Vacaciones con filosofía con Ivan Jablonka

En el medio lo que hay es la interpretación que el autor realiza de su diario íntimo de la niñez, donde tiene anotadas las experiencias de las sucesivas vacaciones a bordo de una camioneta combi que realizó con su familia durante diez años, de 1980 a 1990, sobre todo por Europa y África, pero también por Estados Unidos.

Hay que decir que antes de llegar al tercer viaje el lector ya está bastante aburrido y con ganas de dejar un libro que parece repetirse de un paisaje espectacular a otro, de una noche estrellada a otra, de paramos aquí y allá, de comimos y nos bañamos en aquel río, de la subida al Etna, las ruinas griegas o el sol del sur de Italia.

Pero por suerte se trata de un texto que va de menos a más, y lo que parece una letanía de momentos felices se va convirtiendo poco a poco en un análisis personal y familiar profundo y revelador, donde quedan expuestas todas las aristas de una vida que parece ser idílica pero no lo es.

Todo eso ya le otorga al libro una dimensión extra que se agranda y expande cuando Jablonka se pone en modo profesor de historia y comienza a darle a todo el asunto un carácter más universal desde su experiencia como docente. Muy original es el pasaje donde analiza el desarrollo del turismo en Europa, donde la prosperidad de la posguerra y las nuevas leyes le permitieron a muchas familias tomarse unas vacaciones que parecían inalcanzables solo una década atrás.

Lo mismo sucede en el capítulo dedicado a la famosa camioneta alemana que les sirve de hogar durante las travesías, donde el autor se luce con datos de interés, pero lo utiliza también para empezar a hablar del otro tema que le importa, que es el holocausto judío y sus consecuencias posteriores.

Jablonka señala, como tantos, la tragedia de aquellos que sobrevivieron y están obligados a vivir por los que ya no están y da algunas cifras escalofriantes como los asesinatos de niños judíos por parte de los nazis. Pero también apunta que su padre no se conformaba con vivir por los muertos, sino que le inculcó que además había que ser feliz a como diera lugar.

De esa exigencia paterna surge la queja demoledora, la carta al padre que es en realidad este libro, el reproche, ya de adulto a adulto, de haberle encomendado una tarea tan vaga como difícil. Jablonka lo resume todo en una frase genial, donde censura pero al mismo tiempo se compadece: “Yo era el antidepresivo de mi padre”.

Un padre huérfano gracias a la barbarie de Auschwitz, criado primero por los servicios sociales y luego por una familia proletaria de sesgo comunista, que llegó sin embargo a convertirse en un eminente científico que con el dinero que ganaba se iba todos los años con su familia en una caravana heredada del movimiento hippie y el mayo francés. Un hombre con errores, pero también un ejemplo de resiliencia.

En camping-car es un libro raro, original, seguramente imperfecto. Pero vale la pena por la radiografía social que realiza, por la honestidad intelectual del autor y por el canto a la vida que en definitiva es.

Ficha:

En camping-car. De: Ivan Jablonka

Editorial Anagrama

181 páginas

Precio: $ 990