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El nuevo Uruguay: qué conclusiones quedan tras el 1-1 de la selección ante Japón
Uruguay jugó el partido que todos esperaban con un técnico alterno como Marcelo Broli. Ni más, ni menos. Después de solo cuatro días de trabajo con el plantel, no se podía esperar demasiado.
Enfrentó a un rival con futbolistas de gran despliegue físico y por momentos, fue superado debido, entre otras cosas, que, pese al cambio de horario radical para todos los jugadores celestes, y del cansancio que se estuvieron tratando de quitar de encima durante estos días, el entrenador se guardó dos cambios. Hizo cuatro de los seis posibles, y casi todos, muy cerca de final del encuentro. Ahí si se puede poner la mira crítica sobre el entrenador.
La presentación fue aceptable, casi lo que se esperaba de un amistoso de estas características.
Los celestes se pararon con un esquema 4-2-3-1, con Santiago Bueno debutando en la zaga central y por derecha, al revés de como lo hace en Girona en el que juega por izquierda.
Luego, dos volantes más retrasados, Matías Vecino y Manuel Ugarte, y tres hombres casi en línea.
Allí, Broli paró a los extremos Facundo Pellistri por derecha y Diego Rossi por izquierda, con un pistón como Federico Valverde entre ellos, y en ofensiva, solamente Maximiliano Gómez.
Federico Valverde tuvo mucha libertad para jugar en tres cuartos de cancha, más cercano al puesto en el que juega en Real Madrid. Con él, llegaron las descargas hacia los de arriba. No jugó tirado a las bandas y esperando la pelota, la fue a buscar. Esa fue una virtud del técnico Broli.
El hombre todoterreno de Real Madrid, además de ser el capitán del equipo, fue de la gran figura celeste.
Lo que más le costó a Uruguay fue ver el despliegue de sus laterales. Tanto Giovanni González por derecha, como Mathías Olivera por izquierda, se limitaron a marcar atrás, pero prácticamente no subieron por sus andariveles.
Ese es uno de los fuertes de Olivera y casi siempre lo ha demostrado en la selección y ni que hablar en Napoli, con el que lidera con luz la Serie A italiana.
Pero este viernes, el lateral no cumplió con la cuota de efectividad ofensiva y eso fue un hándicap que se le dio al rival.
La velocidad japonesa, esa que siempre le cuesta a Uruguay -como va a ocurrir seguramente el martes ante Corea del Sur, un rival muy parecido en lo táctico y dinámico- no pudo ser contrarrestada por los celestes, sobre todo, promediando el segundo tiempo.
El movimiento del banco japonés fue medular para eso, aprovechando el cansancio de algunos futbolistas uruguayos, ya que Broli demoró en hacer las variantes.
Pocas conclusiones se pueden tomar de este Uruguay en lo colectivo. Sí desde la parte individual en donde Federico Valverde por su clase -más allá de su gol-, Facundo Torres por su despliegue y juego, y el debutante Santiago Bueno, mostraron la mejor cara en un equipo celeste que jugó un encuentro aceptable, dadas las circunstancias antedichas por lo ocurrido con el técnico, que dirigió solo cuatro días al plantel y para el que todo es nuevo.
En materia ofensiva, a Uruguay le faltó mucho. Tuvo escasísimas jugadas de riesgo y pese a ello, como se indicó, estuvo a punto de ganar sobre el final con ese remate de Torres que se estrelló en el palo.
Broli hizo lo que estaba a su alcance en su primer partido y con muy pocas horas de trabajo, aunque, como se explicó, su gran debe fue demorar las variantes.
Cada vez parece más lejano que Diego Alonso vaya a ser el técnico de la selección uruguaya. Hubo un ofrecimiento de los Pumas de la UNAM de México, pero el DT quiere seguir esperando por la decisión de los dirigentes.
Esa es la gran meta que tendrán los neutrales de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) con Ignacio Alonso, su presidente, a la cabeza. La elección del entrenador para la celeste, no puede demorar mucho más.
