Próximo paso del cannabis medicinal: de la exportación de flores al aceite crudo y medicamentos
El Poder Ejecutivo aprobó normas para facilitar el desarrollo de la industria pero todavía quedan temas pendientes, según experto
El Poder Ejecutivo aprobó normas para facilitar el desarrollo de la industria pero todavía quedan temas pendientes, según experto
El 2 de octubre el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) emitió la resolución 82/2020 que simplifica los procesos administrativos para obtener la licencia de cultivo y actividades postcosechas del cannabis no psicoactivo de uso medicinal.
Para obtener la licencia para cultivar ya no es necesario pasar por el Ministerio de Ganadería o Salud Pública como antes, sino que alcanza con la autorización del IRCCA. Para la cosecha, el proceso es similar.
También hay dos decretos recientes que facilitan las exportaciones de materia vegetal cosechada entre 2018 y 2020 con fines medicinales, sin necesidad de registrarla previamente como medicamento en el Ministerio de Salud Pública (MSP); y la exportación del raw (que es un aceite derivado del cannabis) con fines industriales sin la calidad GMP.
El GMP es un estándar de calidad bastante exigente, por lo que desde el momento en que se quita esa vara, se les facilita a las empresas vender más cómodamente el producto a la parte industrial (para elaboración de alimentos, cervezas, agua, barras de cereales, etcétera).
Así lo explicó el abogado Leonardo Isoardi, socio CPA Ferrere, en un webinar sobre el tema organizado por la Cámara Oficial Española de Comercio este miércoles 7.
“Hay muchas empresas que se dedican a la industria del cannabis en el país, pero gran parte hizo la inversión en 2013 y logró vender recién en 2020. Estaban asfixiadas, por eso comenzaron a vender las flores”, explicó Isoardi.
Uruguay es el líder regional de exportación de flores -con y sin componentes psicoactivos-, alcanzando ventas superiores a US$ 10 millones. “Esto es como el vaso medio lleno o medio vacío. Podemos decir que solo vendemos flores, o que somos líderes en esas ventas”, dijo el abogado.
A su entender, si la normativa, las habilitaciones y otras flexibilizaciones legales acompañan, la exportación de productos derivados de la planta del cannabis (es decir, ir más allá de la exportación de las flores) podría comenzar en seis meses, pero todavía queda mucha agua bajo el puente, ya que, por ejemplo, los nuevos decretos establecen un proceso simplificado para la exportación, pero no dicen qué hacer para exportar o cómo hacerlo rápido.
Lo cierto es que Uruguay apareció fuerte con este tema del cannabis desde el punto normativo en 2013, pero luego perdió impulso en los hechos y a partir de 2016 otros países de la región también comenzaron a regular y a tomar ventaja en los mercados internacionales.
“Comenzamos exportando flores de cannabis, el paso que sigue ahora son los aceites (raw). Todavía nos falta para medicamentos”, explicó Isoardi.
En Uruguay se han otorgado 9 licencias para el cultivo psicoactivo de cinco empresas (cuatro licencias para uso medicinal del cannabis y las otras cinco para fines recreativos).
Para industrializar, se otorgaron 9 licencias que permiten producir alimentos, cosméticos y medicinas a partir de esta materia prima; para investigación se autorizaron 18 centros (pocos de ellos están relacionados al uso medicinal del cannabis); y para cultivos no psicoactivos (cáñamos) hay 42 licencias, una por empresa.
Isoardi explicó que la ley siempre fue más por el lado de los cultivos no psicoactivos y además, es más económico invertir en ese renglón, por eso hay más empresas dedicadas a esa área y no tanto a los cultivos psicoactivos.
“Recién ahora se van a derribar muchas trabas. La semana pasada se autorizó una exportación de 1.700 kilos de cannabis medicinal que estaba parada”, señaló.
Hoy en día el precio promedio de las flores de cannabis no psicoactivo ronda US$ 0,16 por gramo, mientras que el psicoactivo está en un promedio de US$ 2,47 por gramo.
Los precios cayeron drásticamente en el último año, porque el mercado ha evolucionado rápidamente con nuevos cannabinoides que matan el precio de los anteriores y también debido a que existen más competidores en la región.
Con el raw sucede algo similar en cuanto a la caída de precios, pero no tan marcado.
“Esto es un buen negocio, pero lleva tiempo. El precio ha bajado porque hay más oferta, pero igual la demanda es muy grande. Como país debemos apurarnos, porque si demoramos, los márgenes comienzan a achicar”, comentó Isoardi.
El 5 de octubre ingresaron las primeras flores uruguayas de cannabis medicinal psicoactivo (procesadas en Portugal) al mercado alemán. “Es un gran paso porque el mercado alemán es el de mayor demanda de cannabis medicinal de Europa, donde se vende a US$ 11 el gramo”, destacó el socio de CPA.
Otro mercado al que se accedió es Suiza, que es el primer comprador de flores uruguayas. También se vende a Australia (el primer comprador de flores uruguayas) y, recientemente, salió una exportación para Israel, donde los pacientes que consumen flores se duplicaron en el último año, superando las 70.000 personas.
Sin duda, Brasil es el más apetecible, no solo porque tiene más de 210 millones de habitantes, de los cuales 13 millones son pacientes que necesitan medicamentos con cannabis medicinal, sino porque cuenta con un proceso simplificado para la importación de medicamentos o materia prima con valor agregado; no importa flores.
Otros mercados potenciales son España (que cuenta con un programa de cannabis medicinal), Canadá (donde se prevén ventas en el mercado interno por US$ 7.000 millones al año, entre cannabis recreativo y medicinal), EEUU (con ventas internas del cannabis medicinal por US$ 9.700 millones por año y proyecciones de 28% más para 2022), Italia (uno de los grandes consumidores de cannabis de Europa) y Portugal.
“Si se levantan las trabas, Uruguay en 2023 podría exportar más de US$ 1.000 millones de cannabis medicinal al año… Ya hay laboratorios en zona franca que podrían procesar esta materia prima”, proyectó.
Según Isoardi, la pandemia ayudó a Uruguay en esta carrera de la industria, porque hizo que sus competidores de la región avanzaran más lento.