Gonzalo Souza fue el jinete ganador en la Marcha Funcional de este año, organizada por la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos del Uruguay (SCCCU), la número 50, por lo tanto "la Marcha de Oro", y se galardonó junto a Roseta Rumbeadora, una de las yeguas que conforman la caballada de la cabaña El Rumbo, de Gustavo Souza.
La Marcha de Oro fue especial para este dúo, no solo porque lograron subir al podio en el primer lugar después de haber recorrido 750 kilómetros en Salto, durante 15 días, con una marca de 65 horas, 45 minutos y 55,4 segundos, sino porque los acompañó el recuerdo de Gustavo Souza, padre de Gonzalo, dueño de la cabaña e impulsor de la raza en Paysandú, que por primera vez no estuvo en la marcha.
Roseta Rumbeadora, una yegua con sangre marchera, llegó bien a la marcha, comentó Gonzalo a El Observador. Se preparó en la estancia, corrió un par de años de enduro y por la suspensión de la Marcha Funcional de 2020 tuvo un poco más de tiempo para prepararse.
El jinete explicó que es una yegua muy deportiva, que se lanza muy bien y aguanta bien el galope, por lo que “en general es tremenda yegua”.
La madre de Roseta Rumbeadora ganó una marcha y su padre, Iracundo La Invernada, fue un caballo con sangre marchera definida, un animal “espectacular”, comentó Gonzalo.
La yegua ganó ahora la marcha en el departamento de Salto, al igual que años atrás lo hizo su tía, y tras el evento volvió a la estancia para formar parte de la manada, siguiendo la línea de trabajo de la cabaña, que no repite animales en las marchas.
Para Gonzalo, esta “fue una marcha difícil de hacer”, porque en la anterior ya habían cambiado algunos tiempos y eso se mantuvo, lo que hizo que esta fuera “la marcha más veloz”; la etapa libre se corrió muy rápido y la preparación y el cuidado de los animales se notó. Además, el clima no ayudó mucho a los jinetes, el cambio de temperatura pegó, los días de más calor se sintieron en lo alto de la marcha y “la tropilla lo sintió”, comentó, y agregó que más de 37 caballos no llegaron a la recta final.
“La competencia fue dura”, pero la comisión organizadora hizo un “trabajo tremendo” para que todos los participantes pudieran correr en óptimas condiciones, destacó.
Pese a lo difícil de la actividad, que se desarrolló en dos semanas, para este jinete, que corre desde 2001, “fue un orgullo imponente y una emoción enorme ganar, porque es la primera marcha que no nos acompaña nuestro padre que siempre ha estado ahí y fue propulsor de la raza. Por eso fue muy emotivo poder dedicarle el triunfo de esta que fue la marcha de oro”, según contó.
Para él, esta actividad ha sido como un legado familiar. La cabaña El Rumbo tiene más de 170 años criando la raza Criolla en Paysandú, su caballada es una de las más antiguas del país y su trabajo ha sido siempre familiar.
La actividad se ha pasado de generación en generación, su padre corría y luego él, que confesó le gusta muchísimo la marcha, siguió el mismo camino.
Gonzalo contó que esta es la marcha número 23 que corre la cabaña y la sexta en la que se destacan logrando el primer lugar. En todos esos años la cabaña ha tenido solo dos abandonos.
En las últimas dos marchas internacionales, en Gualeguay, Argentina, y en Yaguarón, Brasil, también sacaron el primer premio.
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