Escuchó que los perros ladraban y pensó que se estaban peleando entre ellos como casi todas las mañanas. Pero cuando Juan Pablo “Harry” Silva asomó la cabeza para afuera del quiosco, al costado de la duna, vio que sus mascotas estaban persiguiendo a un bicho. Desde lejos creyó que era una comadreja. Caminó sobre la arena blanca un par de metros y el animal empezó a tomar otra forma. No se parecía a ningún otro mamífero que hubiese visto antes. Entonces sacó el celular y empezó a grabar. Fue ahí, en frente a la criatura y con el teléfono en la que mano, que a Silva le cayó la ficha: ¿un oso hormiguero?
La imágenes se viralizaron en redes sociales y los medios de comunicación comenzaron a levantar el registro. ¿Qué hacía un oso hormiguero en la playa de Punta Rubia? ¿Existe esta especie en Uruguay? ¿No estaban extintos? ¿Qué pasó después de que lo encontraron? Las preguntas se replicaron en distintos puntos del país a la par que el video casero.
Lo que se ve en las imágenes es un tamandúa. Se trata de un oso hormiguero, de color amarillo y negro, trompa fina y cola flexible, que está presente en toda América del Sur. La primera vez que se registró su avistamiento en Uruguay fue en 1972 según lo especifica un informe de 2018 del Museo Nacional de Historia Natural de Montevideo en colaboración con el bioparque M’bopicua en Río Negro.
El mamífero integra la lista de especies prioritarias para la conservación de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) y también la del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), pero no es tan atípico como parece.
“Se trata de una especie cuya población está en expansión. Nunca hubo tanto registro de ejemplares como ahora”, explicó Jorge Cravino, asesor en biodiversidad de la Dinama a El Observador. La falta de registro del animal en su hábitat natural fue lo que lo puso dentro de la lista roja de la conservación. En el último tiempo el trabajo con cámaras trampa de diferentes organismos de monitoreo de fauna lo puso de nuevo sobre el radar.
Los perros son el principal enemigo de este mamífero inofensivo y bastante sociable que habita en praderas y bosques serranos porque se alimenta de hormigas y otros insectos. Para los cazadores el valor de su pelaje y carne es insignificante entonces suele estar fuera de la órbita del interés humano. Quienes los matan lo hacen por miedo o ignorancia.
Alexandra Cravino, bióloga experta en mamíferos de la Facultad de Ciencias, contó que durante sus patrullajes en zonas protegidas y campos privados, los pudo ver de cerca en más de una oportunidad. Si uno se acerca despacio, el animal no se asusta e incluso se mantiene cerca de las personas. Sus garras no están diseñadas para el ataque si no para rastrillar la tierra y romper hormigueros. Aún así, los expertos recomiendan no tocar a los tamandúas porque son animales salvajes y, en caso de sentirse en peligro, podrían lastimar y también contagiar parásitos y enfermedades típicas de los mamíferos en esa condición.
Durante años se creyó que era exclusivo de Cerro Largo –por eso mismo su aparición en la costa causó tanta sorpresa–, pero un estudio realizado por un equipo de biólogos uruguayos evidenció que se encuentra en 26 localidades distintas del país. En la playa nunca lo habían visto. La teoría de Cavira es que si apareció ahí fue porque algún vecino de la zona lo tenía en cautiverio y el animal logró escapar. Lo más cerca que encontraron un ejemplar de Punta Rubia fue en Lascano, Rocha, en el 2012.
Como tienen una dieta muy particular, es difícil ver a los tamandúas en parques y reservas, que es donde la gente suele tener contacto con las especies autóctonas y conocerlas.
M’bopicua –propiedad de Montes del Plata, la compañía forestal– es el único lugar en Uruguay que tiene más de un ejemplar de osos hormigueros viviendo en cautiverio. Son 10 en total.
Juan Villalba, encargado de los departamentos de Sustentabilidad y Comunicación de la empresa, dijo que el bioparque trabaja con esta especie desde 2011 y que en 2014 lograron que tuvieran su primera cría. Los alimentan con un complemento que fabrican en la reserva mezclando 10 componentes entre los que se encuentran jugo de naranja, miel, vitamina K y leche deslactosada. El plan, explicó Villalba, es liberarlos en algunos años.
La suerte que corrió el ejemplar que apareció en la playa es incierta. En su momento fue guiado hasta al monte costero y entonces la Dinama le perdió el rastro.
En caso de que alguien se encuentre con uno de estos animales en su estado natural, la Dinama recomienda no intentar acercarse ni atraparlo. Lo recomendable es comunicarse con personal especializado al 2917 0710, internos 8053 y 8056. Aunque el oso hormiguero es un animal manso, tiene “uñas filosas y puede lastimar si se siente acorralado”, señaló el organismo. Además, las autoridades afirmaron que el objetivo es encontrar al animal para que sea ubicado en un lugar más seguro y que así logre sobrevivir.
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