Esta semana comenzó la cosecha de Pink Lady, “la manzana que toma más precio en el mundo, la que tiene más marketing y de las más valoradas por los consumidores”, según indicó Danilo Cabrera, director del Programa de Investigación en Fruticultura del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), quien sostuvo que podría duplicarse el área nacional plantada con esta variedad con el objetivo de aumentar la exportación.
Cabrera detalló a El Observador que esta es una fruta que se ha adaptado muy bien a las condiciones uruguayas de suelo y clima, el otoño por ejemplo, cuando hay diferencias térmicas entre el día y la noche, lo que hace que la frute tome “muy buen color”, explicó.
La cosecha se extenderá por los próximos 20 días y “esta es una manzana que promete”, comentó.
La Pink Lady, que tiene un color rosado fuerte, debe tener un 40% de sobrecolor rosado para ser exportada. Además, no puede tener golpes, manchas o enfermedades, puntualizó.
Desde 1999 INIA acompaña al grupo de productores de Pink Lady™ –marca registrada con la que Cripps Pink, Rosy Glow o Lady in Red comercializan esta fruta– en la producción local de un cultivar de esta variedad.
Desde ese año el instituto ha estudiado aspectos agronómicos de adaptación, fisiología, manejo, sistemas de conducción, distancias de plantación, cosecha, postcosecha, conservación, valor nutricional, calidad de fruta y también el control de enfermedades y plagas.
Según indicó Cabrera, actualmente “hay mucha demanda y el productor puede ganar mucho en mercados de Europa y Asia”.
La producción de esta variedad corresponde a un 11% dentro del área nacional de plantación de manzanos.
En total son 250 hectáreas de producción que se encuentran en Canelones, San José y Montevideo, departamentos en los que hay 210 productores.
Según datos del INIA, de los 50 a 60 millones de kilos de manzanas que se cosechan anualmente en Uruguay, cinco millones corresponden a la variedad Pink Lady.
La manzana Pink Lady fue creada por la Oficina de Agricultura de Australia Occidental en la estación experimental de Stoneville.
Para poder comercializarla se creó la Alianza Internacional Pink Lady (IPLA), una agrupación de empresas que controla la venta y define los requisitos de calidad entre los que se encuentran niveles de intensidad de color, firmeza de pulpa, contenido de azúcar y aspecto.
“Uruguay tiene posibilidades, solo falta sumar esfuerzos, realizar más plantaciones para la cosecha de fruta de exportación y así seguir aumentando los volúmenes de Pink Lady que el mercado mundial demanda. Sería bueno para el productor, para el país y para la investigación”, concluyó.
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