La cátedra de Hematología informó al Parlamento.

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Plasma, el “oro blanco del mundo” que para Uruguay representa un negocio "a pérdida"

Especialistas advirtieron en el Parlamento carencias del país en hemovigilancia y reclamaron una ley nacional sobre sangre
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23 de diciembre de 2021 a las 05:02

Este lunes el barril de petróleo crudo Brent, de referencia a Uruguay, cotizaba a US$ 72,87 en los mercados mundiales. Una cantidad equivalente de plasma sanguíneo cuesta US$ 95 mil. Es “el oro blanco del mundo”, como se lo denomina en los ámbitos académicos internacionales. 

Así lo describió en el Parlamento Ismael Rodríguez, profesor titular de la cátedra de Hemoterapia y Medicina Transfusional de la Universidad de la República que relató a los legisladores la situación que se vive en Uruguay. 

En el país, dijo, no existe una planta de fraccionamiento de plasma pero eso implicaría una inversión que, dado la cantidad de población, resultaría inviable. Si no dona o envía al exterior lo que le sobra, lo debe descartar. Por eso, a través de un viejo convenio que rige desde hace más de 40 años, los excedentes son derivados a la Universidad de Córdoba. Para Rodríguez, el diseño del convenio tiene insuficiencias. 

Entre otros aspectos, porque no incluye un programa de plasmaféresis, el proceso por que el plasma se separa de las células sanguíneas, que luego se mezclan con un líquido que reemplaza al plasma y se devuelven al cuerpo. 

Según el especialista, a Uruguay le cuesta hoy US$ 280 obtener un kilo de plasma. A cambio, Córdoba devuelve US$ 95 en productos hemoderivados. “Es a pérdida total para el país”, advirtió en la última sesión de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado, según consta en la versión taquigráfica a la que accedió El Observador.

Algunos de estos hemoderivados son considerados medicamentos esenciales, entre ellos la albúmina, la gammaglobulina y el factor VIII de la coagulación para pacientes hemofílicos. Uruguay los debe adquirir en el exterior, y en eso debe invertir al año casi US$ 80 millones. 

Un embrollo

Se trata de un fenómeno enmarcado en el “vacío legal” que según los especialistas existe en Uruguay, al carecer de una ley nacional sobre sangre.

La ley 12.072 fue la que creó el Servicio Nacional de Sangre. Fue aprobada en 1954, reglamentada recién 26 años después y, desde entonces tuvo decenas de cambios. La cátedra apuntó allí sobre el “embrollo legal” que significó la aprobación posterior de la ley 18.161, que en 2007 dispuso la creación de la Administración Nacional de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) como servicio descentralizado. 

Esa ley hizo que el Servicio Nacional de Sangre, hasta entonces en el Ministerio de Salud Pública, pasara a la órbita del nuevo organismo, que al mismo tiempo funciona como prestador y como controlador. 

“En Uruguay no existe un servicio de hemovigilancia”, advirtió Rodríguez. “No existe una declaración obligatoria de enfermedades, o de reacciones adversas a las transfusiones”. 

Así, indicó, en todo el país no hay dos cuestionarios o entrevistas donantes que sean iguales. “A veces, tenemos donantes que van a un banco de sangre y los rechazan por determinada causa, pero cruzan al banco de enfrente y allí los aceptan”, relató. 

Rodríguez citó ejemplos. En Bella Unión, se coloca una unidad de sangre desplasmatizada cada ocho días. En Montevideo, son entre 150 y 200 unidades al día. 

La sangre es un producto perecedero, con una vida útil calculada en 42 días. El país, indicó, carece de un sistema que permita que, por ejemplo, Bella Unión derive a otros lugares lo que eventualmente no utilice. 

Para los especialistas, la situación plantea una gran dificultad para poder homogeneizar y “mostrar el respeto que se debe” a los donantes, la “materia prima” de la especialidad. A eso se le agregan, dijo, ciertos problemas de distribución: la falta de un organismo rector que obligue a un centro de salud a derivar a otro una bolsa de sangre que no utilice. 

“La sangre es un recurso estratégico para el país” planteó Maximiliano Berro, otro de los integrantes de la cátedra. “El Estado debe asegurar que la sangre segura y en cantidad suficiente esté disponible en todo momento para todos”. 

Accidentes de tránsito y traumas

Al respecto, la cátedra elevó al Parlamento un borrador de proyecto de ley con sugerencias para la elaboración de un “Plan Nacional de Sangre”, que le devuelva al Ministerio de Salud Pública el papel rector. 

Según la definición de la Organización Panamericana de la Salud, en Uruguay la donación de sangre es “voluntaria de tipo exigido”. La tasa de donación actual es propia de países de ingresos altos: el 30% de la población es donante. 

Según las cifras de la cátedra de Hematología, unos 40 mil uruguayos requieren todos los años de algún elemento de medicina transfusional. El 22% del consumo de sangre a nivel nacional se va en procesos perioperatorios. Otro 18% se va en accidentes de tránsito y politraumas. 

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