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Todos salpicados: los partidos políticos enfrentaron un año para el olvido

Blancos, colorados y frenteamplistas transitaron el 2017 acosados por denuncias de corrupción y líos internos
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15 de diciembre de 2017 a las 19:30
El tiempo es un elemento continuo, sin principio ni fin, al que no le va ni le viene el calendario gregoriano. Lo bueno no se termina el 31 de diciembre ni lo malo se soluciona con la vuelta de hoja de un almanaque. Por tanto, cuando en pocos días llegue el 1° de enero de 2018, los partidos tendrán que seguir cargando la pesada mochila de problemas recolectados en este 2017 que se termina, un año para el olvido en la vida de las colectividades políticas más importantes del país.

Acusaciones de corrupción, investigaciones judiciales, peleas internas y problemas de liderazgo acosaron en todo o en parte a blancos, colorados y frenteamplistas. Fue el año en el que la Junta Anticorrupción (Jutep) pasó del casi anonimato a tener un rol protagónico juzgando la conducta de los políticos, y en el que los partidos tuvieron que poner a trabajar a sus tribunales de ética.

El Frente Amplio, desde hace más de 12 años en el poder y por tanto más expuesto que el resto de los partidos, padeció en 2017 la renuncia forzada del vicepresidente Raúl Sendic luego de que se supiera que se excedió con los gastos de la tarjeta corporativa de ANCAP cuando estuvo a la cabeza del ente.

Sendic se bajó del cargo después de que el Tribunal de Conducta del FA considerara inadmisible su comportamiento y en medio de acusaciones cruzadas en la interna del partido de gobierno entre quienes cuestionaban duramente al jerarca ahora caído en desgracia y quienes se mostraban más piadosos.

En 2018 seguirá abierta la causa judicial sobre Sendic por su gestión en ANCAP e igual de abiertas estarán las heridas que el enfrentamiento interno dejó entre algunos sectores del oficialismo, particularmente entre el Frente Líber Seregni (FLS) y la Lista 711.
El ministro de Economía, Danilo Astori, ya sabe que en los simpatizantes de Sendic tendrá a evidentes adversarios si decide ser precandidato presidencial en 2019.

Lo bueno no se termina el 31 de diciembre ni lo malo se soluciona con la vuelta de hoja de un almanaque. Por tanto, cuando en pocos días llegue el 1° de enero de 2018, los partidos tendrán que seguir cargando la pesada mochila de problemas recolectados en este 2017 que se termina, un año para el olvido en la vida de las colectividades políticas más importantes del país.
Astori fue protagonista principal en este diciembre de la penúltima crisis frenteamplista del año cuando se paró firme ante casi toda la izquierda para oponerse a la ley que solucionaba la jubilación de los denominados cincuentones a un costo de US$ 3.500 millones de dólares para el Estado.
El asunto fue resuelto con un acuerdo que, como siempre sucede en estos casos, fue aprovechado por los dirigentes frenteamplistas para resaltar que, por encima de todo, está la unidad de la izquierda. Pero lo cierto es que la negociación fue muy dificultosa, hubo amagues de renuncia de Astori y su propio sector reconoció que la coalición atraviesa una "etapa crítica".

No habiendo salido de una, la izquierda ya se está metiendo en otra por estas horas ya que el diputado de la Liga Federal Darío Pérez amenaza con rebelarse contra el impuesto a las jubilaciones militares más altas, lo que echaría por tierra el afán oficialista de obtener algún dinero de los bolsillos castrenses.

Para cerrar el año, la que fuera la primera senadora transexual de la historia del país, Michelle Suárez, fue forzada a renunciar al Partido Comunista luego de que la Justicia determinara que, como abogada, falsificó firmas para sacarle a un hombre la patria potestad sobre su hijo.

Olor a nafta
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A los blancos no les fue tan mal, pero también pasaron por varios momentos complicados en el año que se va. Por ejemplo, los hechos que involucraron al intendente nacionalista de Soriano, Agustín Bascou, no solo salpicaron al funcionario aludido sino que revelaron que la relación entre los líderes Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga no atraviesa su mejor momento.

