Rocanrol de la actualidad

Previo al show de La Tabaré hoy en el Teatro de Verano, donde festejarán sus 30 años, Tabaré Rivero contestó las preguntas de El Observador sobre su trayectoria y la permanente influencia de su entorno: la actualidad uruguaya.

Que casi la mitad de mi vida estuve cantando, gritando, creando, actuando y que aunque pasó todo demasiado rápido, puedo sentirme muy agradecido a la vida.

Sí, sin duda. Cuando estrenamos La ópera de la mala leche era consciente de eso, que justamente no había espacios para tocar y que hacer tres funciones semanales durante toda una temporada y en uno de los teatros más importantes de nuestro país (el Teatro Circular), no solo nos facilitaba el espacio, sino que justamente nos acercaba a otro público, menos adolescente y más universitario. En cuanto al movimiento rockero de la mitad de los 1980, estaba muy diferenciado tanto por la edad, por las vivencias, por la música que venía escuchando. Por eso jamás me consideré de la "generación Graffiti". Si bien los aplaudí y compartí el escenario muchas veces con Los Traidores, Los Estómagos, Zero y otros, también era consciente que lo que ellos hacían no me representaba generacionalmente.

En 30 años, la banda ha ido acompañando a los cambios políticos y sociales que nos han afectado como individuos y como país. Y así hemos sabido también cambiar de opinión o sencillamente contradecirnos. El entorno siempre ha influido muchísimo, porque somos una banda que siempre estuvo muy atenta a que somos de acá y si hubo alguna evolución fue sin duda por las vivencias que trajo consigo cada uno de los músicos que pasó por La Tabaré. Algunos aportaron más que otros, pero todos juntos aportaron mucho.

El público masivo siempre va a preferir que se diga poca cosa o se caiga otra ven en el lugar común que todos quieren escuchar. No ser inofensivo es complicado y sobre todo en el rock nuestro país. Para una opinión distinta y libertaria siempre hay un poco de desconfianza y recelo. Pero ese no es un peso, sino todo lo contrario, es una ventana abierta que da aire y la posibilidad de, en todo caso, salir volando.

Sí, me considero un sobreviviente de la movida rockera de principios de los 1970, de la época de Opus Alfa, Psiglo, Génesis, Leo Antúnez, etc. Y de "la generación del silencio", que de silenciosa no tuvo nada. Eso sí pesa en mi mochila, el haber perdido toda mi juventud en la dictadura.

No, ese machismo ya desapareció, aunque sin duda todavía deben sobrevivir otros. Y canto con una mujer al lado porque me gusta. Porque llega a notas a las que yo no puedo y quisiera llegar. Porque me encanta y me alimenta la energía artística y la sensibilidad femenina.

Sinceramente, me gustan todos. Les puedo hacer muchas críticas, desde la forma en que están grabados a mi manera de cantar o de ser tocados, pero todos los hice desde el alma, los gesté con rabia y los parí con amor. Igual claro, estoy encantado con el último, Que revienten los artistas. Como cada disco es muy diferente al anterior, supongo que hay para todos los gustos. Pero si lo pienso mejor, me doy cuenta que hay mucha gente a la que nunca les va a gustar ninguno. Y me parece bien que así sea.