Mathías Rodríguez
Hernán Novick

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Peñarol tuvo chispazos de identidad

El equipo de Jorge Da Silva jugó un muy buen primer tiempo con Novick y Costa como estandartes
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05 de septiembre de 2016 a las 05:00

Sin deslumbrar, ante Fénix el pasado sábado Peñarol parece querer construir su identidad y dejó de lado los fantasmas que están tan de moda últimamente en el fútbol uruguayo respecto a la tan mentada ansiedad.

El martes pasado, Referí titulaba, "Entre la obsesión y la ansiedad", haciendo referencia a algunos jugadores jóvenes de los nuevos como Junior Arias y otros más que se desesperan por tratar de hacer el primer gol con la casaca mirasol, algo que obviamente, le juega en contra no solo a ellos, sino al rendimiento del equipo a la hora de llegar al arco de enfrente.

El partido del sábado ante Fénix trajo la tranquilidad esperada. Por un lado, porque ya a los 18 minutos Peñarol ganaba bien con una triangulación muy buena entre Arias, el debutante Mathías Rodríguez y Nicolás Dibble.

Pero también se pudo observar un cambio sustancial en el juego. Quienes conocen a Rosario Martínez saben que se trata de un técnico obsesivo con su trabajo, que sabe lo que es marcar bien al rival y esta vez, Peñarol se lo llevó por delante jugando un gran primer tiempo con altas dosis de fútbol.

En esto tuvieron que ver mucho las sociedades que se formaron de mitad de cancha hacia arriba con puntos altos en Hernán Novick –el mejor de la cancha- y Tomás Costa –quien incluso apareció más en el segundo tiempo-, en tanto que Gastón Rodríguez se juntaba con Dibble y Arias para hacer más daño a la defensa rival.

Una de las cosas más interesantes que dejó el partido y el planteo táctico del Polilla Da Silva fue la posición de Novick. Él ya lo había manifestado en el encuentro anterior contra Liverpool pero el sábado se vio más reflejado. El futbolista no jugó como un volante externo, como acostumbra el DT en su figura táctica, sino que lo hizo como un enlace. Y allí ganó mucho juego Peñarol. Por las traslaciones, los pases metidos al vacío y la inteligencia que mostró, fue desnivelante.

La velocidad y dinámica impuestas en el primer período –con muchos toques incluidos y cuando aún estaban 11 contra 11- bajó las revoluciones en el complemento, pese a que el rival tenía un hombre de menos. Esa también es una virtud: no siempre hay que ir a 100 km/h, lo importante es saber manejar los tiempos. Y así lo hizo el equipo de Da Silva.

Claro que le falta mucho trabajo y mantener una estabilidad futbolística en la cancha. No caer en esos típicos bajones en los que cayó en algunos compromisos del Clausura pasado porque eso en un torneo corto como este, le puede pasar factura.

Otro tema destacable fue el hecho de haber hecho debutar no solo a Mathías Rodríguez, sino también a Yefferson Quintana en defensa cuando se lesionó Bressan. De a poco, siguen debutando jugadores jóvenes como para demostrar que la cantera no es cuento.

El sábado que viene ante Wanderers será otra historia, pero si mantiene el ritmo y el juego que se vio contra Fénix, se podrá decir que de a poco, el Polilla le va encontrando la vuelta al equipo.

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