Tom Hanks y las máquinas de escribir

Cuando una persona, por su actividad o profesión es muy conocida, los espectadores -por no mencionar a la difusa opinión pública- suelen hacerse la idea de cómo será ese artista o dirigente o rostro muy presente en los medios de comunicación, en su vida cotidiana. Muchas veces, sobre la base de falsedades y mentiras, se crean las leyendas urbanas, que se abonan cotidianamente y más aún con las redes sociales. Pero también, la llamada prensa rosa, los programas de chimentos, hacen lo suyo y nos muestran a lo que se llama la farándula, de frente, alto y de perfil. “Hasta de canto”, como decía mi abuelo. Muchas celebridades, desde las más importantes hasta algunas más devaluadas, sin embargo son muy celosos de su vida personal y poco se sabe de otra cosa que no sea su metié.

Algo así es lo que se podría decir de uno de los actores más prestigiosos de Hollywood, uno de los más requeridos y populares, con una filmografía extensa, cargada de películas de diferentes niveles, pero que ha sido referente de muchos directores. Me refiero al norteamericano Tom Hanks (1956), ganador de dos premios Oscar consecutivos por sus interpretaciones en Philadelphia (1993) y Forrest Gump (1994). Al verlo en mil y un películas, creemos saber mucho, todo o casi todo de él, sin embargo, a fines del año pasado sorprendió al ambiente literario presentando su primer libro de narrativa.  Se trata de un libro de cuentos, que en su edición española se titula Tipos singulares. (Uncommon Type: Some Stories).

Para el mundillo artístico la noticia sorprendió. El libro de cuentos de Tom Hanks fue elogiado. Las diecisiete historias que allí relata, son más que interesantes y no da la sensación de ser un primerizo. Los relatos estás muy bien narrados, estructurados. La traducción al español -una pieza clave en todo esto- hace que el relato sea fluido y dé la sensación de que estamos junto a alguien que nos cuenta. En muchos casos yendo y viniendo en la historia como quien se va acordando de datos. Puede parecer previsible, pero diría que muchos de los cuentos de este libro, son muy cinematográficos. Tom Hanks ha crecido artísticamente leyendo guiones de cine, historias para ser mostradas y ese hábito parece haberlo adquirido en forma casi natural. Perfectamente más de un relato podría ser filmado. Uno, por ejemplo, transcurre en la Segunda Guerra Mundial, donde parece que Hanks, en lugar de escribir, coloca una cámara y el lector es un espectador de cine.

El título del libro es una construcción que admite varias lecturas. Porque los “tipos singulares”, o poco comunes como sería la traducción literal,  a los cuales hace referencia, no necesariamente tiene que ver con una alusión a personas particulares, (tipos-personas), que se ajustaría prefecto para los personajes que conviven en cada uno de los cuentos. Los “tipos” a los que pretende aludir el autor, en ese doble juego, tiene que ver con la tipografía de las máquinas de escribir. En cada uno de los cuentos, sin excepción, aparece una máquina de escribir, como parte del relato. Con más o menos protagonismo, pero ese objeto, que hoy, para las nuevas generaciones puede parecer pieza de museo, en los relatos de Tom Hanks, están omnipresentes.

Y aquí viene el dato no tan conocido, de la vida cotidiana del famoso actor: es fanático y colecciona máquinas de escribir. Según el comunicado de la editorial Alfred A.Knopf, Uncommon Type: Some Stories, el libro es el resultado de un trabajo que realizó en paralelo a los quehaceres de su profesión en el cine: “Mientras hacía películas en Nueva York, Berlín, Budapest y Atalanta, escribí­ en los hoteles, durante las giras de prensa. Escribí­ en mis vacaciones, en aviones, en casa, y en la oficina”.

Según ha contado, por 1978, Hanks llevó su máquina de escribir, que era con carcaza plástica,  a un restaurador de Cleveland que se negó a repararla y la calificó de "un juguete sin valor". El experto le mostró los estantes que tenía en el comercio repletos de máquinas de acero, grandes, objetos realmente fuertes y valiosos. En ese momento, impactado por la explicación del restaurador, el actor logró convencerlo que le vendiera una de esas máquinas, una Hermes 2000: que fue la primera de una colección de más de un centenar que tiene hoy. A partir de allí, comenzó su obsesión y su cacería de máquinas, raras, antiguas, modernas, de grandes marcas y hasta las desconocidas. En su colección se encuentra la Underwood que perteneció a su padre, una Olympia Modelo SM8, otra Royal "Apollo 10", una LC Smith Corona que lleva a todas partes, una IBM Selectric I, y la Hermes 3000 (una actualización de su primera compra). Incluso, confesó, ha tenido que que vender máquinas por falta de espacio.

"Quieres tener la certeza de que tu carta/nota/recibo/discurso o examen/informe del colegio se conservarán, probablemente, durante mucho tiempo, quizás para siempre. Es un hecho: nadie tira algo mecanografiado a la basura después de leerlo una vez. ¿Un correo electrónico? Borro la mayoría antes de ver la firma electrónica".” escribió Hanks en una columna donde defendía escribir a máquina.

Cada uno de los cuentos de este delicioso libro, se abre con una foto de cada máquina de escribir. Para que todo quede claro, como escrito a máquina, con la cinta nuevita. El libro en español, editado en España, que no lo he visto en las librerías uruguayas, es una preciosa edición de Editorial Roca.

Esta nota fue originalmente publicada en el blog Delicatessen