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Uruguay advirtió que Mercosur va “camino a la extinción” y socios transmitieron “preocupación” por posible “ruptura”
“¿Venís en son de paz?”, le preguntó Francisco Bustillo a Santiago Cafiero ni bien lo saludó, entre risas, en la puerta del Edificio Mercosur. El argentino acababa de aterrizar en Montevideo cuando el canciller uruguayo aprovechó la buena relación que tienen para intentar saber el tono que tendrían los intercambios algunos minutos después.
Es que sin ser nombrada explícitamente por ninguno, la decisión del gobierno de Luis Lacalle Pou de negociar acuerdos comerciales de forma individual, se transformó en el centro de las disputas entre los cancilleres del Mercosur, a partir de comentarios elípticos que anticiparon, una vez más, lo que será el encuentro de este martes de los presidentes del bloque.
Bustillo aprovechó su posición de anfitrión para mostrar las cartas y dar un discurso “duro y firme” —en palabras de un diplomático cercano al canciller— acerca de cómo ve al Mercosur.
Dijo que Uruguay tenía una “visión crítica”, que el bloque se estaba “languideciendo” en “discusiones bizantinas” y por eso habían propuesto “sincerar y modernizar” la herramienta porque el “inmovilismo” los iba a condenar al “fracaso”.
El canciller, que leyó su discurso, se cuidó de no usar la palabra flexibilización y evitó mencionar el camino que Uruguay estaba recorriendo como forma de evitar un intercambio directo y que las discrepancias se circunscribieran a las diferentes visiones.
Cafiero tomó nota mientras Bustillo hablaba y retrucó señalando que le “preocupaban” las “decisiones unilaterales” por fuera del consenso, definido como la “regla de oro” del Mercosur.
Se refirió así, sin decirlo explícitamente, a las negociaciones que Uruguay mantiene con China y Turquía, y a la decisión de pedir la adhesión al Acuerdo Transpacífico (CPTPP).
El argentino dijo que las negociaciones bilaterales siempre fueron “fruto del consenso” por lo que a Uruguay le estaba faltando “correspondencia política”.
“Vemos con preocupación que se emprende un camino que parece ser unilateral, y que muy probablemente podría desembocar en una ruptura”, advirtió.
Tras sus palabras, Carlos França mencionó que Brasil estaba “preocupado” por las negociaciones individuales aunque aseguró que estaban “abiertos” a discutir “modalidades flexibles” en el Mercosur siempre que se respetaran los “principios fundacionales”, el Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto.
Pero así como Brasil y Argentina, Paraguay también expresó sus discrepancias con el camino elegido por Uruguay. El canciller guaraní Julio César Arriola pidió que los “textos fundacionales” siguieran siendo “el norte y la referencia”.
“El consenso es la regla y debemos respetarlo. Las decisiones unilaterales perjudican al bloque”, agregó y se despidió diciendo que “solo se va más rápido pero juntos se llega más lejos”.
Las palabras de los tres cancilleres eran esperadas por Uruguay, que evaluó que estuvieron dentro de los marcos previstos.
Pero lejos de amilanarse, Bustillo utilizó el cierre de la primera parte de la reunión para reivindicar la posición del gobierno. “Nadie quiere romper el Mercosur”, dijo y planteó que Uruguay no tomará acciones para alentar el “fin” del bloque pero debía hacerse algo porque sino iba camino a la “extinción”.
Algunas horas después, tras el almuerzo en el Club de Golf ofrecido por Bustillo, França bromeó que su compromiso con el Mercosur era tan grande que estaba participando de la reunión en lugar de estar mirando a Brasil jugar contra Corea del Sur por los octavos de final del mundial, lo que le valió el aplauso de todos.
En esa nueva ronda, el canciller uruguayo jugó su última carta del día y dijo que no perdía la esperanza de que los socios compartan el “anhelo e imperativo” de “bregar incansablemente por mejorar las condiciones de acceso de nuestros productos a los mercados globales” por lo que era “necesario encarar este déficit a través de una reflexión conjunta, realista y sincera, pero sobre todo, adoptando respuestas convincentes destinadas a modernizar y adaptar el funcionamiento del Mercosur a las nuevas realidades del comercio mundial y regional”.
Nuevas exigencias
El Mercosur y la Unión Europea aspiran a firmar durante el próximo semestre la adenda ambiental al acuerdo de libre comercio alcanzado.
La demora por esta firma fue mencionada por Cafiero, quien criticó que la Unión Europea se muestre “poco flexible” y con “nuevas exigencias” que responden a problemas internos que no habían sido planteados cuando se cerraron las negociaciones en 2019.
En su discurso, el canciller argentino también anunció que durante la Presidencia Pro Témpore le darán “prioridad” a las negociaciones donde el Mercosur no tiene presencia, en particular América Central y el Caribe.
Esta posición choca con las líneas que ha venido desarrollando el bloque, que está negociando con Canadá, Corea del Sur y Singapur.
