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Quiénes son los Urutokers, la nueva generación de influencers uruguayos

Ni youtubers ni instagramers: ahora los referentes de las redes sociales están en Tik Tok. ¿Cómo funciona la aplicación y qué tanta llegada tiene entre los jóvenes uruguayos?
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02 de noviembre de 2019 a las 05:01

Hace más o menos dos años eran completos desconocidos. Ninguno se veía a sí mismo con miles y miles de seguidores, con decenas de mensajes de apoyo y admiración, con encuentros masivos entre los fanáticos en las calles de Montevideo.

Veían que a otros les pasaba. Eran muy pocos. Los entrevistaban en televisión, hacían videos virales en YouTube y les ofrecían contratos tentadores que empezaban a engrosar las cajas de ahorro. Era un sueño reservado, ajeno.

Un día, hace no mucho, les toco a ellos. Apareció Tik Tok, una aplicación de videos que se volvió famosa en el boca a boca adolescente. Allí, lejos de la mirada y la incomprensión de los adultos, empezaron a crecer. Era algo solamente suyo.

Y sin que se lo esperaran la cosa se les fue de las manos.

“Esto es la nueva era”

Es martes y son pasadas las dos de la tarde. En el shopping solo hay turistas y algún escapado de la oficina que salió a hacer una compra rápida. En la cafetería a la entrada del centro comercial hay pocas personas. Algunas parejas charlando entre bebidas frías rebosantes de crema batida y un par de ejecutivos con el café a medio tomar que solo le prestan atención a lo que pasa en las pantallas de sus laptops.

En una de las mesas más grandes del local están algunos de ellos. Se hacen llamar Urutokers y son la nueva generación de influencers. Son jóvenes de entre 17 y 26 años que suben videos a la aplicación Tik Tok y reciben miles de visualizaciones, a veces incluso millones en varias partes del mundo. Son creadores de contenidos digitales, como los youtubers en YouTube y los instagramers en Instagram. Ellos la pegaron como tokers en Tik Tok.

Una niña pasa junto a su padre por la puerta de la cafetería y cuando los ve a través del vidrio, se mete corriendo. Los abraza, los saluda, les pide fotos. Para la pequeña, ese grupo de jóvenes son estrellas de rock. También lo son para el centenar de niños y niñas que fue a verlos el sábado 26 de octubre a la rambla de Buceo. A través de sus redes sociales, los Urutokers convocaron a sus seguidores a una “juntada”. Allí, a la altura del cartel de Montevideo, se rompe la matrix y quienes están de un lado y otro de la pantalla se encuentran. Hacen juegos, filman videos, se sacan fotos y alimentan el éter virtual. La mayoría de quienes consumen lo que pasa en Tik Tok tienen entre 6 y 15 años. La aplicación se consolidó entre el público joven en el último año con más de 500 millones de usuarios activos cada mes. Tik Tok, de propiedad china, cayó en la mitad de la guerra comercial entre la potencia asiática y Estados Unidos. Por eso el gobierno de Trump la monitorea con minucia y ya la multó en más de una oportunidad por recopilar ilegalmente datos de menores. 

Tik Tok funciona con base en tendencias. Los tokers, estos influencers de Tik Tok, se hacen famosos cuando se suben a la ola más viral de todas con un buen video. Las tendencias funcionan como los hashtags en Twitter, pero en formato de videos de 15 segundos. Esas tendencias las imponen quienes tienen mayor cantidad de seguidores. Por lo general son desafíos absurdos: lograr un paso de baile complicado o tirarse encima un balde de agua helada. Quien logra la versión más original o cómica o bizarra del asunto, saborea la vista desde la cima. 

En Uruguay los famosos en Tik Tok son más o menos diez jóvenes. Formaron un grupo, una especie de elenco. 

Pero para entender esa escena poco común de preadolescentes efervescentes gritando por sus ídolos en el discretísimo Uruguay, hay que dar varios pasos para atrás. Durante décadas, los referentes de los primeros años de la juventud generalmente vinieron de afuera. Los medios locales tuvieron contados espacios para la adolescencia, entonces como joven uruguayo había que buscar con quien sentirse identificado en otro lado, en Argentina por ejemplo. Los actores en las novelas de Cris Morena y de Pol-ka o los cantantes que salían de reality shows que luego lanzaban discos y hacían giras por la región era lo que se consumía en la prehistoria digital. Ellos ocupaban el corazón de los y las adolescentes.

Con la llegada de internet y las redes sociales la cosa se democratizó muchísimo más. Ya no fue necesario ganar el casting de una telenovela para saltar a la fama y volverse un referente. Ahora, con un celular y una cuenta gratis de YouTube, aquellos que querían pasar su mensaje o hacer su gracia podían hacerlo y capitalizar seguidores. Uruguay gestó algunos youtubers que alcanzaron cierto grado de popularidad entre los jóvenes y se transformaron en la voz de su generación.

YouTube dio paso a Instagram, que también corrió entre las generaciones más grandes, y luego llegó Tik Tok. 

“Esto es la nueva era”, dice Franco Viglione (17), uno de los integrantes más jóvenes de Urutokers. La especialidad de Franco son las transiciones, un efecto para saltar de un plano a otro dentro de un mismo video y que requiere técnica y herramientas de edición. El joven, que estudia en quinto de bachillerato en un liceo de Las Piedras, se consagró en el nicho Tik Tok luego de que una española con más de cuatro millones de seguidores recomendara su cuenta.

