La presión puesta sobre Rusia por parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea y Estados Unidos para que facilite la salida de millones de toneladas de cereales y aceites desde Ucrania podría contribuir a estabilizar los precios de alimentos, que tras varios incrementos están llegando a niveles alarmantes.
El impacto del conflicto desatado por el gobierno de Vladimir Putin en la seguridad alimentaria ha ido escalando.
Esta semana el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, David Beasley, denunció que no reabrir los puertos ucranianos “sería una declaración de guerra a la seguridad alimentaria mundial”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo por su parte que está “en contacto” con Rusia, Ucrania, Turquía, Estados Unidos, con la Unión Europea y con otros países clave para tratar de lograr un acuerdo que permita dos cambios, tanto la salida de cereal ucraniano por corredores seguros desde el Mar Negro como las ventas sin impedimentos de alimentos y fertilizantes rusos.
La posibilidad de que se reanude el tráfico de mercancías desde Ucrania, junto a la proyección de una cosecha récord en Rusia, impactó en la baja de la cotización del trigo sobre fines de la semana tras los récords del martes 17, cuando superó los US$ 460 por tonelada.
La decisión de Indonesia de volver a habilitar la exportación de aceite de palma –vigente desde el 28 de abril– fue otro factor de ajuste para los aceites y los granos, aunque la soja se mantiene por encima de los US$ 620 por tonelada sostenida por rumores de reactivación de la demanda china y por la baja del dólar en Brasil.
En Uruguay la cosecha de soja entra en su tramo final, con el 80% de las chacras trilladas en el norte del país y alrededor de 60% en el sur y centro. Los rindes estarán entre 2.500 y 3.500 kilos por hectárea, lo que permitirá una producción de 3,2 millones de toneladas, casi el doble que la cosecha de la zafra de 2021, afectada por la sequía.
Una semana sin lluvias permitirá terminar la cosecha en buenas condiciones, con la luz amarilla prendida desde la logística, particularmente por el conflicto que afecta la operativa portuaria de Montevideo.
Hay un escenario excepcional de precios y rendimientos que se conjugan como no lo hacían desde la temporada de 2013/2014, y a lo que se suma el recorte de producción de Argentina y Brasil, lo que le da más competitividad al cultivo local.
Mientras se termina de levantar la soja, se definen los cultivos de invierno, que pueden tener algún ajuste de área de último momento por los buenos márgenes que permiten anticipar los precios internacionales.
Algunos insumos, como los fertilizantes, han bajado después de tener vertiginosas subas, pero el escenario de costos se mantiene inestable y muy volátil.
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