"Libertad", "No a la dictadura sanitaria", "Macron dimisión" fueron algunos de los gritos más escuchados entre los miles de manifestantes congregados en las orillas del río Sena (centro de París), en el marco de una de las tres protestas celebradas en la capital francesa. Su objetivo: rebelarse contra las medidas adoptadas por el presidente francés, Emmanuel Macron para lograr doblegar a la pandemia.
En casi una semana, el país vio duplicarse el número de nuevos casos de coronavirus. Esto llevó al mandatario a anunciar un nuevo paquete de medidas que incluían no solo la obligatoriedad de la vacunación para el personal sanitario; también la extensión del pasaporte sanitario (vacunación completa o test negativo) a la inmensa mayoría de actividades del ámbito social francés.
"La vacunación será obligatoria a partir del 15 de setiembre para todos los cuidadores y trabajadores de hospitales, clínicas, residencias de ancianos, inmediaciones para personas con discapacidad y para quienes trabajen en el ámbito de personas de la tercera edad o frágiles", resolvió el presidente advirtiendo que realizarán controles para garantizar el cumplimiento de sus medidas, siendo sancionados quienes no hayan completado la pauta de inmunización.
Asimismo, a partir del 1° de agosto, el ya citado pasaporte sanitario será exigible en el marco de las reuniones de más de 50 personas y para poder ingresar a centros comerciales, bares, restaurantes y cafés y para poder tomar trenes, ómnibus y aviones de larga distancia. De este modo y, dificultando la vida social de la ciudadanía, el mandatario asegura que la población mayor de 12 años sin vacunar se agende para su inmunización.
Este anuncio llevó a casi un millón de franceses a solicitar de inmediato una fecha para la vacuna.
"Estamos al inicio de la cuarta ola, con un incremento de la incidencia estratosférico", advirtió este lunes en Franceinfo el vocero del gobierno, Gabriel Attal.
El domingo, la agencia de salud pública francesa (Santé publique France), registró 12.532 casos de covid-19 en 24 horas, el nivel más alto detectado un domingo desde mediados de mayo.
"Nueve millones de dosis están esperando a ser inyectadas", remarcó Macron mientras interpelaba a los mayores de 65 años, personas con sobrepeso y grupos sanitarios vulnerables a inmunizarse. "Ustedes son los que llevan el peligro más grande", insistió.
Desde el ministerio de Salud Pública informaron de que, al menos 37.809.568 personas recibieron su primera dosis y 30.788.868 completaron la pauta.
Sin embargo, el presidente aseguró en su discurso que a lo largo del verano, trabajarán con las asociaciones médicas para llegar a los que se encuentren más alejados de los centros de salud.
Por otra parte, anunció que a partir de setiembre se llevará a cabo una campaña de tercera dosis que seguirá la misma dinámica que las dos anteriores.
Medidas adicionales se adoptaron en los territorios de ultramar gestionados por el gobierno franco, La Reunión y Martinica donde se volvió a imponer el toque de queda.
"En función de la evolución de la situación tendremos que hacernos la pregunta de hacer la vacunación obligatoria para todos los franceses", sentenció.
En cambio y, por el momento, la obligatoriedad solo afectará directamente al personal de la salud.
AFP
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