El expresidente brasileño dijo que eso permitiría reducir la dependencia del dólar.

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¿Una moneda única para la región? Lula tiró una idea que se discutió para el Mercosur

El expresidente brasileño, quien lidera las encuestas de cara a las elecciones de octubre, dijo: "No tenemos que depender del dólar"
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02 de mayo de 2022 a las 17:57

Por Tomas Carrio/El Cronista-RIPE

Una vez más surge desde Brasil la idea de implementar una moneda única regional. Casi dos años después de que se instalara la versión de que los gobiernos de Jair Bolsonaro y Mauricio Macri estaban estudiando la posibilidad de avanzar hacia una moneda común entre ambos países —incluso se mencionó que se llamaría Peso-Real—, la propuesta vuelve a sobrevolar aunque con una particularidad: en esta oportunidad, su impulsor es nada menos que Luiz Inácio "Lula" da Silva.

El expresidente de Brasil y quien lidera las encuestas de cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán en octubre expuso el sábado la necesidad de crear una moneda común para Latinoamérica. "No tenemos que depender del dólar", apuntó.

La idea de una moneda única latinoamericana fue incluso abordada por dos economistas cercanos a Lula en un reciente artículo publicado en el diario Folha de San Paulo. Allí, Gabriel Galípolo, expresidente del Banco Fator y quien ha colaborado con el programa de gobierno de Lula, y Fernando Haddad, exalcalde de São Paulo y hoy candidato del PT a la gobernación estatal, defendieron la moneda única, en un modelo similar al del bloque europeo con el euro, como una forma de aumentar la integración regional y fortalecer la independencia monetaria de la región.

Pero la posibilidad de avanzar hacia una moneda común no parece estar encontrado eco por estas latitudes. Si bien hasta trascendió que se llamaría "Sur" y que, según el texto de Galípolo y Haddad "sería emitida por un banco central sudamericano" tras una capitalización inicial realizada por los países miembros, dentro del equipo económico del gobierno argentino le restan importancia a la cuestión.

"Es una definición más política que técnica", se excusan desde el Banco Central. "No hay nada, no hay una opinión sobre esa iniciativa", complementan desde el Ministerio de Economía.

El motivo de ello tal vez pueda encontrarse en que, según coinciden los economistas, es que la posibilidad parece hoy muy lejana teniendo en cuenta los múltiples desequilibrios económicos que deberían corregirse antes de avanzar hacia una moneda común regional. En off the record, los analistas descalifican la posibilidad y hasta marcan que es una propuesta que no podría aplicarse al menos hasta dentro de una década.

Para Joaquín Pastor, economista de la consultora P&L advisors, el proyecto "podría ser muy eficiente para las economías que integran el área monetaria común" pero alertó que para ello es necesario que se den ciertas condiciones que hoy están lejos de cumplirse.

Entre ellas, marcó que las economías integrantes deberían tener una estructura parecida, estar expuestas a los mismos drivers macro y que sufran los mismos shocks. Para que funcione bien, agregó, debería haber movilidad de factores productivos, especialmente el trabajo. También flexibilidad de precios y salarios y disciplina fiscal.

"Si todo funcionara alegremente y se cumplieran esas condiciones, a Argentina lo beneficiaría mucho. Sacrificás la política monetaria pero incrementas el comercio y la integración regional genera mejores instituciones", consideró.

Pese a ello Pastor recordó: "En Europa se tomaron muchos años para hacer converger las legislaciones y los esquemas cambiarios antes de lanzar el euro".

Similar diagnóstico hizo Adrián Yarde Buller, economista jefe de Facimex Valores. "Es una idea interesante para profundizar la integración regional y nuestra economía se beneficiaría claramente de una moneda que pueda funcionar mejor como unidad de cuenta, especialmente teniendo en cuenta que la inflación será mayor al 60% este año", analizó. Pese a ello, subrayó: "Se trata de medidas muy difíciles de revertir, por lo que este tal vez no sea el mejor momento para negociar algo así y haya que aguardar a tener una posición de mayor fortaleza relativa".

Francisco Ballester, director de MindY-economics, recordó que una moneda única en la región tendría beneficios —sobre todo en algunos países— pero también cuestiones negativas. "Para la Argentina el principal beneficio es que ´importaría´ del resto de la región la credibilidad que le falta. Sería una manera rápida de bajar la inflación", analizó.

No obstante, y en sintonía con sus colegas, apuntó: "En el mediano plazo, lo que cabe preguntarse es si los países de la región cumplen con las condiciones típicas que se necesitan para compartir la moneda: libre movilidad del empleo entre las distintas regiones y una autoridad fiscal supranacional que pueda compensar por las diferencias entre shocks que afecten a distintos países".

Y al respecto, expresó: "Estos dos últimos factores no existen. No hay una entidad fiscal superior y, por motivos culturales y de distancia —las distancias son mucho mayores acá que en Europa, por ejemplo—, creo que es difícil ver un gran incremento en la movilidad del trabajo".

Por último, Pastor sumó que en caso de que esta propuesta se ejecutase, "el problema es que después viene una crisis y si los países no se integraron totalmente la moneda común te limita mucho". Y recordó: "Esto fue parte de la discusión en la Unión Europea durante la crisis. Los griegos decían ´si pudiéramos devaluar estaríamos mejor´".

Una historia que se repite 

Ya en un paper escrito en 1999 Eduardo Levy-Yeyati y Federico Sturzenegger, quienes después tendrían sus respectivas experiencias en el Banco Central, se habían preguntado, a la luz de la experiencia europea, si una moneda común regional era un buen modelo para el Mercosur.

En dicho trabajo, lo economistas encontraron que en ese momento las condiciones previas para un área monetaria no estaban presentes en el Mercosur desde el punto de vista de la teoría tradicional del área monetaria óptima (OCA). Por otra parte, el texto concluía que, desde el punto de vista de la credibilidad, y a diferencia del modelo europeo se destacaba la falta de un país ancla en la región, por lo que sugiere la conveniencia de una unión monetaria que incluyera a EEUU.

 

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