La falta de competencia a nivel de fechas FIFA debido a la pandemia mundial por coronvirus, fue uno de los motivos por los cuales el Maestro Tabárez, antes de los partidos por Eliminatorias para Catar 2022 contra Paraguay y Venezuela, sostuvo que iban a ser una gran complicación para la selección uruguaya.
Y más allá del juego lento, anunciado, sin ideas que mostró Uruguay en esos dos partidos y que volvió a sufrirlo ante Argentina en su debut de este viernes en la Copa América, el razonamiento del entrenador le está dando la razón.
Si bien se puede decir que equivocó los planteamientos tácticos –sobre todo por las Eliminatorias–. sus jugadores, quienes se conocen de memoria, no se encuentran en la cancha como ocurría normalmente antes de la pandemia.
Sin dudas que a las demás selecciones le sucede lo mismo, pero muchas de ellas, lo disimulan mejor.
Brasil está por ahora en otra galaxia, mostrándose muy superior a sus rivales, sin importar la trascendencia de los mismos.
Pero este Uruguay del Maestro Tabárez, de a poco recurre a los futbolistas del medio local.
En los tres compromisos antedichos, el Maestro apostó por jugadores que militan en el fútbol uruguayo, por un lado convencido de que pueden dar una gran mano, y por otro, porque las grandes figuras que llegaron desde Europa, siguen sin mostrar prácticamente nada.
Muchos de estos futbolistas llegan extenuados luego de una temporada tremenda, pero, al igual que en el concepto anterior, eso también le sucede a otros combinados en esta Copa. No se puede utilizar como excusa.
Está muy claro que Tabárez hoy no encuentra las soluciones en los futbolistas que llegaron desde el exterior y por eso buscó opciones con tres jugadores del medio local.
Este viernes debutó en la selección mayor Brian Ocampo, de un enorme presente en Nacional.
Contra Paraguay, en el Centenario, lo había hecho Facundo Torres, otro juvenil con un gran futuro y también presente, en su caso, en Peñarol.
Claro que la trascendencia del debut de Torres contra los paraguayos, no se volvió a repetir.
Ocampo comenzó muy bien ante Argentina, pero era un clásico y un partido muy difícil, contra adversarios muy bien parados en el fondo y que no lo dejaron maniobrar a plenitud como él puede en el medio local.
Trató de meter un poco de dinámica en un encuentro en el que nuevamente a Uruguay no le salió nada y en el cual batió un récord en la era del Maestro Tabárez al alcanzar 378 minutos, algo que sigue en deuda pese al retorno de Edinson Cavani. El balón no le llegó ni a él ni a Luis Suárez y en eso tuvieron que ver los volantes quienes no ayudaron para que eso sucediera. Claro que Uruguay tampoco desbordó por las bandas, algo que es obligación en el fútbol moderno. Solo hubo un centro de Matías Viña en el complemento en el que Cavani no llegó a cabecear y Suárez se pasó en la carrera. Nada más.
El otro de los futbolistas del fútbol local a los que apostó una vez más Tabárez, fue a Giovanni González, quien no estuvo bien acompañado por Federico Valverde en la primera parte, quien en el complemento pasó a jugar a la izquierda.
Uruguay volvió a mostrar carencia de gestación de juego, algo que ya es alarmante y se viene repitiendo en sus tres últimos partidos. Nicolás De la Cruz no mostró el juego esperado y siempre fue bien marcado por sus rivales, sin poder desnivelar ni mostrar la velocidad que lo caracteriza en River Plate de Argentina.
Así se vio otra actuación insípida de los celestes y el Maestro no recupera la memoria del equipo.
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