El proyecto de la cúpula permanente estuvo a cargo del arquitecto Federico Lagomarsino

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Olvido, destrucción y ahora final feliz: la nueva cúpula de Ciudad Vieja

Se instaló una estructura permanente sobre el edificio de Karl Trambauer ubicado en la esquina de Buenos Aires y Misiones
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29 de junio de 2020 a las 05:00

Un hueco puede ser la nada. O puede ser un todo perdido. Los vacíos pueden ser inocentes. Pero también pueden ser evidencia silenciosa de un abandono. Y así, casi sin que la mayoría de los mortales nos demos cuenta, una ciudad puede estar cargada de poros injustos. Huecos que, en realidad, simbolizan una pérdida. 

No fue casualidad, entonces, que en 2015 un grupo de arquitectos, artistas visuales, estudiantes y fotógrafos miraran hacia el emblemático edificio del arquitecto Karl Trambauer (ubicado en Ciudad Vieja, en la esquina de Buenos Aires y Misiones) e identificaran una pérdida. La cúpula que se construyó en 1913 junto a la estructura ya no estaba. Y ese hecho iba mucho más allá del domo y su materialidad. Ese vacío significó también el descuido de un barrio cargado de valor patrimonial. 

Para “alertar la destrucción sistemática en la Ciudad Vieja”, el workshop Adaptation –organizado desde la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República y el Laboratorio de Fabricación Digital– intervino el espacio en negativo que dejó la cúpula original que colapsó en 2014. Así lo explicó a El Observador Federico Lagomarsino, arquitecto que coordinó el proyecto.

El equipo instaló en ese lugar una estructura roja construida en placas de madera MDF recubierta en esmalte para exteriores. Se trató, en palabras del arquitecto, de un “objeto interpelante” pero también de un “organismo sanador y recuperador, que de manera experimental y ensayística intervino el vacío visible del edificio”.

Originalmente, la obra de madera iba a permanecer unos cinco meses, en formato de intervención temporal. Pero a pedido del propietario inicial del edificio, se mantuvo hasta 2019, cuando el nuevo dueño solicitó su sustitución por una cúpula que fuera permanente y cuyo diseño fuera similar a la que diseñó Trambauer. 

Constructor de la cúpula permanente: Ignacio Silva

A fines del 2019, Lagomarsino diseñó una cúpula metálica que se asemeja en proporciones, volumetría, silueta y tonos a la original. De todas formas, según explica el arquitecto, la tecnología aplicada y el diseño –”que permite atravesar visualmente la cúpula al ubicarse en distintos puntos desde la calle, como una persiana en vertical que cambia acompañando el desplazamiento”– son contemporáneos. La construcción estuvo a cargo de Ignacio Silva.

Además de ser valioso por encontrarse dentro del casco antiguo de Ciudad Vieja, el edificio carga con el sello de calidad de Trambauer. El alemán, que según Lagomarsino fue uno de los arquitectos europeos que dejó más huella en Uruguay, fue el creador del Pabellón de la Música del Parque Rodó.

Un final feliz

“En determinado momento se desarrolló una expansión urbana que dejó muchos huecos. La ciudad creció de forma porosa hasta la periferia. Y la Ciudad Vieja es imagen de eso, hay cierta desolación que se manifiesta en edificios abandonados, vacíos, fríos o con ocupaciones ilegales”, manifestó Lagomarsino. Para el profesional, los arquitectos pueden “contar una historia o construir un mensaje político a través de la arquitectura”, incluso a través de intervenciones muy puntuales, como la de la cúpula.

Y en el caso de la cúpula del edificio de Buenos Aires y Misiones, la historia tuvo un final feliz: “Esta acción, puede considerarse como el punto final de un relato que inicia con una pérdida, con el olvido de un símbolo, pero que luego es visibilizado y expuesto a través de una operación arquitectónica y que concluye felizmente”.

El proyecto de la cúpula permanente estuvo a cargo del arquitecto Federico Lagomarsino

El arquitecto de las cúpulas

No es la primera vez que el nombre de Lagomarsino está asociado a una cúpula. En diciembre del 2017, el arquitecto de 35 años se postuló con el faro que realizó para la icónica cúpula del Palacio Salvo al premio Young Architects in Latin America. Fue elegido entre más de 200 participantes en América Latina y recibió una mención honorífica, en el marco de la Biennale di Venezia.

Faro del Salvo

Pero, ¿por qué le interesan? ¿Cuál es el valor simbólico de estas estructuras? Lagomarsino cuenta que, sobre el siglo 18, los domos eran un símbolo de estatus. Dependiendo del diseño, de la ornamentación y del estilo, las estructuras indicaban la posición social de la familia que vivía allí. 

Actualmente, para la arquitectura, la cúpula es un elemento que evoca ciertos valores clásicos. “Habla de la simetría, del ritmo y la proporción. Es un objeto que mantiene las teorías clásicas de construcción”, señala el profesional y explica que, con la intervención de 2015, buscaron interpelar esos paradigmas al hacerla en rojo y bajo el diseño paramétrico –”en el que se trabaja bastante desde el caos y de lo orgánico, y no desde aquella estética casi matemática” –. “En ese caso no era solo un elemento infraestructural, también era un mensaje”.

Y en el caso de los huecos que quedan cuando una cúpula colapsa, como en el caso de la del edificio de Trambauer, se genera -en palabras del arquitecto. "una oportunidad de llenado muy importante para ensayar prototipos e instalaciones". 

Entre varias cúpulas que se pueden encontrar en Montevideo, Lagomarsino ejemplifica que algunas de las más simbólicas son la de la iglesia del Cerrito de la Victoria –“el rojo en el horizonte sobre el lomo verde plantea un tema paisajístico súper interesante” –, la de la torre del edificio del Correo y la del edificio London Paris.

Cúpula del Reichstag
Internacionalmente, uno de los domos significativos es el que se encuentra en lo alto del edificio del Reichstag en Berlín, creado por el destacado arquitecto Norman Foster. Esta estructura hecha en vidrio permite una vista de 360 grados al paisaje urbano circundante. El Bundestag, la cámara de debates del parlamento alemán, puede verse debajo de la cúpula.
Lagomarsino explica que esta construcción permite mirar hacia el punto político más caliente de la ciudad alemana, y de cierta forma actúa como un elemento que habilita la transparencia. En efecto, la estructura que se inauguró en 1999 intenta simbolizar la reunificación alemana.
 

Sobre su búsqueda inquieta de visibilizar vacíos que antes fueron cúpulas, Lagomarsino contó que ahora investiga un edificio que está en Juncal y 25 de mayo en el cual “todo parece indicar que ahí había una”.

Cuando es consultado sobre si es “el arquitecto de las cúpulas” en Uruguay, Lagomarsino se ríe. Dice que no fue algo intencionado, que se dio así.

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