Las agendas educativas que parecen esbozarse para la era pospandémica en diversidad de regiones y contextos, ponen un mayor hincapié en la necesidad y perentoriedad de transformar la educación y los sistemas educativos más que en ajustar o reformar lo existente. La sola mejora de la situación actual como norte de referencia de la acción pública, aun cuando parezca loable y razonable, no parece ser suficiente como para responder a la naturaleza e implicancias de desafíos planetarios que enfrentamos como humanidad para lograr cimentar sociedades sostenibles que ilusionen y comprometan con un futuro mejor.
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