Cuando los blancos estaban aprovechando el flanco que había dejado el Frente Amplio en asuntos éticos, se supo que Bascou –afín a Larrañaga- había comprado combustible para la intendencia a estaciones de servicio de su propiedad.
. Astori fue protagonista principal en este diciembre de la penúltima crisis frenteamplista del año cuando se paró firme ante casi toda la izquierda para oponerse a la ley que solucionaba la jubilación de los denominados cincuentones a un costo de US$ 3.500 millones de dólares para el Estado.

Ante la moderada euforia de los frenteamplistas, que aprovecharon para mentar aquello de la viga en el ojo ajeno, Lacalle Pou y Larrañaga se trenzaron en declaraciones públicas en las que el primero sugería la renuncia del jerarca cuestionado y el segundo sostenía que no era para tanto. La Comisión de Ética nacionalista le aplicó un apercibimiento al jefe comunal, Lacalle Pou consideró que la sanción resultaba muy leve y Larrañaga se enojó. "¿Para qué tenemos la comisión de ética? ¿si nos sirve lo acatamos y si no nos sirve decimos que estuvo mal?", preguntó.

La que zanjó el asunto fue la Junta Anticorrupción (Jutep) que entendió que Bascou violó varias de las normas que marcan límites a la función pública –casi lo mismo había fallado sobre el proceder de Sendic– y que se había beneficiado económicamente.

Lo bueno no se termina el 31 de diciembre ni lo malo se soluciona con la vuelta de hoja de un almanaque. Por tanto, cuando en pocos días llegue el 1° de enero de 2018, los partidos tendrán que seguir cargando la pesada mochila de problemas recolectados en este 2017 que se termina, un año para el olvido en la vida de las colectividades políticas más importantes del país.
Entonces, Larrañaga reconoció que la cosa era más grave de lo que pensaba, Bascou abandonó el sector que lidera y el caso –luego de una presión por parte del grupo de Lacalle Pou– fue retomado por la Comisión de Ética que se apresta a dar un nuevo veredicto. En 2017 ese organismo también apercibió al diputado Wilson Ezquerra quien, borracho, atropelló con su auto y lastimó a una señora.

Por si esto fuera poco, el intendente de San José, José Luis Falero –afín a Lacalle Pou– echó del gabinete a los integrantes del larrañaguismo debido a que los ediles del sector negaron los votos necesarios para aprobar un préstamo del Banco República. Estos y otros asuntos pesarán en la relación de Lacalle Pou y Larrañaga en el año que está a punto de comenzar.
Pero, a modo de epílogo, la senadora Verónica Alonso –quien propone una tercera via en el Partido Nacional– no se quedó afuera de la lista de los golpeados por el 2017 y fue condenada por la Justicia a pagarle US$ 30 mil dólares a una imprenta por deudas de campaña.

Adiós a Pedro
Pedro
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Para el Partido Colorado, los pesares del 2017 comenzaron recién arrancado el año cuando el el diputado suplente Francisco Sanabria se fugó del país tras la quiebra del Cambio Nelson que regenteaba.
Francisco es hijo del ya fallecido Wilson Sanabria, un exsenador que fue hombre fuerte en el Partido Colorado y financió a varios de sus sectores en pasadas campañas electorales.

El Comité de Ética colorado recomendó expeditivamente la expulsión del dirigente y las autoridades atendieron la sugerencia. Sanabria fue condenado por la Justicia por reiterados delitos de libramiento de cheques sin fondos, un delito continuado de apropiación indebida y otro de falsificación ideológica.
Para el Partido Colorado, los pesares del 2017 comenzaron recién arrancado el año cuando el el diputado suplente Francisco Sanabria se fugó del país tras la quiebra del Cambio Nelson que regenteaba.

Semanas después el senador Pedro Bordaberry anunció que ya no volverá a ser candidato presidencial y dejó a buena parte de los colorados huérfanos de líder. Ese paso al costado le abrió el camino a dirigentes que esperaban su oportunidad, como el diputado Fernando Amado, quien este año lanzó su candidatura aunque no es demasiado querido en amplios sectores del coloradismo.

"Es una de las peores personas que me tocó encontrarme en la política", dijo Bordaberry. La propia Convención colorada reprobó la decisión de Amado de darle su voto al Frente Amplio para aprobar un artículo de la Rendición de Cuentas que le da postestades al Estado para diferir el pago de los juicios perdidos.

Así terminan el 2017 los tres partidos mayoritarios: salpicados por cuestiones poco éticas y con la fraternidad interna deteriorada, por decir poco.

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