En José Ignacio están permitidas construcciones de un máximos de seis metros para mantener al faro como una referencia de altura destacada

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La propietaria argentina que construyó en azotea en José Ignacio y terminó en la Justicia

Una vecina de José Ignacio hizo de su casa una posada y luego construyó un restaurante en la azotea, lo que está prohibido. La intendencia le iniciará una demanda por resistirse a demoler
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17 de abril de 2021 a las 05:02

La primera construcción fue una pérgola en la azotea, al lado de la piscina, para no achicharrarse al sol y poder mirar el atardecer desde una vista privilegiada. Era un lugar para disfrutar con sus hijos y nietos, pero se empezaron a sumar amigos al plan y, con esto, las invitaciones para tomar vino y champán. Después incorporó una heladera para mantener las bebidas y ofreció picadas y empanadas, hasta que construyó una cocina. Casi sin pensarlo, la terraza se transformó en un restaurante.

La argentina Viviana Vanmalle comenzó con la construcción del emprendimiento en la tercera planta de la casa, pero la llegada de los materiales de la obra llamó la atención de los vecinos del balneario que integraban la Liga de Fomento de José Ignacio. 

Era el invierno de 2017 cuando los integrantes del grupo –que tiene como objetivo preservar “la identidad local, el cuidado del medioambiente y el espacio público”– se contactaron con la propietaria para preguntarle qué estaba haciendo. “Cuando nos confirmó que estaba construyendo una tercera planta, le mencionamos que era totalmente ilegal, que no correspondía. Ella contestó que tenía permiso, que podía hacerlo”, recordó a El Observador el presidente del grupo de vecinos, el belga Luc Van Malder.

En ese punto de Maldonado, donde está el casco fundacional del balneario, están habilitadas construcciones de hasta seis metros –planta baja y primer piso– y, por tanto, las obras en la azotea eran irregulares. Vanmalle vive la mitad del año en José Ignacio y el resto de los meses se los divide entre Miami, París y Londres, ciudades en las que viven sus familiares. Llegó a Punta del Este hace cerca de 12 años y, antes del polémico emprendimiento de la azotea, convirtió su casa en una posada.

En la azotea de la posada Luna Brava, de José Ignacio, se construyó un restaurante que debió ser demolido por no cumplir con los requisitos de altura

Luna Brava tiene seis habitaciones y es una posada “para ser vivida como una casa”, dice su página web. Según la descripción, está a 50 metros de la playa Brava y tiene una terraza para “disfrutar de las mejores vistas de la playa, el mar y el pueblito de José Ignacio”.

A Vanmalle no le gusta vivir sola y, cuando no están sus hijos, alquila las habilitaciones de la planta baja. La posada tenía la habilitación de la Dirección de Higiene de la Intendencia de Maldonado, pero cuando comenzó con las obras de la tercera planta se inició el conflicto con la comuna.

“Es la casa mía y de mis hijos. Tengo derecho a alquilar mi casa. En vez de alquilarle a uno, le alquilo a cuatro. Alquilo las habitaciones vacías de mis hijos y tengo la decencia de hacerlo pagando los impuestos. Pero es una casa”, comentó a El Observador.

No hay excepciones

La vivienda de Vanmalle se aprobó como “una casa de familia” y después comenzó la transformación en una posada, dijo a El Observador la directora de Urbanismo de la Intendencia de Maldonado, Soledad Laguarda. Luego de empezar con el uso comercial de la azotea, pidió para hacer una cocina.

“Nosotros le dijimos que no era viable porque en José Ignacio solo se admite planta baja y planta alta, no admite un segundo piso. Ella lo construyó igual. Los vecinos la denunciaron, nosotros la intimamos a parar la obra, a demoler. Ella hizo caso omiso ante todas las intimaciones”, relató la jerarca.

Para poder realizar la construcción, las oficinas técnicas del gobierno departamental debían avalar la obra para luego pasar por la junta departamental. Sin embargo, esta aprobación no la tuvo porque la intendencia pretende preservar el casco histórico de José Ignacio.

Vanmalle presentó la solicitud para la construcción después de iniciar la obra, cuando la dirección ya la había intimado a demoler. “No estábamos dispuestos a darle la excepción por altura, porque está en el casco fundacional. A la vez, teníamos el rechazo de la comunidad”, sostuvo Laguarda. La Liga de José Ignacio había presentado varios reclamos por las obras.

“Es esas condiciones, no había posibilidad de una excepción. La conclusión fue que lo único que tiene que hacer es demoler. Y se ha resistido”, dijo.

La intendencia pretendió ingresar al lugar para demoler la obra de la azotea, pero la mujer se negó. Cuando se agotaron las instancias administrativas, el problema pasó a la Justicia:  el intendente Enrique Antía ordenó el 15 de marzo realizar una denuncia penal por desacato contra la propietaria argentina, informó Correo de Punta del Este.

La oferta para bomberos

El restaurante está cerrado y parte de las construcciones demolidas, pero hay un espacio de tres metros por tres metros que sigue sin demoler. Vanmalle está realizando gestiones para que ese espacio no se tenga que destruir porque dejaría la casa “expuesta a que entre el agua”. La propietaria aseguró que la intendencia no mandó una inspección para evaluar su pedido.

“El restaurante y la cocina se demolieron. Es ridículo que se diga que hubo desacato. Hay una actitud de mala predisposición porque a mí nadie me llamó por teléfono”, dijo Vanmalle. Pero aclaró: “No me quiero pelear con nadie. No tengo tiempo para hacer cosas que no me hacen feliz”.

Vanmalle reconoció que construyó en infracción, pero que lo hizo porque al momento de hacerlo “no sabía” de su falta. Criticó que tanto la Intendencia Departamental de Maldonado como la Liga de José Ignacio no hubieran tenido un “contacto directo, conciliador ni respetuoso” y contó que hubo actos de “vandalismo” sobre su casa, porque le “tiraron pintura” roja. Aseguró que no fue notificada de la denuncia, pero que va a demoler lo que falta cuando la pandemia lo permita.

La propietaria de Luna Brava dijo que hubo actos de "vandalismo" en su casa porque le tiraron pintura roja

Vanmalle recordó que le ordenaron cerrar el restaurante el 7 de enero de 2019 y que, como compensación por su error, ofreció un camión de bomberos porque lo consideraba necesario para la zona. “Ni siquiera lo miraron”.

La Dirección de Urbanismo pretende mantener a José Ignacio como un lugar de edificaciones “muy bajitas” y que se conserve el “destaque” del faro como la construcción más alta, explicó Laguarda. “Con construcciones más altas, empieza a tener menos trascendencia el faro, y hay una arquitectura de otro volumen”, dijo.

La intendencia quiso evitar que se genere un “antecedente” y así mantener el perfil del balneario.

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