Los chilenos concurren a las urnas este domingo.

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Qué pasará si se aprueba o rechaza el proyecto de Constitución

Tanto el oficialismo como la oposición comparten una única certeza de cara al resultado. Gane el “Rechazo” o el “Apruebo”, el proceso que se inició con las masivas protestas sociales de 2019 seguirá más allá de hoy
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04 de septiembre de 2022 a las 05:01

Quince millones de chilenos y chilenas concurrirán hoy a las urnas en el marco del plebiscito obligatorio convocado para aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional surgido del proceso que se inició con las masivas protestas sociales que sacudieron al país hacia octubre de 2019 y que se extendieron por varios meses. Aunque los sondeos dan cuenta de un posible triunfo del rechazo a la nueva Constitución que redactó la Convención Constituyente para sustituir a la actual, vigente desde la dictadura pinochetista (1973-1990), el oficialismo y la oposición comparten la certidumbre de que el proceso proseguirá más allá de hoy.

Implementar la nueva Constitución o iniciar la redacción de otro proyecto son los escenarios que se abrirán en Chile tras el resultado de este domingo. En el caso de que la victoria sea del “Rechazo”, el oficialismo adelantó que reactivará el proceso para discutir, redactar y proponer otro texto que, al igual que el propuesto, también será sometido a un plebiscito obligatorio.

"Existe consenso con relación a que la Constitución de 1980 no va más y que pasaríamos a otra que es el resultado de un proceso democrático, que también tiene ámbitos avanzados por el establecimiento de derechos sociales, políticos y económicos", declaró a la agencia de noticias AFP Cecilia Osorio, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.

Por lo pronto, y ante la incertidumbre sobre el resultado del plebiscito, las dos principales coaliciones gobernantes -Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático- y un sector de la oposición se mostraron proclives a iniciar durante la misma noche de hoy el trazado de distintas "hojas de ruta", sea cual sea el veredicto de la ciudadanía.

De ganar el “Apruebo”, la nueva Constitución se pondrá en vigencia dentro de 10 días, según una de las 57 cláusulas transitorias acordadas por los convencionales para implementarla, mientras que todo el plexo de los nuevos derechos y normas quedará sujeto a la elaboración de leyes por parte el Congreso, proceso de implementación se extendería hasta octubre de 2028.
Conscientes de que el texto de ser aprobado puede ser reformado, los partidarios del "Apruebo" se han abierto a la posibilidad de "analizar" algunos cambios en el Congreso, una posición adoptada por el gobierno del presidente Gabriel Boric para sumar voluntades, en especial de los sectores que ven en el "Estado plurinacional” y “social de derechos" del texto propuesto el germen de la disolución del orden conservador y del tradicional centralismo político chileno.

Según Marisol Peña, del Centro de Justicia Constitucional de la Universidad del Desarrollo, el compromiso asumido por el oficialismo apunta "superar el rechazo” y crear “condiciones para una propuesta más viable y que interprete mejor a los chilenos" en cuestiones como la autonomía de los pueblos indígenas, la plurinacionalidad y la justicia indígena.

También con relación a la disolución del Senado. En este punto, que ha generado dudas y rechazo, la propuesta elimina el Senado y crea dos Cámaras con distintas funciones. Establece un Congreso de Diputados para la formación de leyes y una Cámara de las Regiones solo para aquellas cuestiones "de acuerdo regional", pero lejos de tener el peso que ha tenido hasta ahora el Senado.

Se trata de temas que los partidarios del Rechazo utilizan para proyectar la idea de que el texto redactado por la Convención Constitucional divide a los ciudadanos chilenos y los coloca en diferentes niveles ante la ley. “Está claro que el texto no es el que la mayor parte de los chilenos pedían. Pase lo que pase, hay consenso en que el proceso sigue. Si gana el Apruebo, vendrán las reformas; si gana el Rechazo, habrá otro proceso”, señala Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos.

Por lo pronto, si gana el Rechazo, el presidente Boric anunció que convocará a empezar desde "cero". Sería con la elección de una nueva Convención y la redacción completa de un nuevo texto. La propuesta, sin embargo, deberá pasar por el Congreso, donde oficialismo y oposición están equilibrados. Un camino complejo porque, según algunos analistas, ya no estarían dadas las condiciones sociales que hicieron popular la reforma. Tampoco las políticas, en la medida en que la dirigencia más conservadora no está dispuesta a considerar la posibilidad de un nuevo proceso.

Los grupos nucleados en torno al Rechazo sostienen en que están a favor de dejar atrás el orden constitucional pinochetista, pero argumentan que el actual texto “está mal hecho” y “ha sido escrito con rabia”. Se trata de sectores que han tenido una escasa representación en la Convención Constituyente y no han propuesto alternativa alguna. Con un mensaje ambiguo, los referentes del rechazo han llamado a apostar por "una nueva (Constitución) que nos una" bajo el lema "rechazar para reformar".

“Hay un sector importante de la derecha que quiere que el proceso acabe aquí y que va a hacer todo lo posible para que así sea”, señala Claudia Heiss, de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad de Chile. Su lectura recuerda que “han tenido un comportamiento que nos induce a pensar eso”. Heiss puntualiza que en 1989, cuando se negociaron las reformas constitucionales que dieron inicio a la transición, “hubo un compromiso de palabra de la derecha, principalmente de eliminar a los senadores designados, y eso no ocurrió hasta 2005”.

En lo inmediato, el panorama político que se abre desde mañana es complejo. Los partidarios del rechazo afirmaron que avanzarán con una serie de enmiendas a la actual Carta Magna pinochetista. Para ello, impulsaron en el Congreso una ley que rebaja el quorum para poder modificarla.

"Tomaron muchos temas del proyecto sometido a plebiscito, pero lo que han propuesto es un listado de intenciones que no queda claro cómo lo van a articular. Además, en su trayectoria histórica, la derecha no ha estado disponible para reformar la Constitución", manifestó Osorio.
 

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