internas y tensiones con China en días anteriores.
La intención de Pelosi de visitar Taiwán en forma oficial, que había trascendido por una filtración periodística y nunca había sido confirmada por la representante demócrata, fue rechazada de plano por Xi Jinping quien en una conversación telefónica con el presidente Biden advirtió que Estados Unidos estaba “jugando con fuego” si el viaje se concretaba.
El primer ministro taiwanés, Su Tseng-chang, en una entrevista periodística, no confirmó si Pelosi pasaría por su país y afirmó que Taipei brinda “su calurosa bienvenida a cualquier amigo importante extranjero que visite nuestro país”.
Este domingo, la oficina de Pelosi comunicó que el viaje estaría focalizado en la seguridad mutua, la cooperación económica y la gobernabilidad democrática en la región Indo-pacífica, y agregaba que la legisladora demócrata estaría acompañada por Gregory Meeks, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja, Mark Takano, presidente de la comisión de asuntos de Veteranos y los congresistas Suzan DelBene, Raja Krishnamoorthi y Andy Kim.
El rechazo chino a una eventual visita a Taiwán por parte de Pelosi, además de los fundamentos diplomáticos y geopolíticos esgrimidos por Beijing por boca de sus máximas autoridades tiene seguramente un condimento basado en la histórica postura de oposición al gobierno chino que mantiene la legisladora por California.
En 1991, en una visita a China, Pelosi, junto a dos miembros de su comitiva, desplegó en la plaza Tiananmen una bandera de tela negra con una inscripción en chino y en inglés que homenajeaba a las victimas de la represión que el gobierno chino había desatado dos años antes contra manifestantes opositores.
Pelosi, que en ese entonces había ido a la plaza eludiendo a su custodia y sin autorización del gobierno chino, en 2019 rememoró ese momento en su cuenta de Twitter, publicando un breve video donde se puede ver el momento en que exhiben el cartel y la posterior intervención de la policía china que los expulsa de la plaza y detiene a los camarógrafos que filman la escena.
En 2002, en una reunión con el vicepresidente chino Hu Jintao, Pelosi intentó, sin éxito, entregarle cuatro cartas que expresaban preocupaciones por la detención de activistas opositores en China y el Tibet.
En 2009, se informó que Pelosi había entregado en mano a Hu Jintao -en ese momento presidente de China- una carta pidiendo la liberación de varios prisioneros políticos, incluyendo la de Liu Xiaobo, quien al año siguiente fue laureado con el Premio Nobel de la Paz y murió en prisión en 2017.
En su historial de oposición al gobierno y al partido Comunista chino, Pelosi cuenta con el impulso al boycott de la ceremonia inicial de los juegos Olímpicos de verano en 2008 y a los juegos Olímpicos de invierno en 2022.
También ha sido una enconada defensora de ligar los tratados comerciales con China al cumplimiento del respeto por los derechos humanos, e incluso a proponer ese aspecto como condición para el ingreso de China a la organización mundial de Comercio (WTO).
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