Franco empezó con la aplicación porque una amiga del liceo se la mencionó. Su primer video que se hizo viral fue uno de un desafío que estaba circulando dentro de Tik Tok que implicaba hacer unos movimientos en cámara lenta. Esos 2.000 primeros me gusta fueron determinantes para seguir avanzando. Porque sí, en la aplicación todo se trata de cuánta aceptación tenga lo que hacés. La cosa se puso seria la primera vez que una niña lo paró en calle para pedirle una selfi. Esta semana su número de seguidores superaba los 60 mil. 

Patricia Caruso (20) es una de las mujeres del grupo. Tiene una cuenta en Tik Tok junto a su hermano de 13. En las redes se hacen llamar The Caruso Brothers con más de 110 mil seguidores. Son de Salinas. Todo empezó con un video donde hacían una broma con un audio de la película Los increíbles 2. Patricia estudia en la Facultad de Arquitectura, pero le pone más energía a las redes que a la carrera. Cree que tarde o temprano va a terminar por volcarse al diseño web. Está segura que todavía hay mucha tela para cortar en sus redes sociales. 

Claudio Facelli (26) es el verdadero responsable de que Urutokers exista. Se hace llamar Claudinio en las redes y en Tik Tok está por llegar al medio millón de seguidores. Es uno de los influencers con más trayectoria en Uruguay. De hecho, una vez lo contactaron de Instagram para ofrecerle gratis una capacitación.

“Me gustaba esto de las redes, pero estaba solo en Uruguay entonces quise hacer algo. Busqué perfiles de chicos distintos y les escribí por redes sociales. Fui armando el grupo con el fin de impulsar Tik Tok dentro de Uruguay. Se fueron dando muchas cosas, se empezaron a acercar marcas. Entonces lo que empezó como un hobby pasó a primer plano en nuestras vidas”, cuenta Claudio.

Hace un año el joven dejó su trabajo como vendedor de ropa en una tienda. “Pasaba que los fans iban al local a sacarse fotos y se me estaba complicando”, explica. Y agrega: “Dije: ‘Voy a impulsarme y ver cómo puedo dedicarme a esto’. En mi casa mis viejos me querían matar. Me decían ‘sos un boludo de 25 años haciendo videítos, estás loco’. Entonces ahí iba yo con la explicación: ‘No, papá, los millennials somos así’. Ahora lo entendieron, se adaptaron y se unieron a todo esto”.

Claudia es la mamá de Franco. Dice que lo deja hacer todo esto mientras no venga con bajas en el liceo. Por ahora, ambos vienen cumpliendo su parte del trato. Al principio no entendía en qué se estaba metiendo su hijo, hasta le daba miedo. “Tik Tok le está dando siempre alegrías, ¿cómo no lo voy a acompañar?”, dice. Claudia asegura que toda la movida de los Urutokers es “sana y familiar”.

Las redes profesionales

Ser referentes para tantos niños y niñas en internet tiene sus reglas. No respetarlas se paga a un precio muy alto. Demasiado alto.

“Una captura de pantalla puede hundirte”, dice Claudio. “Cuando uno trabaja con menores todo el tiempo te escriben niños que te dicen ´te amo’. Lamentablemente este tipo de mensajes hay que responderlos de cierta forma. Si les digo ‘yo también te amo’ o algo así puede quedar mal visto”, agrega. Para cuidarse, todos los Urutokers se preocupan de hablar en plural (“yo también los amo”) y tratan de no involucrarse mucho en conversaciones con menores.

A su vez, todos se compraron un teléfono moderno y caro para mejorar la calidad de sus videos. “Antes no me fijaba en la luz o en cómo estaba vestido. Ahora me preparo más, tengo más materiales y logro un video de mejor calidad. Eso también te lleva a obtener más seguidores”, explica Franco.

“La gente ve solo 15 segundos de acción, pero detrás de eso hay, por lo menos, dos horas de trabajo. Pensamos la idea, escribimos el guion, grabamos, lo editamos, lo publicamos, revisamos estadísticas. Lo que en un canal de televisión o una agencia hacen 10 personas, acá lo hace todo una”, dice Claudio.

Eso, adelanta Patricia, puede llevarte a un millón de me gusta o a dos. Es difícil saber.

Los Urutokers coinciden al afirmar que Tik Tok es “muy rigurosa” con el tipo de contenidos que se comparten en la app y desmienten todo lo que salió publicado en prensa en el último año con notas que la acusan de ser insegura y perversa.

A Joaquín Fernández (22) –otro de los integrantes de Urutokers que hace videos de bailes y coreografías– le censuraron algunos videos solo por hacer alguna pirueta arriesgada o decir una mala palabra. A otro de los miembros del grupo la aplicación le bajó videos por manipular tijeras en cámara o cuchillos de plástico.  Por lo general, no tienen muchos inconvenientes o comentarios negativos. “Me hicieron más bullying en el liceo que a través de la aplicación”, arremete Claudio.

Para estos jóvenes la cosa recién empieza. Están armando un show musical para montar en un teatro, siguen en contacto con marcas para hacer alianzas comerciales y sueñan con un local con aires primermundistas en el que todos los que usen Tik Tok en Montevideo puedan ir a hacer sus videos e intercambiar.

En definitiva, que la experiencia trascienda los píxeles de la pantalla. 
 

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