El Senado brasileño aprobó en la madrugada del miércoles someter a la presidenta
Dilma Rousseff a un juicio de destitución y dejó su mandato a una votación de terminar abruptamente y bajarle el telón a más de 13 años de la izquierda en el poder de
Brasil. El veredicto final se espera a fines de agosto y para declarar culpable a Rousseff se requieren dos tercios de los votos, cinco votos menos que los alcanzados por sus opositores en la votación del miércoles.
Mientras la atención de todo Brasil está puesta en los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, el Senado votó a favor de presentar cargos contra la suspendida presidenta Rousseff y someterla a juicio por violar las leyes de presupuesto, en un proceso de impugnación que paralizó a la política local desde enero.
Tras más de 15 horas de debate, los senadores dieron un fuerte respaldo al
impeachment de la primera mujer en presidir Brasil, suspendida desde el 12 de mayo acusada de haber violado la Constitución al autorizar gastos a espaldas del Congreso.
Los cargos, considerados "crímenes de responsabilidad" que son castigados con la pérdida de la presidencia, tuvieron 59 votos a favor y 21 en contra, un resultado holgado que preanuncia un escenario difícil para Rousseff, según confiaron senadores a la AFP.
Fueron cuatro votos más que cuando en mayo el proceso fue admitido para ser analizado y cinco más que la mayoría especial de dos tercios (54) necesarios para la destitución definitiva.
De ser hallada culpable, Rousseff sería alejada definitivamente de su cargo, y se confirmaría al presidente interino Michel Temer para el resto del período que cierra en 2018.
Las cartas sobre la mesa
Los opositores de Rousseff necesitaban el miércoles apenas una mayoría simple entre los 81 senadores para poder llevarla a juicio por manipular las cuentas públicas y autorizar gastos sin la aprobación del Congreso, lo que afirman que ayudó a su reelección en el 2014.
La votación del miércoles mostró que el movimiento por remover a Rousseff ganó fuerza en el Senado, que en mayo había votado por 55-22 para continuar el proceso de impugnación iniciado en diciembre por la Cámara baja. También pareció sellar el destino de la presidenta suspendida, que perdió terreno clave en lugar de conseguir el apoyo de senadores indecisos.
Eso fortalecerá la posición de Temer mientras lucha por mostrar su legitimidad y estabilizar a la política de Brasil.