Nacional > Religión
Umbandistas realizan un ritual para que llueva: hacen un "sacrificio" de 24 horas por siete días
Los umbandistas no van a hacer silencio ni por un minuto de las 24 horas de cada uno de los siete días que comenzaron este jueves con los rituales para que llueva ante la crisis del agua. Se turnan para que siempre suenen los tambores. Aunque quede solo uno. Si es de noche y la gente quiere dormir, se aíslan lo más posible y si no hay aislamiento suficiente, las gargantas toman la posta de la percusión.
El grupo Atabaque y la Institución Federada Afroumbandista (IFA) hicieron "un llamado a la gente afroumbandista de todo el Uruguay" y se unieron "varios templos", explica a El Observador la Mae Susana Andrade.
Una sequía afecta desde hace varios meses al país. Desde abril, la situación se agravó con descensos históricos en las reservas de agua dulce, principalmente en la represa Paso Severino. Entre otras medidas, las autoridades aprobaron subir el límite de salinidad en el agua de OSE. El accionar del gobierno despertó advertencias desde el mundo de la salud e interpelaciones desde el mundo de la política.
Los rituales umbandistas
Los rituales umbandistas por el agua empezaron este jueves en la playa "y van a durar siete días al menos", sostiene Andrade, exdiputada suplente frenteamplista y declarada Ciudadana Ilustre por la Intendencia de Montevideo.
"Se combinan varias tamboreras y tamboreros para que nunca deje de sonar el toque ritual y los cantos de alabanza y ruego a Orixás, Caboclos, Pretas y Pretos Velhos, Exus y Pombagiras". "Hay gente de candombe de diferentes cuerdas también".
La intención de los ruegos es "devolver en fe, la infinita energía que a cada segundo que respiramos nos regalan los dones naturales", sostiene Andrade. "Es procurar equilibrio en una naturaleza de la que abusamos".
"Ese es el sentido de cualquier ofrenda como esta de ruegos y cantos ininterrumpidos", continúa.
Los rituales no tienen público "para una mayor concentración y elevación astral".
Oraciones en varios templos
Como se trata de una convocatoria para todos los uruguayos umbandistas, además de la instancia en la playa, este jueves hubo oraciones en varios templos. Los umbandistas oran cantando.
En uno de los sitios invocaron a los Pretos Velhos: "espíritus de ancianos y ancianas africanas que trajeron a este continente con la esclavitud, la sabiduría de las creencias en las fuerzas de la naturaleza u Orixá".
Las personas "se reúnen en grupos o en la intimidad de su hogar...o dedican las sesiones que ya tenían planificadas a pedir a nuestra familia de Orixás para que se termine la sequía", sostiene la ciudadana ilustre.
"De pronto no sabemos y nos empiezan a mandar videitos como ese de gente cantando...", indica Andrade respecto a un video que compartió a El Observador.
"Una persona sola igual... prende una velita y canta y pide frente a su altar", expresa la mae. "El tema es que no se detengan los ruegos por siete dias en todo el país".
Siete días de tambores
Por siete días, los umbandistas están en una especie de "guardia" o "vigilia espiritual sintonizando el pedido".
La plegaria del tambor no puede parar. Así quede solo uno. "Ese será el sacrificio por llamarle de alguna manera. No es fácil sostener, es un compromiso religioso con la sociedad uruguaya que asumimos como afroumbandistas por la fe", explica Andrade, que integra el grupo Atabaque y la IFA.
La exdiputada señala que "todo esfuerzo es poco al lado de la crisis nacional". Pero "al menos no nos quedamos sin usar nuestros recursos energéticos".
En las horas de la noche el tamborileo "lo hacen en el mayor aislamiento posible para no interferir con el descanso". "Posiblemente en lugares donde no tengamos una debida aislación, el ruego se sostenga con cantos", dice Andrade.
Altares para Iemanjá, la dueñas de las grandes aguas
Para los umbandistas, Iemanjá es la "dueñas de las grandes aguas". El culto a la diosa se celebra cada 2 de febrero, pero ante la situación de sequía, se apela a este culto milenario.
"Iemanjá es la vida que nos ofrenda el agua... invocamos a ella y por la emergencia, a toda la familia de Orixás", dice la exdiputada.
"Es un culto milenario que vino en los barcos negreros durante la diáspora esclavista cuando fueron esclavizados pueblos africanos en las invasiones colonialistas, siglo XV en adelante; una cultura religiosa que se unió a las indígenas originarias en su veneración a la naturaleza", explica.
"El africano y el aborigen tribal, sabían que esa naturaleza era imprescindible para la vida y la supervivencia de las especies. Y se necesitaba cuidarla por eso mismo... Se le regalaban elementos naturales, cantos y rituales en agradecimiento", continúa.
"Una forma de creencia absolutamente vigente en medio del calentamiento global, efecto invernadero, y más causado por la misma gente, nosotros humanidad, que nos hemos alejado de la fuente... de la esencia de la vida".
