El suicidio avisa. El Ministerio de Salud Pública realizó un estudio sobre la primera causa de muerte entre los adolescentes, la autoeliminación, y demostró que, entre quienes se quitaron la vida, sus historias clínicas, sus diagnósticos previos, sus vínculos familiares y de amistades, y su consumo daban señales del final fatal.
El problema es que esas señales no siempre están escritas para ser leídas o, por el contrario, no siempre se saben leer a tiempo. Porque de los 149 adolescentes que se suicidaron en cuatro años, la cartera solo tuvo acceso a 54 historias clínicas para su análisis. De ellas, menos de la mitad tenía información sobre si se indicó tratamiento o no de salud mental. Y muchas menos aún daban cuenta de ideación suicida.
Por eso el estudio Suicidio en adolescentes en Uruguay: un análisis desde el sistema de salud pide la capacitación de los médicos, no solo de los psiquiatras, para anticipar esas señales que están dando los y las jóvenes.
Y valga el lenguaje inclusivo en este caso. Porque la investigación revela que cada vez más el comportamiento de las adolescentes se parece al de sus pares varones. Antes de los 15 años, de hecho, concretan el suicidio casi la misma cantidad de niñas que de niños. Acorde se avanza en la edad, empieza a masculinizarse la concreción (no así los intentos de autoeliminación).
Es una tendencia reciente que también se observa en otros países. En España, por ejemplo, el Informe sobre la Evolución del suicidio en España en la población infantojuvenil (2000-2021), constató que “si en el resto de grupos de edad, tres de cada cuatro suicidios son consumados por hombres, entre los adolescentes la cifra está prácticamente al 50%”.
Las razones no están todavía del todo claras. Hubo un momento en que se sospechaba que el método con que intentaban quitarse la vida podía hacer la diferencia, dado que el hombre suele usar métodos más violentos. Ahora hay indicios de que los métodos no son tan distintos.
Tanto en varones como en mujeres, el método más utilizado para cometer suicidio fue el ahorcamiento (82%), seguido de lejos por el disparo de armas de fuego (10%). Y el lugar del deceso más frecuente fue el hogar (69%), frente a la vía pública (17,2%) y los centros de salud (17,11%).
Puede que en un momento había menos acceso de los varones a los controles de salud, y ahora ambos sexos se parecen más. Lo mismo con los roles de género…
Lo cierto es que este martes, en el día internacional sobre la salud mental, la ministra de Salud, Karina Rando, consideró "preocupante" la incidencia del suicidio adolescente en Uruguay, la que definió como un problema de salud pública que el país debe revertir en los próximos años.
En el mundo, el suicidio suele ser la tercera o cuarta causa de muerte en los jóvenes. En Uruguay es la primera. No solo eso, la tasa de suicidios en adolescentes triplica a la media mundial.
El estudio de Salud Pública, que contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, estima que “la pandemia por Covid-19 puede haber recrudecido los factores de riesgo de suicidio debido, entre otros, al aumento de los trastornos por consumo de alcohol y otras sustancias, ansiedad, depresión, violencia y sensaciones de pérdida".
En 15 historias clínicas con información de la familia se brinda información sobre el tipo de vínculos intrafamiliares. En 12 (80%) de los casos los vínculos familiares pueden considerarse disfuncionales (violencia, abandono, fuerte conflicto familiar, etc.).
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