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Un enemigo muy chiquito pero poderoso tiene en jaque al ganadero y es un peligro para el país
Apenas estén dadas las condiciones para que se reanuden las actividades legislativas, suspendidas por el incremento de casos de covid-19, la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados se reunirá con el ministro Carlos María Uriarte y con los profesionales del área de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) para considerar, entre otros temas, uno de los que más preocupa a los ganaderos, especialmente en el norte del territorio nacional: la garrapata y la tristeza bovina.
Ello fue confirmado a El Observador por Rafael Menéndez, médico veterinario, ex presidente de la Asociación Rural de Tacuarembó y actualmente legislador –representante nacional por Cabildo Abierto–, quien ejerce la vicepresidencia de la citada comisión.
Desde Tacuarembó, mencionó que “el tema de la garrapata está cada vez más complicado, cada vez genera más pérdidas, cada vez tenemos menos herramientas y es algo perjudicial para el productor ganadero”, pero también dijo que si no hay una solución adecuada puede ser “un peligro para todo el país”, considerando las exigencias de inocuidad en los alimentos que desde los mercados se importan, aludiendo al eventual uso de soluciones con medicamentos no permitidos en el país y/o por esos mercados.
Menéndez precisó que si bien inquieta especialmente el tema garrapata, la preocupación considera también otras parasitosis, como las adversidades derivadas de los casos de brucelosis, “todos problemas sanitarios que están muy bravos acá en el norte”.
Respecto a la garrapata, “es algo realmente complicado”, señaló. Explicó que hay siete principios activos y que en seis de ellos se han constatado resistencias. “La batería de específicos nos está quedando muy acotada”, agregó.
Tras mencionar que ha sido “impresionante” cómo avanzó el problema de la garrapata sobre todo en departamentos ubicados al norte del Río Negro, mencionó que “el productor se ve desprotegido”, porque no sabe bien cómo manejar un tema que avanza con mucha fuerza, y que además “preocupa el tema de la tristeza bovina, del cual la garrapata es el vector”, dificultad generada por un parásito que ocasiona cada vez más casos de mortandad, dijo.
Menéndez entiende que las políticas sanitarias deberían poner el foco “no solo en la garrapata, que es un gran problema, sino sobre todo en aquellos campos en los que la tristeza bovina es un problema aún mayor que la garrapata”.
El profesional, tras admitir que hay costos muy elevados para el productor al tener que manejar inversiones en tratamientos con medicamentos, traslado de animales de una zona a otra y obviamente con mermas en rendimientos de animales enfermos y pérdidas totales en casos de muertes, aludió a datos estadísticos que mencionan pérdidas anuales en el orden de los US$ 45 millones a US$ 50 millones por estas dificultades sanitarias.
A propósito del escenario descripto, pidió “sincerarse” ante una realidad: “Hay productores fronterizos que apelan a otras combinaciones medicamentosas que no están aprobadas en Uruguay y eso nos parece muy peligroso por todo el tema de los residuos que puedan aparecer en las carnes que el país produce y exporta”.
Sobre la actitud de algunos productores que adquieren medicamentos en Brasil, opinó que “no le podemos echar la culpa a los productores, muchas veces en realidad no lo hacen por un mejor costo, a veces no tienen otra alternativa que comprar productos veterinarios en Brasil para hacer el tratamiento y evitar las muertes”, considerando lo ya mencionado sobre las resistencias de los parásitos a medicamentos que hay en plaza, habiéndose comprobado incluso “resistencias cruzadas”.
