Julio Moreno entrenó a Gustavo Munúa en Séptima división y después integró su cuerpo técnico cuando el exgolero dirigió a Nacional en la temporada 2015/2016. Moreno preparó físicamente a Martín Ligüera en Novena, Octava, Séptima, Sexta y también en Primera división; ahora son compañeros de trabajo porque el exvolante es técnico de la Tercera tricolor. Entrenó a Luis Suárez, cuando integraba una de las mejores generaciones de juveniles de Nacional junto a Cauteruccio, Fornaroli, Caballero y Cardacio, al que ahora también lo tiene en Primera.
Es que 28 años es mucho tiempo y es lo que el preparador físico Julio Moreno lleva trabajando en Nacional de manera ininterrumpida. Un récord en el club. Llegó en febrero de 1991 por intermedio del profesor Horacio Guichón para trabajar en Octava y Séptima con el técnico Carol Nitzof. Fue su primera experiencia en el fútbol porque desde 1984 trabajaba con niños en el club Juventus.
Desde entonces hizo toda la escalera en formativas. “En esa época aprendí con los jugadores, ellos me enseñaban a mí y yo a ellos. Es una tarea de docencia y tuve la suerte de tener compañeros que me ayudaron mucho” recordó Moreno a Referí. Hizo carrera en el club junto a técnicos que no olvida: César Vega, Humberto Grondona, Gerardo Paniza, Luis González, Alejandro Garay, Gustavo Bueno. En 2011 Moreno estaba en Tercera junto a Pablo Rodríguez y a la vez colaboraba en el cuerpo técnico de Marcelo Gallardo en Primera. Desde entonces y salvo unos meses cuando dirigió Gustavo Díaz, se quedó junto al plantel principal de los tricolores.
“En la etapa de juveniles, más que ser un entrenador sos un educador. Lo aconsejás en la vida al chiquilín. Más allá que uno quiere que le vaya bien deportivamente, uno lo aconseja para el futuro. Les prestamos el oído y los aconsejamos, algunos te escuchan y otros no”, expresó el preparador físico. En cambio en Primera, “están los mayores que vienen de otros mercados, con una determinada trayectoria y a esos es entrenarlos; después están los chicos que recién salen de juveniles que como cada vez son más rápidos los procesos, uno tiene que enseñarles más cosas para que capitalicen, lleguen a Primera y se mantengan”.
A Luis Suárez lo entrenó en Séptima. “Luis era una cosa bárbara. Ya de chiquito marcaba la diferencia, nunca imaginé que iba a llegar tan rápido, prácticamente saltó de Quinta a Primera. Era una generación de una calidad de jugadores muy buena”.
Otra buena camada de futbolistas fue la de nacidos en 1990: “Jugaban Nicolas Pérez, Vampiro Torres, Coates, Abero, Calzada, Facundo Píriz, Morro García, Mauricio Pereyra. Casi todos llegaron”.
El Morro, “teniendo edad de Octava participaba en Séptima. Lo tuve en Séptima, en Quinta y Sub 16 con Gustavo Bueno. Ahí pegó el salto a Primera”.
Otro jugador que destaca de juveniles es a Alberto Silva, quien debutó con Hugo De León en 2004: “Era un exquisito. Un día trajo a un amigo a practicar que jugaba de lateral izquierdo, el mismo que jugaba él. Me dice, ‘mirá que juega mucho más que yo’ y le dije ‘pero cómo vas a traer a un jugador que juega en tu mismo puesto’. Eso te muestra la inocencia que tenía. Era un pibe buenísimo, malo para él".
En casi 30 años en el club, Moreno tiene muchos recuerdos de partidos clásicos, pero destaca tres que le quedaron grabados en la memoria. “Uno fue de Sexta división en el Parque, con una generación buenísima que integraban Ligüera y el Conejo Álvaro Giménez. Íbamos perdiendo 1-0 y empatamos en el minuto 89. Pasados cuatro minutos de la hora, el Conejo puso el 2-1; siempre le hacía goles a Peñarol. Había muchísima gente en el Parque y fue uno de los partidos más lindos en juveniles”.
El otro ocurrió en Los Céspedes: “En el año 95 los clásicos de juveniles se jugaban en Los Céspedes y tuvimos la suerte de ganarle 6-0 a Peñarol en Séptima división. Gerardo Paniza era el técnico. Jugaban Ligüera, Germán Domínguez, Peter Borges y muchos chicos que no llegaron, porque a veces se da que algunas generaciones que ganan mucho en las categorías más chicas, pero por diferentes motivos no todos llegan a Primera. En aquella época era más difícil porque no había tanta exportación como hoy”.
El último recuerdo clásico de Moreno es más cercano en el tiempo y fue en Primera, por el Apertura 2011: “Lo que jugó Gonzalo Bueno fue impresionante. Hizo el primer gol y después le hicieron el penal con el que el Chino Recoba metió el gol del triunfo 2-1 pasada la hora. Ese día jugaron Renato César por derecha y Bueno por izquierda, y tuvieron una actuación espectacular. Lo lindo de ese clásico es que se destacaron dos jugadores de la cantera que recién habían ascendido”.
Moreno es protagonista del cambio que ha tenido la preparación física en el fútbol, especialmente durante las épocas de pretemporada. “Cuando íbamos a la Turisferia, a las dunas durante 15 o 20 días, los jugadores me odiaban porque se llevaban palizas importantes. Después te lo agradecían porque el trabajo de pretemporada es la base para todo el año; con una buena base también hay menos chance de lesiones. Era lindo porque trabajar al aire libre es precioso y en la playa también, pero era sacrificado”.
Ahora los métodos son distintos: “Son otros tipos de trabajo, se hace todo en cancha, empiezan con pelota mucho antes. Se trabaja mucho con pelota y en gimnasio, que antes se utilizaba pero no tanto como ahora. Ahora todos los trabajos son en consonancia con el técnico. Cambiaron los métodos de trabajo, pero los objetivos son los mismos. Podés llegar a hacer un buen trabajo aeróbico trabajando mucho con pelota y antes hacías el mismo trabajo aeróbico corriendo por los parques. Antes era más tedioso”.
Su función actual en el cuerpo técnico de Álvaro Gutiérrez es la prevención y rehabilitación de lesiones: “Trabajo con todos los lesionados y con toda la parte preventiva y ayudo al profe de Primera en lo que me pida. Mi trabajo está íntimamente coordinado con Daniel Calimares que es el kinesiólogo y el cuerpo médico. Se trata de un trabajo delicado porque uno agarra al jugador en una disyuntiva total en muchos casos, con determinada preocupación de cómo va a quedar después de la lesión. Hay que trabajar mucho en la parte psíquica, conversar mucho y hacer una buena progresión, es preferible ir lento para ir rápido”.
Protagonista de casi tres décadas de la historia de Nacional, el sábado 4 de mayo Moreno recibió un homenaje de los dirigentes en el Parque Central, minutos antes del partido contra Progreso por el Apertura.
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