Jerusalén es la capital de Israel, esa es la realidad", estas simples palabras, pronunciadas por el presidente estadounidense
Donald Trump desde un estrado de la Casa Blanca, mientras miraba directo a las cámaras de televisión que lo filmaban, desataron una ola de reacciones desde filas de casi todos los gobiernos del mundo.
"Los viejos desafíos precisan un nuevo enfoque", fue la razón esgrimida por Trump ante tal movimiento, que también implicó la oficialización del inminente traslado de la embajada estadounidense en Israel desde Tel Aviv hacia Jerusalén.
De nada sirvieron las advertencias diplomáticas sobre lo poco oportuna de la decisión. Trump simplemente hizo lo que se le antojó, como le es de costumbre.
Y a pesar de que luego de esto, el mandatario también manifestó que el anuncio –y la firma del memorando para el traslado de su sede diplomática– no significa un abandono de los diálogos de paz, mantuvo su apoyo a la solución de los dos Estados y llamó a "un nuevo enfoque" sobre el
conflicto israelí-palestino; todo esto parece una utopía, no solo por el actual statu quo sino por las reacciones posteriores al anuncio.
Reacciones
La voz del la ONU, o mejor dicho de su secretario general, el portugués Antonio Guterres no tardó en sonar: "El estatus de Jerusalén debe ser decidido por una negociación directa entre israelíes y palestinos", dijo. Más tarde ocho países, incluido Uruguay, pidieron una reunión urgente del
Consejo de Seguridad.
El escándalo fue aun mayor en Medio Oriente, en donde representantes palestinos y jordanos de la Liga Árabe solicitaron una reunión de urgencia. El presidente palestino, Mahmud Abas, afirmó que Estados Unidos perdió su papel histórico de mediador de la paz entre palestinos e israelíes.
"Mediante estas decisiones lamentables, Estados Unidos boicotea deliberadamente todos los esfuerzos de paz y proclama que abandona el papel de patrocinador del proceso de paz que ejerció en las últimas décadas", añadió.
Y el costado más radical del mundo musulmán lanzó su grito a aire y combatió las palabras temerarias de Trump con una retórica fuerte. "Trump abre las puertas del infierno", expresó en un comunicado el grupo yihadista radical Hamás, mientras que desde filas del Estado Islámico adeptos al grupo escribieron mensajes amenazantes en redes sociales y llegaron a difundir imágenes editadas que mostraban a Jerusalén invadida por su ejército.